Nacho
Al entrar a la casa, lo primero que pensé fue en darme una buena ducha para después ponerme ropa más cómoda.
-Hola hijo, que bueno que llegas -dice mi madre cuando me ve pasar en dirección a mi cuarto.
-Hola madre, estoy algo cansado, así que me iré a dar una ducha.
-Estoy lavando ropa, así que antes de que te metas al baño quiero que dejes toda esa ropa en una canasta que hay afuera de tu habitación junto con la otra ropa sucia que tengas en tu cuarto.
-Está bien.
Subí rapidamente las escaleras hasta mi habitación, me saqué toda la ropa con la que andaba en ese momento y solo me cubrí con una toalla.
Antes de entrar al baño, tomé toda la ropa que estaba en el suelo (suponiendo que estaba sucia) y la dejé en la canasta que había al lado de la puerta de mi habitación.
-¡Aquí está la ropa mamá! -grité cuando iba entrando al baño.
No dejé que alcanzara a responder y cerré la puerta del baño, di el agua y esperé a que se calentara un poco para meterme bajo el calido chorro de agua mientras recordaba todo lo que había pasado aquella noche.
-Como me gustaría poder volver a verla de nuevo -me dije mientras me lavaba el pelo.
En eso, como si un circuito de mi cerebro se hubiese vuelto a conectar, recordé que tengo su número, su numero que está escrito en un pequeño papel, papel que estaba en el bolsillo de mi pantalón, mi pantalón que eché al canasto de ropa sucia para que fuese lavado... ¡AY DIOS NO!
Sin pensarlo dos veces, salí del baño tapandome como pude con la toalla dejando mis pisadas marcadas por el piso y la escalera, aún con la espuma del Shampoo en la cabeza, goteando por todas partes y gritando como un lunático "NO" mientras corría hacia el cuarto de lavado.
-¡MAMÁ! ¡PANTALÓN! ¡NÚMERO! ¡DONDE! -fue lo único que pude articular con la desesperación.
-¡Que número! ¡Cual pantalón! ¡Que rayos te sucede!
-¡Mi pantalón, donde está! -dije casi como una orden.
-¡Cuidado con ese tono jovencito! -me respondió con mala cara -tu pantalón se está lavando, ya está por terminar.
Mi cara de pánico debió de haber sido un poema, por que hasta mi madre se preocupó cuando me vio.
-¿Qué tenías en ese pantalón para que pusieras esa cara de espanto?
Ni si quiera le respondí, solo caminé hacia la lavadora, apreté un botón para que se detuviera el lavado, abrí la tapa y, como si nada hubiese pasado, busqué mi pantalón.
-¿Hijo? -dice mi madre desde la puerta.
Metí la mano en uno de los bolsillos con la esperanza de que no le hubiese pasado nada al papel, pero, cuando solo encontré una bola blanca con manchones de tinta azul, sentí que todo se derrumbó a mi alrededo.
-Ay no... -abrí cuidadosamente el papel esperando que al menos algo del número, al menos se distinguiera.
-Diablos... ya no hay nada que hacer con esto.
El número de Tinny, la encantadora y caliente Tinny, ahora solo era una mancha de tinta azul sobre un papel mojado.
-La he perdido... quizás para siempre.
ESTÁS LEYENDO
Solo Por Esta Noche!
ChickLitA veces, las mejores cosas ocurren en los momento y lugares más inesperados.