Inhumans: Bucky Barnes

Capítulo 3: Mami!?

Quién soy? No lo sé, ni quiero saber pero supongo que soy un arma, un títere o quizá...la víctima.

Julio 24, 2009.

***

Al siguiente día que volvió el doctor con mis cosas, decidí relatar mi historia. Ellos jamás se imaginarían que lo de los cigarrillos y el whisky había sido una distracción y mi pase para salir de ahí.

Luego de fumar 3 cigarrillos uno tras otro y tomar whisky directamente de la botella, sonreí satisfecha. Vi al hombre verme con detenimiento. Tomé uno de los bombones y lo comí con todo el placer posible. Llevaba mucho de no disfrutar de mis "vicios".

-Le hace falta algo más?

-Sí, una noche de buen sexo con un chico corpulento sería perfecto para cerrar con broche de oro mis grandes placeres pero lo omito, no se me apetece ninguno de los chicos aquí. -Le guiñé un ojo y terminé de fumar mi tercer cigarrillo.

-Entonces, cree que podamos empezar?

-Mmm, bien... Empecemos por quién soy realmente...Le parece?

Sonreí y luego vi al hombre acomodarse en la silla.

***

Nací en Australia, el 8 de Noviembre de 1990, en la bella ciudad de Sidney. Mis padres eran espías de la CIA, mi abuela Gretta me cuidaba mientras ellos trabajaban.

Mi padre murió en una misión cuando yo tenía 3 años, extrañamente el jet en que iba explotó de la nada. Mi madre dejó de trabajar para cuidarme y su madre, mi abuela murió ese mismo año de un ataque al corazón. Mi madre y yo nos mudamos a los Estados Unidos para buscar ayuda en un lugar especial. En ese entonces yo no sabía por qué necesitábamos ayuda de esas personas. Ellos nos llevaron a un refugio llamado Afterlife, a alguna parte del mundo, no supe exactamente dónde era muy pequeña, mi madre no me dijo todo. Sólo recuerdo estar rodeada de hermosas montañas cubiertas de nieve.

Me dijo que era un asilo para familias especiales, siempre pensé que especial se refería a que no éramos una familia común, de madre, padre e hijos, ya que, sólo eramos mi madre y yo pero no era eso precisamente.

Era un lugar hermoso, lleno de naturaleza y libertad, aunque estábamos en el refugio eramos libres de hacer muchas cosas. Habían muchos niños de diferentes edades, entre ellos estaba Fred e Isabela. Eran mis amigos de juegos, siempre íbamos juntos al bosque y nos sentábamos en las ramas de los árboles por horas a hablar de historias que inventábamos. Fred tenía 6 y Isabela 5 cuando los conocí. Eran como mis hermanos.

Crecí sana, fuerte, feliz con el amor de mi madre hasta que una noche... -Mi mente viajó a ese recuerdo y lo relaté como si estuviese allí.

***

-Todos al fuerte, nos atacan! Corran al fuerte! -La voz de uno de los guardias gritaba.

Mi madre corrió a mi habitación, yo estaba muy asustada. Hubo una explosión tras otra, eran misiles, supongo.

-Toma tu mochila, hija! La que te alisté para cualquier emergencia.

-Mami, tengo miedo.

-Tranquila, mi niña, todo estará bien.

Escuché niños gritar y sus padres llamarlos, corrí con mi madre por el pasillo y llegamos al frente de nuestra cabaña. Cuando creía que todo iba a salir bien, como mi madre me decía, vi algo que me impresionó mucho. Por más que desee voltear mi rostro, no pude.