Capítulo 10: Me lastimas!

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No me arrepiento del acto, me arrepiento de haberlo deseado.

Marzo 21, 2014.

***

-El soldado del invierno. He escuchado historias de tí. -La rubia dijo con voz frágil, sonaba como un ángel.

Él no dijo nada sólo la observó serio.

-Creo que es un placer conocer el arma secreta de HYDRA! Un fantasma como muchos dicen.

El silencio seguía reinando en el soldado.

-No te tengo miedo! -Ella dijo y luego hizo varios movimientos con sus manos, todos los autos en llamas explotaron. La mujer despareció con una ráfaga de viento, golpeó en varias ocasiones al soldado.

Él cayó al suelo y se puso en pie rápidamente. Sacó una de sus dagas y esperó que lo volviera a atacar. La mujer apareció frente a él, cerca, muy cerca. En eso vi un tipo salir con un arma detrás del soldado, me escurrí entre los autos.

-Alguien me escucha? -Dije por el intercomunicador. Llevé mi mano al oído y vi que no tenía nada, lo había perdido. -Maldición!!

Sentí el suelo retumbar, corrí tras el tipo. Era uno de los policías, apuntó al soldado a la cabeza y yo me paré tras el policía. Vi al soldado luchar cuerpo a cuerpo con la rubia. Mientras el suelo a mis pies se abría.

-No tienes escapatoria, Halliwell! -Dije y el tipo se volteó. Disparé en varias ocasiones al policía y él también lo hizo dándome en el hombro.

-McCall!! -Ella gritó al ver al policía caer al suelo. James aprovechó su distracción y le acestó la daga en el pecho. Vi horror en los ojos de aquella mujer, ojos grises y hermosos que denotaban miedo, dolor, así pensé que mi madre se habría visto el día que murió asesinada.

La mujer se desplomó al suelo no sin antes haberle acestado una daga en el abdomen al soldado

-Soldado! Debemos irnos! -Le grité!

Él sacó la daga de su abdomen y la observó con detenimiento. Era una hermosa daga color plateada con relieves, vio a la mujer en el suelo y tiró la daga. Luego me tomó del brazo y corrimos.

***

-Se encuentra bien, Alexa? -El doctor dijo mientras yo estaba hundida en mis recuerdos.

-Sí, claro! De maravilla! -Dije esbozando una sonrisa algo enfermiza.

***

Llegamos hasta el quinjet como pudimos, estaban a punto de partir, subimos y yo misma atendí la herida del soldado, él estaba ido viendo el techo del quinjet, no parecía estar sufriendo de dolor. Al levantar su ropa observé su abdomen marcado, encontré una pequeña herida superficial, al parecer su traje era bastante resistente y había impedido que fuese profunda.

Sostuve su herida para que se detuviera la sangre, él no se movía ni una milésima ni se quejaba por sentir dolor. Me sentí algo mareada y el soldado lo notó. Cómo? Si ni siquiera me ponía atención. Él se inclinó y alcanzó una venda, me tomó el brazo con fuerza y me hizo un torniquete. Tenía un rocé de bala y estaba perdiendo sangre. 

-Gracias. -Le dije. Por unos instantes nos miramos a los ojos. Luego él tomó otra venda y se la puso en su herida.

Tomé asiento mientras me reponía, él también lo hizo frente a mí. Mientras llevaba mi vista a él muchas cosas pasaron por mi mente, observar su abdomen desnudo me había hecho pensar en desearlo más. Me sentía muy atraída, quería saber que se sentía estar con él. No me importaba nada de lo que el coronel había dicho. Arriesgaría mi vida por hacerlo pero cómo?

Al llegar vi a los otros escoltas del soldado acercarse, tenía que actuar.


-Vayan a atender sus heridas, yo me encargo de escoltar al soldado.

Ellos me observaron extrañados y luego manipulé su mente. Los tipos asintieron.

-Sí, agente Benkara.

Me quedé sola con el hombre, él estaba detrás mío. El hangar estaba desierto, me volteé para observar el soldado, él me veía serio y algo confundido.

-Descanse soldado. -La dureza de su rostro no cambio ni una milésima. En eso una estúpida ira me llenó las mejillas de calor. -Cuál es su problema, soldado? Porqué no dice nada. -Él llevó sus ojos a los míos. -Tiene algún asunto que quiera hablar conmigo, porque yo sí. Estoy harta de la manera en que me trata de intimidar, se comporta como una bestia, sé que viene de otra época pero no debería ser tan arrogante. Deje de creerse lo mejor que tiene HYDRA, sólo es un brazo metálico. -Le dije viendo su extremidad.

En ese momento no tuve ni la menor idea de lo que estaba por venir, el soldado caminó hacia mí y me tomó del brazo, me hizo subir al quinjet y cerró la compuerta.

-Oye! Qué te sucede? Sueltame!! Eres un animal!! Me lastimas!!

El soldado me empujó contra la pared del quinjet, llevó su mano metálica a mi garganta y me empezó a asfixiar. Llevé mis manos a ésta pero era extremadamente fuerte, sus ojos me demostraban odio. Luego no supe cómo pero él se acercó y me besó, me resistí pero en eso su mano fue liberando mi garganta, lo empujé con mis puños en su pecho pero sus manos se aferraron a mis brazos.

Al sentirme acorralada cedí a sus besos y me dejé llevar, a quién quería engañar? Lo deseaba, yo me quedé quieta mientras el abría su boca y me besaba con intensidad, yo nunca había besado a nadie, así que, sólo traté de seguir su ritmo. Su barba lastimaba mi piel pero era un  doloroso placer.

Luego de unos minutos nos separamos, él había ensuavizado su rostro, sus labios carnosos estaban rojos, sus ojos azules tenían un brillo que jamás había visto. No sabía que hacer, sentía nervios, que se suponía que tenía que decir? Él volvió a mis labios y yo posé mis manos en sus pectorales, era una locura pero no podía negar que era fantástico sentir sus labios en los míos.

Mi cuerpo se heló al escuchar las cintas de las armas caer al suelo, él desabrochó mi pantalón y mi piel se erizó al sentir sus dedos fríos rozar mi vientre, él estaba dispuesto a hacerme suya allí, en ese momento. Llevé mis manos a su cabeza mientras él me levantaba en sus brazos para tenerme a su altura.

A pesar de ser entrenada para soportar dolor me aferré a su espalda al sentirlo, él fue rudo en cada movimiento, callaba mis gemidos con besos ardientes, su brazo metálico me sostenía con fuerza.

El soldado me posó en el suelo con cuidado, mi cuerpo se estremeció al terminar, él observó asustado la prueba de mi pureza y me dio una mirada de culpabilidad.

Llevé mi mano a su rostro pero él se alejó asustado. Insistí y él me dejó acariciar su mejilla, el soldado cerró los ojos mostrando un pequeño alivio, se acercó a mi boca y me regaló más besos apasionados.

Luego sus fuertes brazos me envolvieron, ese gesto me dio el cariño y la protección que había anhelado por años.

***

-Se entregó al soldado, así nada más?

-Y no me arrepiento. Fue...hermoso. -Dije suspirando.

Inhumans: Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora