Capítulo 8

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Me apuré a hacer todo lo que tenía preparado para ese día para acabarlo dejando la mayor cantidad posible de tiempo. Quería ver a Mara.

Era lunes y tenía demasiado tiempo libre esa tarde.

Fui hasta su casa para invitarla a ir a nuestra plaza.

Me sorprendió mucho que sea un hombre bastante mayor quien me abra la puerta esta vez y no la sonrisa de Mara, como todas las veces anteriores.

- ¿En que puedo ayudarlo?-preguntó con cara de asombrado, como compitiendo con la mía.

- Eh... yo... busco a Mara... - dije tímidamente.

- Oh... yo soy su padre.- dijo.

Sentí que algo me haría reír por dentro. Mara debería estar muy contenta porque él estaba con ella.

Pero no era así.

- Pasa, tú debes ser Andrés, ¿verdad? Mara está en su dormitorio...

Me resultó muy familiar su casa.

Era la primera vez que entraba.

Todo estaba en orden. Las paredes eran blancas con un pequeño borde de cerámicas negras abajo, junto al piso. No era muy grande y había poca luz.

Seguí al padre de Mara, quien no disimulaba ni siquiera un poco lo cansado que estaba, y entré a su cuarto.

Mara estaba recostada, riendo junto a una pequeña niña que no conocía, pero su sonrisa era alucinante. No tenía cabello.

Tal vez quince o catorce años, tal vez algunos menos, supuse.

- Hola- dije para que supieran que yo estaba ahí.

- ¡Andrés! –exclamó Mara- ¡Qué alegría que hayas venido!

- ¿Él es Andrés? –preguntó la otra chica.

- ¡Sí! Andrés: ella es Luz, mi mejor amiga.

¿Luz? Que nombre tan corto y tan bonito. Y ¡Qué bien le quedaba!

- Hola- le dije a Luz

- Hola- contestó.

- Mara -dije luego de contagiarme con la sonrisa de Luz- ¿qué haces acostada a estas horas?

- Mi enfermedad volvió y no podía siquiera caminar.

Mara lo dijo tan normal que mi corazón tuvo que esperar un segundo hasta que empezó a latir con más fuerza. Un segundo que se hizo notar demasiado.

Todo mi "yo" estaba temblando, todo mi mundo comenzó a gritar fuertemente.

"Otra vez, malditos 'otra vez' ", pensé.

Como pude, hablé:

- Mara, no estas hablando en serio, ¿verdad?

- Si estoy hablando en serio, Andrés. Pero, ¿por qué te pones así? Todos moriremos algún día.

- Es que... no comprendo, tus médicos dijeron que estabas curada y...

- Así fue... dijeron que estaría curada por un mes y ya está por cumplirse ese tiempo... – y sonrió.

¡Qué fácil lo hacía! ¡Qué fácil le era sonreír cuando mi vida estaba por llorar! Toda mi vida estaba por llorar. Toda, absolutamente toda. Mi presente, su parte, mis recuerdos, Mi parte, Mi mundo, mis historias, mis lágrimas, mi silencio, mi poesía. Yo. Ella. Él "nosotros" que nos tenía tan felices últimamente. Absolutamente toda.

- Luz –llamó a su amiga para que se acerque- tu puedes entenderme ¿no?

- Claro- contestó- y él también lo hará. Lo sé.

"¡¡NO!! No voy a hacerlo" intenté decirle.

Luz también tenía cáncer y según ellas, estaría curada por un mes, contando desde aproximadamente ese día.

- ¿Sabes una cosa? -Mara dijo dirigiéndose a mí.- estoy contento de que la hayas conocido.

Busqué por todas partes palabras. Recorrí toda mi personalidad, todo mi cuerpo, todo lo que siempre digo.

Sólo pude decirle:

- Yo también estoy contentó de haberla conocido. -Nada más que la verdad.

Luz permaneció a un lado, orgullosa.

- Mara, no comprendo como estás así... -dije luego, cuando las palabras comenzaban a aparecer en mis pensamientos.

- ¿Así cómo?

- Así... resignada a morir.

- Todos moriremos.

- Pero tal vez si intentaras otros medios, otros médicos, otros tratamientos, otras opiniones.

- ¿Para qué? ¿Eso me aseguraría la vida?

- No, pero...

Y no pude terminar de hablar. Mis ideas se esfumaron.

- Andrés, hay gente que tiene una vida larga y no consigue siquiera amigos... - dijo Mara.

Luz comenzó a llorar esforzándose por no hacerlo notar, desde un costado de la cama.

En cuanto se tranquilizó, en medio del silencio, fue ella quién habló ahora:

- Esto es la vida... algunos mueren antes y otros después, pero, ¿sabes cuál es la diferencia?

- Como viven – dije mientras aceptaba sus caricias.

- Andrés –dijo Mara. Ambas me consolaban a mí... y las que estaban enfermas, a punto de morir, eran ellas. Sin embargo: cuanto lo necesitaba.- no pienses que no he luchado por vivir, piensa que si he vivido hasta este día es porque todos los anteriores he peleado por esto.

- Lo sé, pero es tan difícil...

Ya no sabía como hacer para no llorar, para no gritar, para no descontrolarme, para no salir corriendo, para no seguir preguntando estupideces.

En cuanto los tres nos tranquilizamos, nos dimos cuenta de que era de noche, muy de noche.

- ¿Vendrán mañana? –pregunto Mara mientras se daba cuenta de que estábamos por irnos.

Yo recordé que tendría un día muy ocupado.

- ¡Claro que sí!- respondí sin darle ni un poco de importancia a esas ocupaciones.

Al llegar a mi departamento y saber que estaba solo, no pude evitar pensar en Mara y Luz.

Sobretodo en sus vidas tan apegadas a su muerte.

Siempre que ocurran cosas así, uno no lo podrá creer.

Correrá, escuchará, estudiara la situación y qué importa cuantas cosas más.

Siempre, siempre, siempre que ocurran cosas así, uno no lo podrá creer.

Tantas situaciones en la vida, tantas historias, tantas frases, tantas palabras. Tantas letras que se ordenan de tal forma para conmovernos, divertirnos, amarnos. Y todo eso depende solamente de nosotros.

Realmente la vida es comoun abecedario. 

Incluso "AMAR"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora