- ¿Cómo te fue con la chica? –el padre de Adrien irrumpió inesperadamente cuando el rubio estaba desayunando, cosa que no había pasado desde hacía muchos tiempo.
- Bastante bien –contesto sin poder creer que le preguntara por Marinette— Amm ¿me acompañas a desayunar? –se aventuró a preguntar sin esperanza.
- Ya desayune –dijo en tono serio su progenitor— Pero podría acompañarte con un café –apenas se sentó la sirvienta miro a Adrien con la misma cara de extrañeza que él le había puesto para luego salir corriendo en busca de la taza para el señor Agreste.
- Quiero que invites a la señorita Dupain a cenar, lo antes posible –ordeno sentándose en el otro extremo de la mesa.
- Claro padre, le encantara conocerte. Te admira mucho –respondió el rubio mirando detenidamente a su padre quien no movió ni un musculo al escuchar el cumplido, parecía como si estuviera acostumbrado a los halagos. El resto de la comida no fue lo que precisamente se llama una gran charla, Adrien intentaba poner algún tema de conversación pero su estirado padre respondía solo con monosílabos. Así y todo el chico disfruto pasar un desayuno acompañado ya que ni siquiera permitían a la servidumbre comer junto a él.
Al terminar el señor Agreste se levantó junto a su hijo y sin meditarlo le deseo un buen día antes de retirarse a su despacho. Había estudiado que tan conveniente sería que su hijo se distrajera con alguna chica y al principio concluyo que no era una idea aceptable, pero cuando supo que se trataba de la talentosa chica pensó que sería bueno para que Adrien terminara por encantarse de la carrera de modelo que le tenía preparada. Carrera que le deparaba un viaje inesperado.
Adrien por su parte no pudo más que extrañarse mucho por la actitud de su padre pero rápidamente decidió no pensar en ello, mal que mal le gustaba el hecho de que aceptara a la azabache como su novia ya que como persona habían muy pocos humanos que le agradasen y francamente tenía la idea de que él, siendo su hijo, no estaba en la lista de favorecidos. Con razón mi madre se divorció, pensaba mientras la limusina lo llevaba al instituto, si no fuera por Marinette y mis amigos me hubiera ido a Inglaterra con ella, tal como hizo Félix.
Apenas salió del auto vio a Marinette charlando muy animada con Alya y un pelirrojo al que no conocía, seguramente les estaba contando alguna historia graciosa porque la azabache hablaba y movía los brazos para todos lados mientras los otros se reían a carcajadas. Se acercó corriendo justo cuando había terminado y el pelirrojo le tomaba la mano para estrecharla.
- Eres muy simpática Marinette, es un verdadero agrado conocerte –le dijo el desconocido, quien no se percató que el rubio llegaba a su lado.
- Hola –saludo mirándolo con disgusto— soy Adrien, mucho gusto –anuncio al tiempo que Marinette recuperaba su mano rápidamente
- Hola, Nathaniel, el gusto es mío –contesto el pelirrojo percatándose del sonrojo de la azabache.
- Si no te molesta –agrego Adrien como si no lo hubiera oído—esto es mío –le dijo tomando la muñeca de Marinette para señalar en alto su mano.
No espero más respuesta, tiro de la chica hacia el interior del edificio y camino sin mirar atrás rumbo a los casilleros mientras que Marinette solo alcanzo a percatarse de que Alya reía con ganas por la evidente marcada de territorio que había demostrado su rubio amigo.
- Adrien eso fue grosero –le dijo pseudoriendo la azabache
- ¿Por qué estaba tomando tu mano en primer lugar?—pregunto el modelo
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Nuestra Propia Historia de Amor MBL [1era TEMPORADA] [TERMINADA]
Fiksi PenggemarMarinette creía en el amor ciegamente y estaba por descubrir que podía ser más romántico, apasionado e intenso de lo que ella imaginaba. Por su parte Adrien nunca se había obsesionado con alcanzarlo, no hasta que aparecieron dos mujeres que lo volví...