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En el fondo lo sabía, desde el principio.

En el fondo sabía que esto era lo que iba a pasar, lo que debía suceder. Y no le importa. Puede que sea hasta lo que buscaba, lo que de verdad estaba anhelando; ese extraño cosquilleo que no lo dejaba dormir en paz. Una extraña debilidad por un sueño suicida. Un deseo casi infantil.

No puede evitar pensar en todas las cosas que se va a perder; en no saber cómo acabará el final de la película. Al menos hasta el momento no ha estado mal. Tampoco puede evitar traer el recuerdo de su familia, de sus amigos, tantas vidas perdidas entre el fuego y la pólvora. Tal vez este siempre haya sido su destino, lo que tuvo que haber pasado hace diez años. No le importa que esto acabe así. Es extraño que en el último momento decida cerrar los ojos con fuerza.

Un disparo resuena como el trueno por toda la plaza.

Qué raro, no se siente nada. No hay dolor, ni frío, ni siquiera un ligero cosquilleo. Es curioso cuanto menos, porque sabe perfectamente que no es eso lo que debería pasar. No es la primera vez que una bala le atraviesa el cuerpo.

Cuando vuelve a abrir los ojos, descubre anonadado que no es él quien lo ha recibido, sino el brazo de Revenge, ahora escupiendo hileras de sangre mientras su dueño se retuerce de dolor. Su mente se paraliza por lo confuso de la situación, siendo su cuerpo el único que reacciona al instante, intentando echar a correr escalinatas abajo. Mas sus movimientos son reducidos, y uno de los guardias logra derribarlo de una violenta patada antes de que pueda escapar. Bueno, por intentarlo...

Charlie lo ha visto. Lo ha visto perfectamente; una bala que ha salido del gentío y que ha atravesado las puñeteras escalinatas, dando en el que sabe perfectamente que ha sido el blanco buscado. Y sólo conoce a alguien que sea capaz de algo así.

Intenta localizar a su padre entre el gentío, pero ante el estruendoso sonido todo el público se ha revuelto en pánico, y el caos ha sucumbido. El resto de los humanos se ven envueltos en una marea de la que les cuesta un inferno escapar. Charlie lo contempla horrorizado; no hay tiempo para esperar, él es el único que está en primera fila, en buena posición. Y Gerard aún está en peligro.

Suspira ampliamente, sosteniendo el revólver fijamente entre ambas manos, acercándose rápidamente hacia las escalinatas. Rezando para que nadie repare en él. Para que le dé tiempo. Venga, como hemos entrenado.

"¡A qué esperáis, idiotas!" Grita Revenge a sus guardias, recogiendo la pistola del suelo con la otra mano. El dolor que siente es insoportable, pero la ira que lo envuelve es más poderosa. "¡Acabad con esos humanos!"

Relaja los hombros.

"Pero... Es... ¡Es imposible diferenciarlos!" Espeta uno de los Ecos con expresión abrumada, señalando el gentío que se revuelve unos metros más abajo.

Estira los brazos, ponlos firmes.

"¡Me da igual! ¡Tienen que aprender la altura de las consecuencias!" Suelta, sujetando a Gerard de nuevo por el cabello. "¡Vamos, haced algo! ¡U os mataré a todos!"

Los guardias se miran entre sí, realmente confundidos. Sin saber qué hacer. Y sin previo aviso, ante la visión de poder acabar con el tirano, uno de ellos tira su arma al suelo, plantándole cara al dictador con toda la fiereza que sabe encontrar, dando incluso un pequeño paso al frente. Los otros enmudecen ante su osadía, pero no hacen nada para evitarla. Gerard, al verlo, suelta una sonora carcajada, recibiendo una patada en el estómago que lo derrumba sobre hacia delante. Pero aun con la cara sobre el suelo, sigue riendo.

Los ojos bien abiertos, sin presión.

"Se acabó, Revenge." Añade el guardia, hablando en nombre de todos. "Estamos hartos de tener que mancharnos las manos de sangre inocente por tu causa. Esta es la gota que colma el vaso."

Bienvenidos al Desfile NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora