Capitulo treinta y tres.

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Capítulo treinta y tres.

Él negó con su cabeza rápidamente para luego tomar un poco de chocolate caliente.

—Yo sólo recibía órdenes anónimas. —respondió— tenían a mi familia amenazada... tenía que hacerlo —respondió en un susurro.

—Tranquilo, superaremos esto... —me aventuré a decir— encontraremos a nuestro acosador.

Las cosas habían evolucionado de un momento a otro, ya no era sólo mi problema. Ya no era sólo mi temor, ahora compartía más que un hermoso sentimiento con Darren, ahora compartía un duelo, una lucha... debíamos unirnos y lograr resolver esta problemática que se esta presentando. Es una manera de fundirnos en uno sólo, es un camino para la superación personal y grupal de la cual aprenderemos muchas lecciones importante, las cuales ayudarán a fortalecer esta extraña relación que mantengo con él.

La noche pasó rápido entre películas, charlas y bromas, la verdad no le quería acosar con preguntas pero aún tenía muchas dudas. No entiendo como no lo vi antes, una persona como Darren no podría hacer todo eso. Aquello carecía de tiempo, paciencia y una mente malévola que mi compañero no poseía. Luego de un tiempo le ofrecí dormir aquí, ya era muy tarde.

—¿Puedo dormir contigo? —Sus ojos conectaron con los míos y me di cuenta lo mucho que extrañaba esa sensación así que asentí.













Lo primero que visualicé fue la brillante luz que inundaba mi habitación con ese aire de frescura que prometía un excelente día. Solté un pequeño bostezo y estrujé mis ojos para luego salir de cama a tomar un baño. Pero esperen, algo me lo impedía, un brazo que rodeaba mi cintura. Fue allí cuando todos los recuerdos llegaron a mi memoria, así que me voltee lentamente y me encontré con un apacible y descansado Darren que dormía plácidamente a mi lado. Su respiración era tranquila y sus pestañas acariciaban sus mejillas suavemente, era increíblemente hermoso ver un ser tan sencillo pero tan perfecto.

Sonreí.

Una sonrisa impulsiva, una sonrisa que demostraba lo efusiva que me sentía al encontrarlo a mi lado.

Acaricié su mejilla.

Una caricia sencilla pero llena de sentimientos positivos que emanaba de mi cuerpo.

Suspiré.

Un suspiro que expulsó las emociones encontradas que estaba experimentando, le quería, le quería mucho.

Poco a poco sus ojos se fueron abriendo y al verme sonrió, rápidamente noté que su sonrisa era proveniente del mismo nido de la mía. Volví a sonreír. Que mejor mañana que compartir sonrisas que hablan por si solas.

—Buenos días. —murmuro con una voz condenadamente ronca y agradable.

—Buenos días, dormilón. Vamos, ¡levántate! Que el día es prometedor

Así comenzó mi día.









El día pasó realmente lento, pues las ansias de verlo eran inmensas. Miraba impaciente mi reloj con la esperanza de que ya fuera hora de irme, y así era. Caminé efusiva hasta la salida de mi empleo y al llegar al exterior pude notar el cuerpo de Darren recostado de una moto.

—Hey, el dueño de esa moto se puede quejar, quítate de allí. —regañé.

—Hola, mi amor. Yo estoy bien ¿y tú? —se burló— no creo que allá necesidad de quejarme conmigo mismo. 

—Oh, ya veo. Ahora me invitarás a subir, sostendré tu cintura y ocultaré mi rostro en tu espalda. —aventuré graciosa.

—Eso es exactamente lo que quería que hicieras. —el río.

—Pues, ¿qué esperas? Sube ya. —sonreí animadamente por montarme, nunca me había montado en una.

El paseo fue divertido, mi cabello bailaba al son de el viento y mi abdomen me dolía de tanto reír. Mis manos no soltaban su cintura, y mis labios repartían pequeños besitos en su cuello de modo que este se erizaba, cosa que traía como resultado mariposas en mi estómago. Amaba tener esa sensación sobre él.

Nos detuvimos en una heladería y compramos un par de helados. Decidimos comerlos en frente, donde se hallaba un puente muy acogedor con una vista alucinante. Mi mirada vagaba en el horizonte, allá donde el cielo y el mar se unían. Donde se convertían en uno sólo. Creo que me distraje por unos minutos hasta que un frío intenso se posó en mi nariz. Darren me había embarrado de helado, lo mataré.

—Oye. —me quejé y le manché la mejilla izquierda. El soltó una risa y se volteó hacia la barandilla del puente.

—Taylor... —vaciló. Posé mi vida en él, demostrando toda mi atención— quería preguntarte algo.

—Adelante.

—Se que te perdí una vez, y no quiero volver a hacerlo. Te quiero, y te quiero para mi, así que... ¿quisieras ser mi novia?

Rayos, y mil veces rayos. ¡Hasta qué al fin!

—Habías tardado mucho. —protesté— Pero, por supuesto que si. —respondí para luego unirnos en un beso. 

Unas horas más tarde, ya estábamos frente a la casa. Hablábamos animadamente sobre planes futuros, y que haríamos a partir de este momento. Mi cuerpo estaba sentado sobre el pavimento y junto a mi de encontraba él, no queríamos pasar a casa puesto que el tenía prisa para buscar sus pertenecías en aquel hotel. Aunque creo que nos entretuvimos un buen rato.

—Quédate a dormir. —supliqué en un puchero.

—Vendré mañana, lo prometo. —sonrió— bueno, ya debo irme. —se levantó y sacudió su pantalón. Imité su acción.


Metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón y la vacilación se hizo presente. No quería que se fuera, hice un mohín de berrinche al cual el correspondía con carcajadas sonoras. Fue luego de un par de minutos que por fin nos despedimos y el se dispuso a subir en la moto. Pero fue en ese momento que una camioneta totalmente negra se introdujo en la calle a toda velocidad posandose frente a nosotros. De ella bajaron un par de hombres, los cuales cubrían su cara con una capucha, y al instante tomaron a Darren en brazos. Este luchó agresivamente mientras yo gritaba a más no poder, los nervios se hicieron presente. Pensé en correr pero las piernas no reaccionaban, pensé en luchar pero mi cuerpo no se movía. Hasta qué pensé en Darren y mi temor se intensificó. Lo habían metido en la camioneta. El gritaba mi nombre. No le podía pasar nada a él, tenía miedo. Pero no duró demasiado puesto que el par de hombres vinieron hacia mi con la intención notoria de hacerme mal, así que pataleé, grité, lloré hasta que un blanco pañuelo chocó agresivamente en mi rostro con una sustancia desconocida que me dejó inconsciente.


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