Capítulo 1

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Lo primero que hago al llegar a la habitación, es tumbarme en la cama. Aún me parece horroroso lo que mi madre ha vuelto a hacer.

Llevo mudándome de ciudad en ciudad desde que tengo uso de razón. Nuestra última parada es una ciudad extraña, de la cual no había oído hablar antes: Beacon Hills. Pero no venimos solas, como en todas las mudanzas express que hemos echo hasta entonces, venimos acompañadas de los amigos de mi madre y su hija, o como todo el mundo los conoce: los Argent.

Y eso me lleva al único punto bueno de mi vida, mi maravillosa mejor amiga Allison Argent. Juntas desde siempre y para siempre. Si no fuéramos lo contrario (físicamente hablando), nos confundirían de hermanas a diario, lo que para nosotras es un honor, ya que las dos somos hijas única y nos consideramos família. Su família y la mía representa que llevan unidas mucho antes de que naciéramos por su gran negocio de armas. Cuando una de las dos familias decide mudarse, la otra va con ella, sin excepción.

Pensar en Allison me recuerda que le prometí llamarla al llegar a este sitio que tendré que aprender a llamar casa. Busco mi móvil en el bolsillo pequeño de mi mochila y la llamo, al segundo contesta.

–¿Te das cuenta que este pueblo comparado con San Francisco no es nada? –Dice su voz dulce desde el otro lado de la línea. Parece emocionada, demasiado para mi gusto.

–Hola a ti también, Allison. –Digo mientras me cambio el móvil de oreja para poder buscar el cargador de la misma mochila. –No entiendo cómo puedes estar tan feliz de estar aquí. ¿Cuánto crees que duraremos en este sitio? ¿Un año... Puede que dos?

-Alex, tu siempre tan pesimista, piensa en lo positivo. -Me la puedo imaginar con esa sonrisa de niña pequeña intentando sacarme una sonrisa, lo consigue.

-¿Qué hay de positivo?-Digo para picarla, me encanta hacerlo.

-Pues que esta vez no nos han cambiado de continente, ni siquiera de país.

-Dijo la francesa a la española.- En este punto ya nos estamos riendo las dos.-Bueno, por lo menos nuestros padres siguen sin separarnos.

-¡Nunca harían eso!-Dice ella, su voz de golpe parece seria e indignada.-No se lo permitiría.

-Y... Esa ha sido la cursilada del día.-Vuelve a reír.- ¿Cómo es tu nueva casa?

-Pues es bastante grande, demasiado para mis padres y para mí. Está en las afueras, menos mal que tenemos coche.- Carraspeo, ella ríe y se corrige al momento.- Vale, que yo tengo coche. ¿Y la tuya?

-Bueno, no está mal. También es enorme. Y creo que vivo al lado del sheriff.-Ya he encontrado el cargador y me he levantado para enchufarlo y cargar el móvil, estoy de pie porque no llega a la cama.

-¿Qué?

-Cuando he llegado el coche de policía del sheriff estaba saliendo de la casa de al lado. O vive el sheriff o vive alguien con suficientes problemas para que el sheriff aparezca en su casa a las diez de la noche.- Me canso y me siento en el suelo, con la espalda apoyada en la pared, al lado del enchufe. El viaje en coche desde San Francisco me ha dejado derrotada.

-¿Y cómo sabes que es del sheriff?-Una de las mayores "virtudes" de Allison es la curiosidad.

-Pues porque se leer, Allison. –Digo obvia.

-Demasiado, diría yo. –Y se ríe. Siempre me dice que deje de leer tanto porque "un día de estos un libro me va a absorber".

-No empieces otra vez. –Noto que se está aguantando el seguir metiéndose con mis hábitos de lectura, mi forma de vestir y mi forma de relacionarme con otra persona que no sea ella, así que me adelanto.- ¿Mañana me pasarás a buscar para ir juntas al instituto?

Una más de la manada [Stiles Stilinski]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora