Capítulo 6

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Le conté lo que había pensado a Mara y decidimos hacer algo. Nos pusimos de acuerdo en que pensaríamos qué hacer y cuándo a alguno se le ocurra algo, lo haríamos.

Pasaron unos días hasta que la volví a ver.

- ¿Dónde haz estado, Andrés? - preguntó apenas me vio, al abrir la puerta de su casa.- te extrañé.

- Estuve haciendo un par de cosas.

- ¿Qué cosas?- a ella si no le faltaba curiosidad... ni tampoco la mataba.

- Fui a registrar algunas novelas.

- ¿Novelas? ¿Registrar?

- Si, novelas, historias que escribo sobre cosas bellas, tristes, alegres, alegres y tristes, nuevas ideas. Sobre todo lo que aprendo de ellas.

- ¡Valla! No sabía.

- ¡Ahora lo sabes!- bromee.

- ¿Viste que te dije?- preguntó.

- ¿Me dijiste qué?- contesté preguntando.

- ¡Oh, vamos...! tu sabes...

- Mmm no sé...

- A cerca de la vida...

- Mmm... ¿eso de que era como un diccionario?

- Jajajajajaja ¡¡NO!!

- Entonces no sé... - dije mientras seguía pensando en qué podría yo saber...

- No como un diccionario. ABECEDARIO. La vida es como un abecedario- dijo.

- Jajajajaja... ahora lo recuerdo mejor.

- Eso veo.

- Pero aún no sé por qué.

- ¿"Por qué", qué?

- Porque dices que la vida es como un abecedario...

- Claro que sabes, Andrés.

Y rápidamente me hizo entender que no hablaría más a cerca de eso.

Aunque me quede con la duda (peor que aquella otra vez) seguí su ritmo, la seguí a ella, a dónde quería ir ahora.

- Quiero leer alguno de tus libros. - dijo.

- Bueno, será un placer prestártelos.-dije.

Y fuimos a buscarlos, mientras el sol nos seguía.

Se los di y volvimos a la plaza que elegíamos para sentarnos y conocernos (y aprender más)

- ¿Sabes? – le pregunté sabiendo que no sabía lo que iba a decirle. – Hay algo que no te dije.

- ¿Qué?

- Que serás la primera en leer mis libros registrados.

- ¿De veras?- a ella le encantaba ser la primera en lo que sea.

- Así es.

- Y... ¿haz ganado mucha plata con ellos?

- Jajaja... ¡Mara! ¡Claro que no! Ni tampoco quiero. Serías como vender conocimiento, ese conocimiento que dan mis personajes, de regalo.

- ¿Entonces por qué los registras?- preguntó dejando de sonreír.

- ¡Muy buena pregunta! –dije.

- ¡Pésima respuesta!- se apresuró a decir.

Ambos reímos.

- Los registro porque no quiero que otro haga lo que yo no quiero hacer con mis cosas. Por precaución, tal vez.- le contesté al fin.

Ella se quedó en silencio pensando en quién sabe qué mundo.

- Mara... ¿qué te parece si...?

- ¡Andrés! – me interrumpió- ¿con esos libros podrías ganar mucha plata?

- ¡Oh! Mara, acabo de explicarte por que no quiero...

- No, no, no- volvió a interrumpirme. Parecía estar entusiasmada por algo.- me refiero a que si tu quisieses... ¿podrías?

- No comprendo a dónde quieres llegar, pero supongo que si, si es que a la gente le interesase leerlos.

- ¿Y la gente que los lea aprenderá mucho?

- Al menos eso espero. Para eso los hice... Al menos espero que aprenda lo que yo aprendí...

- ¡Andrés!- por tercera vez me interrumpió. Esta vez estaba emocionada y su entusiasmo se reconocía a simple vista.- se me ocurrió una idea para que tú puedas ayudar a esos que te preocupan.

Yo no entendía absolutamente nada.

- Puedes vender tus libros y ayudar a quienes los lean- dijo.

- Yo te expliqué por que no quiero- le dije.

- Pero puedes usar esa plata para quienes la necesiten.

Cuando terminó de hablar, el que se emocionó fui yo.

La idea no estaba mal, pero era un tanto utópica.

De cualquier manera estaba muy orgulloso de ella, porque pudo mejor que yo no dejar de pensar en toda la realidad.

- ¿No te parece buena idea? ¡Andrés! Estoy segura de que funcionará...

- Si, realmente es una buena idea- le dije pero: "no creo que funcione", pensé.

- Dame tu palabra de que lo intentarás.

"No puedo mentirle" volví a pensar.

- Te doy mi palabra que lo intentaré, Mara - y no le mentí.

Lo iba a intentar.

Otra vez volví a despedirme de ella.

En el camino hacia mi departamento pensé que tal vez no sea muy inteligente suponer. Que suponer nunca había sido el mejor camino. ¿Por qué suponer que no podría lograr realizar esa muy buena idea de mí muy buena amiga?

"Eso hace la gente, Andrés" me dije. "Eso hace la gente que no es otra cosa más que gente que camina. Que nace, crece y muere. No deja rastros. Su recuerdo es débil, y también muere... Gente que vive por inercia y deja huellas sobre las ya pisadas... y esas huellas no sirven de nada, porque no se distinguen de las anteriores. Gente que supone, Andrés. Gente que supone y no hace.

Como siempre fue, como siempre dejaron que esté. ¿Quién quiere eso?

La mayoría de los humanos odiamos la violencia, la guerra, la derrota y también la victoria después de un tiempo. Sin embargo nos encantan los héroes. ¿Por qué? Simple, porque ellos hicieron lo que nosotros odiamos. Ellos pelearon por algo, perdieron y ganaron. Ellos vivieron.

Está todo ahí, Andrés. Es muy fácil ver la necesidad de no suponer. Millones de vidas y no pueden hacer que todo mejore. ¿No crees que, tal vez, sea porque no son millones los que viven, los que pelean, los que pierden o ganan lo que tanto desean? ¿No crees que no son millones los que actúan como tu, ahora, diciendo "es una buena idea, pero un tanto utópica?"

Si es buena, ¡¿Qué importa qué tanto utópica sea?! Si es buena, aún perdiendo, ¿no lograrás buenos resultados?"

Me di cuenta de que esta joven niña con algo de retraso mental, según varios diagnósticos de especialistas en el tema, estaba siendo más inteligente que yo... una vez más.

Incluso "AMAR"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora