Capítulo 9

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Así pasaban los días y yo y Luz íbamos a la casa de Mara para saber como estaba y porque los dos la necesitábamos.

Una bomba de tiempo estaba alrededor de nuestras vidas. No sabíamos cómo pararla ni cuánto tiempo tendría su programación.

Sólo sabíamos que ahí estaba y cada día que pasaba sin que explote era un verdadero milagro y un maravilloso regalo.

¡Cuantas veces escuché decir lo mismo! Y sin embargo recién ahora me doy cuenta de que el verdadero significado de aprovechar la vida no es el que le daba antes... aunque en ese "antes" creía que lo hacía.

Aprovechar la vida significa aprovechar la vida, y por más que parezca sencilla esta frase, a veces es necesaria leerla mil veces (o más, muchas más)

Así debería ser siempre, sin necesidad de una terrible bomba de tiempo alrededor de nuestras vidas.

Hoy, ahora, este mismo segundo es el único que no explotará.

Tan poco cuesta utilizarlo para hacernos bien, para decirle a alguien que lo queremos, mirar caer las hojas de los árboles en otoño, oler una flor en primavera, aprender a reírnos de cualquier circunstancia. Aprender a reírse de todo.

Hoy, ahora, este mismo segundo podrían ser el último de nuestras vidas (como estúpidamente muchos dicen)... pero también podrían ser los primeros. En este mismo segundo podría cambiar el resto de nuestras vidas para siempre, y ¿qué importa cuánto dure ese "siempre"? Nuestra vida cambia. Nuestra vida vive.

Sin bombas de tiempo, ni bombas... ni tiempo.

Un día, al llegar a su dormitorio, Mara no estaba sonriendo.

- ¿Qué sucede Mara?

- Oh Andrés, me alegra que estés aquí.

- Te vez triste sin embargo...

- Es Luz. No ha venido aún y en su casa no contesta nadie cuando la llamo.

- Tal vez llegue más tarde.

- No lo creo... ella es mi mejor amiga ¿sabes?

En ese momento supe que la única manera de tranquilizarla sería escucharla hablar de Luz.

- ¿Cómo la conociste? ¿También corría en medio de toda la gente? – bromee. Ella se echó a reír. Es asombroso sentir cómo cuando uno está triste, cualquier chiste, el más tonto, puede parecernos el más cómico. Era muy hermoso verla sonreír así.

- La conocí en una clínica. Yo estaba con mi padre y ella entró llorando porque le habían cortado el cabello. Yo le dije que su cabello crecería muy rápido y así fue. Ahora hace poco tuvieron que volver a cortárselo pero ella no lloró esta vez... aunque le dijeron que no volvería a crecerle.

Otra vez me sentí triste.

- Tal vez haya muerto –dijo después de mi silencio.

- ¡Oh Mara! No pienses...

- ¿Por qué no?- me interrumpió- es lo más triste que pudo haberle pasado, pero también lo más probable. No creas que estoy triste, no, estoy muy... muy...

Y se echó a llorar. No pudo soportar la idea de que su mejor amiga había muerto. Ni siquiera para evitar, como intentaba desde siempre, que yo me ponga mal por verla triste.

Yo la abracé con fuerza acostándome a un costado de su cama. Ella ya no podía caminar por si sola, así que casi todo el día estaba acostada.

- Tengo miedo, Andrés- dijo al fin.

- Lo sé. También yo.

- Pero yo tengo miedo a morir. ¿Sabes? No creo haber logrado eso que tú dijiste.

- Mara ¡Vamos! Si lo haz logrado. Tu vida es hermosa y lo seguirá siendo, créeme.

- Nunca nadie me lo había dicho.

- No es necesario que nadie te lo diga. Eso sirve para que te hagan sentir bien. Es muy lindo, ojalá todo el mundo diría lo que siente. Pero tú debes saberlo.

Yo ya no sabía que hacer para consolarme y consolarla.

No sabía cómo hacer para no sentirme muerto.

- Mara- dije mientras mi rostro temblaba de tristeza, mirándole los ojos y como sus lágrimas se parecían a las mías (encerradas)- Gracias.

- ¿Por qué?

- ¿Porque? Mara... – intentaba hablar mordiéndome los labios para no caerme-... tengo miles de motivos para agradecerte... y siempre, pero siempre seguiré teniendo.

Y se lanzó otra vez a mis brazos.

Mis ojos, sin darse cuenta, hicieron que sus lágrimas se juntes, esta vez, con una mía. Ella no lo notó.

Luego de un segundo ella se separó de mí y habló:

- Pero no te pongas triste por mi culpa, por favor.

- ¿Por qué no, Mara? Tantas veces reí por tu culpa...

Y no me dejó terminar de hablar. Su llanto me emocionó y quebró mi voz.

El resto del capítulo se los dejo a su imaginación. Le resulta demasiado triste a la mía.

Sólo me queda decir, para terminarlo, que nunca más volví a ver a Luz.

Y que esa noche, a solas,lloré en silencio. 

Incluso "AMAR"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora