(No sé vosotros, pero este dibujo es mi favorito :E)
***
"Y... ¿cómo va esto?""Lo único que tienes que hacer es sentarte y estarte lo más quieto posible." Asegura el hombre del puesto abriendo un tarro de lo que parece crema. O algo.
"... ¿Pica?"
"Probablemente." Dice, como si no fuera un problema. Al menos no el suyo. "Yo que tú no me rascaría, la pintura podría irse."
"Ah, genial. Estupendo." Gruñe Charlie con sarcasmo, recostándose sobre la silla mientras el chico comienza a esparcirle la crema hidratante –que está fría como el demonio- por toda la cara.
"Ya de paso que me aten una mano a la espalda, total..."
"Esto lo mejorará. Y aun así, dudo que sea el mayor de tus problemas..."
Y en eso sí que tiene algo de razón, pero eso no quita para que le parezca poco apropiado lanzarse al Desfile Negro arrancándose la piel por la picazón.
Prefiere no centrarse en ello, esperando que tarde lo menos posible en hacerle el maquillaje. Hasta que no se ha tomado el desayuno -lo cual ha sido una mala idea, por cierto- no ha empezado a ponerse nervioso de verdad. Y ahora le está dando un ataque de pánico que intenta ocultar lo mejor que puede. Tiene un cosquilleo en el estómago que es incapaz de acallar, náuseas, y sus pulmones a ratos hasta se olvidan de hacer su tarea. Como todo esto no pase rápido, va a ser su propio cuerpo y no Revenge quien acabe con él.
El chico que está atendiendo este puesto de maquillaje coge una paleta de pintura de colores terrosos, probando varios toques con su pincel antes de ponérselo a Charlie sobre la cara. La pintura tiene una textura cremosa; está húmeda, fresca, y desprende un olor curioso. Charlie mantiene la cabeza erguida, lo más quieta que puede con tal de hacerle el trabajo lo más sencillo posible. Intenta concentrarse en los movimientos que realiza el pincel, tratando de adivinar cuál será el resultado final, todo con tal de distraerse. De vez en cuando abre los párpados, echando fugaces vistazos al resto de la sala.
Nadie se hubiera imaginado ni por lo más mínimo que aquello es la preparación para una gran revuelta. Parece más bien una convención de cómics y amantes de los disfraces. Entran personas normales y corrientes, y al rato salen Ecos de todos los tamaños y colores. La verdad es que quien se haya encargado de todo esto ha hecho un trabajo más que fantástico recopilando todos los materiales y las ideas; hay desde prótesis hasta lentillas de colores, y eso es sólo el comienzo. Menos mal que se les ha ocurrido esperar un año más para prepararlo todo al detalle; ahora es imposible que los reconozcan.
Tras una media hora de toqueteos, el hombre parece acabar finalmente con el maquillaje. Charlie cree que ya es libre, pero entonces nota cómo le adhiere algo parecido a un alambre sobre la cara, por el lado izquierdo, y se lo enrosca por la pierna, sujeto al pantalón del uniforme. También manosea su pelo con gomina, laca y productos químicos que no se le irán en un mes. Después de lo que le ha parecido una eternidad, el chico se pone delante de su obra maestra, con una sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro.
"Bueno, ya estás. Date prisa, todavía hay mucho que hacer."
Charlie abre los ojos, incorporándose sobre la silla con algo de dolor muscular. Entonces sus ojos caen en el espejo que tiene justo delante; tarda un momento en reconocerse. Tiene trepando por el lado izquierdo de la cara una enredadera de hiedra tan bien pintada que parece de verdad, desapareciendo por la nuca, metiéndose en las raíces del pelo, alborotado y con hojas que brotan de su interior. Esa parte la tiene empapada en maquillaje de tonos verdosos que van desapareciendo a medida que se aproximan al otro lado de la cara. No se trata de un maquillaje demasiado complejo, pero está tan bien hecho que parece un Eco de pura cepa. Es una sensación extraña la que siente correr por sus entrañas, pero ahora no son los nervios. Sino algo similar a la empatía.
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Bienvenidos al Desfile Negro
Fiksi PenggemarTras años de oscuridad y pérdida, Charlie por fin se levanta con la expectativa de poder olvidar por un día la miseria en la que ahora se basa su existencia. Esa misma mañana va a asistir con su padre al célebre y mágico Desfile Negro, con la intenc...