Inhumans: Bucky Barnes

Capítulo 17: No...

Dolor? No sé que es eso. No poseo sentimientos, no siento nada en mi piel menos en mi alma.

Enero 03, 2010

***

-Sí, el asesino de tu madre y el de mis padres. Lo recuerdo claramente.

-Eso no es cierto, eres una perra mentirosa!

-Intenté asesinarlo pero supe a tiempo que sería un gran aliado y un buen amante pero tu te adelantaste.

-No te creo nada, eres una mentirosa.

Ella sonrió y el dolor en mi pecho volvió, me quejé de nuevo. Traté de manipularla pero el dolor no me dejaba concentrarme.

-Sé que lo recuerdas, Alexa! Su brazo frío y duro cuando te cargó para llevarte al quinjet con los demás niños. Su puño metálico golpeando a tu madre en el rostro. Estrellándola contra el espejo del baño con su fuerza sobrehumana y dejándola desangrada en el piso. Totalmente irreconocible, al igual que mis padres.

-No es cierto, James!! No es cierto!! -Grité y mi mundo comenzó a derrubarse. Cómo sabía ella todo eso?

-Soldado! Reporte de misión Agosto 14 del 99'.

James se dirigió a Isabela. Comenzó por decir las coordenadas de Afterlife, luego una a una las familias que fue asesinando para llevarse a los niños. No lo podía creer, imágenes iban y venían, su rostro frente al mío esa noche cuando me secuestró.

-No...James! Por qué?

-Gracias, soldado! Puede retirarse.

En solo unos segundos escuché un quinjet a mis espaldas, Isabela despachó nave donde subieron a James, estaba tan impactada que no pude ni siquiera impedir que se lo llevaran, lo amaba pero mi odio hacía él había nacido. Rápidamente pensé que sería mejor volver a la base para allí poder matarlo.

-Vamos, Alexa!?

Asentí y entré al quinjet. Estaba devastada. Derramé unas lágrimas y luego cerré los ojos. No podía asimilar todo lo que había pasado pero estaba hecho ya. Luego de una hora de viaje, llegamos a la base, aunque algo no estaba bien. Era poco tiempo para haber llegado, no sentí el frío tan característico de Siberia al abrirse la compuerta, ciertamente algo no andaba bien.
-Dónde estamos, Isabela?

-En tu nueva base, has sido trasladada. Karpov dio la orden.

-Y dónde está él, que sea él quien me lo diga.

-Él está ocupado con sus cosas. Ahora estás bajo mis órdenes.

-No, no, no... yo no voy a obecerte. -Le dije muy segura y en eso, la vi fijamente a los ojos y de pronto sólo sentí un golpe en la cabeza.

Quise despertar pero no podía, sentía un peso enorme en el cuerpo. Escuché voces, era alemán, hablaban términos clínicos que no comprendía. Volví a caer en un profundo sueño hasta que desperté. Abrí mis ojos y observé el techo, una tenue lámpara daba luz en esa fría habitación, escuché una máquina extraña, traté de moverme pero mis extremidades estaban sujetadas por unas prensas de acero. Sentí desesperación, había una cámara en una esquina, quizá, si me concentraba podía entrar en la mente de quién estuviera más cerca.

Cerré los ojos por varios minutos y no sucedió nada. Así pasaron horas, y más horas, estaba sedienta, con frío, sentía mucha hambre y dolor. Aunque, allí lo entendí.