Capítulo 5

53 8 0
                                        




Un día me di cuenta que el mundo era de ciegos.

Salí de mi departamento, recuerdo, como si nada nuevo iría a ocurrir.

Pero no fue igual, fue más triste.

Mara me había enseñado a no correr, me había ayudado a ser como era antes aún estando aquí. Me había dicho que era mucho mejor detenerse en cada cosa, en cada persona, en cada situación, para conocerla mejor. Y yo aprendí.

Esa tarde, por primera vez, vi como todo era triste. Sobretodo ver a niños pidiendo plata para poder comer. (A sus madres les es más difícil conmovernos: por eso la mayoría son niños...) En vez de estar jugando, precisamente, juegos de niños. Esos juegos que hacen a los niños saltar, correr, reírse. Ser felices. Olvidarse de que el mundo los maltratará. Hacer de cuenta que podrán pasar toda su vida jugando si lo desean. Esos mismos juegos que nunca olvidamos, aún cuando somos más grandes y olvidarse de uno mismo parecería ser tan fácil.

Esos mismos juegos que sé que son importantes (tal vez lo más lindo también) de aquella época, porque yo fui uno de esos niños que los jugó.

Pero sin embargo ellos están "trabajando". Buscando alguna manera de ganar algo para disimular lo que no tienen y, lamentablemente, lo que están perdiendo.

Y sin embargo el resto parecía el yo-del-día-anterior.

Ciegos.

Por placer.

Caminaban por el costado con la mirada siempre al frente.

Si no se ve no se toma conciencia... y no se siente pena, ni se ayuda.

En cierta forma esto no era del todo nuevo para mí. Siempre supe que las cosas funcionaban así. Pero nunca me había visto dentro de los ciegos, nunca me había puesto a pensar que lo era.

Pero no soy de esos que dan plata y luego se olvidan.

Quiero ser de esos que espera enseñarles, como Mara hizo conmigo, a viajar a mundos imaginarios. Y volver luego a este, pero vivos, con los ojos abiertos y dispuestos a ayudar a abrir otros ojos. Y sobretodo, nunca, pero nunca, olvidar. A luchar.

"La curiosidad mata al hombre" dicen, y es verdad. Pero no solamente la curiosidad descontrolada, en exceso, sino también es la falta de curiosidad lo que puede llegar a matar a los hombres.

Siempre dije que la gente entiende mal eso de que es "mejor estar solo que mal acompañado". No es mejor estar solo que con un desconocido. A veces un desconocido puede ser mucho mejor compañero. Pero nos falta curiosidad por conocerlo y, en fin, nos conformamos con estar solos. Y lo que es peor: seguimos creyendo que es lo mejor.

En esos desconocidos también estas vos, y yo, y millones de personas como nosotros. También está Mara, quien de hecho para mí también era una desconocida. Si no hubiese corrido aquel día, no hubiese aprendido tantas cosas de ella...

Y también están esos niños. Y junto con ellos esos grandes (que parecen ignorar lo que es correr, saltar, reír. Ser felices.) Esos hombres y esas mujeres que hacen lo que tienen que hacer por no poder hacer lo que sientan. Y junto con ellos también nosotros, los ciegos, quienes vivimos pensando en un mundo mejor, sin duda, y luego tapamos nuestros ojos y decimos: "¡Vaya! El mundo cambió" y todo eso negro que vemos con los ojos cerrados se transforma poco a poco en nuestra vida... y nos perdemos de la luz, de los demás colores, de las figuras, los gestos.

Pero entonces ellos comenzarán a gritar y ese mundo-negro no será más perfecto. No hasta que tapemos también nuestros oídos, necesitando de las manos de alguien más.

Perdemos tiempo, mucho más del que ya perdimos, haremos lo mismo que hicieron nuestros padres y enseñaremos, sin querer, esto a nuestros hijos también.

Mientras el mundo cada vez se vuelve más insoportable para los que sufren, nosotros, los que sufrimos menos, lo seguiremos poblando de gente ciega.

Cuando supe que había visto ciertas cosas, comencé a pensar muy seriamente en la idea de que yo no era más que un verdadero inútil.

¿De que me sirve estar bien con los ojos cerrados?

En apenas cinco capítulos de esta historia, Mara ya había comenzado a cambiar mi vida y lo que es mucho más sorprendente: A cambiar MI mundo.

Incluso "AMAR"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora