capítulo 5

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Desperté con un insoportable dolor de cabeza, al principio confundida, hasta que me adapté al ambiente y recordé todo lo que había sucedido, a Frederick le habían dado la vara mágica, y al notar que estaba en un calabozo supuse que se había salido con la suya. El calabozo olía terriblemente mal, su olor era una mezcla de agua podrida con animal muerto, espantosamente apestoso. Yo reposaba en un colchón que se encontraba sobre una cama muy humilde e incómoda, lo que hacía, además del mal olor, y el golpe en la frente, que la cabeza no dejase de dolerme e incluso que me duela aún más, al lado de la cama se encontraba un retrete muy sucio y maltratado, los pisos eran de cemento y las tres paredes húmedas hacían que el suelo estuviera mojado, lo que tendría que ser la cuarta pared para que esa celda se transforme en un cubo sin agujeros, era una enorme reja negra cerrada con candado.

Lo primero que hice fue sentarme en la cama, en algún momento debería levantarme, eso me provocó tal dolor de cabeza que por un momento dejé de pensar en todo, y simplemente me concentré en el dolor que sentí. Fue horrible.

Luego y casi instantáneamente me pregunté cómo se encontrarían mis padres, mi hermana y Kate que también podría considerar como mi hermana. No logré ver si mis padres estaban allí en el salón cuando coronaron a Frederick y quería suponer que Kate logró escapar, pero aun así la preocupación me invadía totalmente. Existían tantas posibilidades, podrían haber capturado a mi familia, además, ellos me querían a mí, entonces podrían haberla obligado a dar información e incluso podrían haberla matado – Pensar en eso me causó calosfríos– pero decidí pensar en positivo, después de todo ya no podía cambiar el pasado, y haya sucedido lo que haya sucedido, lo único que podía hacer era cambiar el futuro ¡Tenía que hacer algo! ¡No podría quedarme allí como una estúpida! ¿Además por qué estaba yo allí? ¿Por qué no me mataron?, ¿por qué Frederick me quería con vida?, Lo primero que mi intuición me decía era que debía salir de allí, así que empecé a gritar como una loca desde las rejas mientras las golpeaba ferozmente en forma de rebeldía, eso me provocó un dolor de cabeza insoportable pero lo más probable es que si me quedaba allí mi dolor seria aún mayor. Seguí gritando hasta que un chico se acercó a mí. Tenía el pelo rubio y ojos verdes, y su físico era realmente sobresaliente pero en cuanto lo vi fijamente a los ojos comprendí que su interior no tenía nada que ver con ese exterior tan atractivo que presumía. Me miró fijamente, su expresión era fría y demostraba desprecio hacia mí, y al mismo tiempo exigía una respuesta, era como si me hablase con los ojos.

- ¿Qué estoy haciendo yo aquí? – Pregunté enojada – ¿Qué quieren de mí?

- Esa pregunta no la puedo responder yo – Contestó con la misma frialdad que su expresión. Pensé en seguir insistiendo pero entendí rápidamente que así no llegaría a ningún lado. Así que utilicé un plan B que quizás fuese demasiado estúpido pero debía intentarlo.

- Necesito ir al baño – Exigí

- Ja – Exclamó en un tono de sarcasmo – Allí se encuentra su baño señorita – Y por supuesto que no mentía, claro... Si se le puede llamar baño a un retrete que se encontraba al lado del lugar donde estuve durmiendo, totalmente sucio y descuidado y con cucarachas ahogadas en su interior.

- ¿Y tú esperas que una mujer valla al baño en eso?

- Eres una prisionera, así que sí.

- Seré prisionera pero también soy una dama, ahora tú, ¡de caballero no tienes nada!

- ¿Qué está pasando aquí? – Otra voz se asomaba desde las escaleras que bajaban hasta el calabozo donde me tenían encerrada. Una voz de hombre, ¡sin duda!

La amistad está subestimada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora