Doce.

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—Llegamos.

Ambos chicos alzaron su mirada hasta la isla, enfocándose en el hecho de que el ambiente se encontraba en un completo silencio. Dipper nadó hasta la orilla, con sus manos tocando con gentileza la arena esperando a que el otro bajara de su espalda. 

Las manos del rubio se retiraron con lentitud de su cuerpo al momento que puso un pie en tierra firme. Sus nervios estaban a tope y no sabía con que se enfrentaría muy pronto.

—Bueno, voy a ir a la cabaña de Gideon. Posiblemente este tu hermana ahí, por lo tanto quédate en donde estas. No hagas ni un ruido y permanece oculto —sus palabras salieron fluidas de sus labios, pero estaba nervioso a decir verdad. 

Estaba por caminar hasta que sintió como una mano sujetaba su talón, impidiéndole dar un paso más. Bill miró al tritón por sobre su hombro y le dedicó una leve sonrisa para intentar tranquilizarlo.

—Todo saldrá bien, mientras menos lo esperes ya estarás con Mabel nadando en el mar —parecía que sus palabras de apoyo no resultaban eficientes ya que Dipper no tenía ni una intención de soltarlo.

—Por favor, ten cuidado —habló por fin luego de unos largos momentos de silencio y luego de soltar su tobillo, se hundió al agua en un perfecto camuflaje para cualquier persona que se aproximase.

El joven asintió aunque no lo viera y emprendió camino hasta el pueblo de la isla de Gravity Falls.

Necesitaba pasar desapercibido entre toda la población, así que todo el tiempo se la pasaba agachado entre cajas y barriles sin perder pista de donde quería llegar. Por suerte, nadie se enteró de su presencia y eso le daba muchos puntos a favor. Lo que menos deseaba en esos momentos era que alguien lo descubriera.

Ahora estaba frente a la cabaña de Gideon, esta se encontraba nuevamente con la puerta entreabierta. Sólo esperaba que el lugar estuviera deshabilitado, si no se encontraría en serios problemas.

Al estar dentro, volvió a mirar por todas partes buscando algún indicio que le indicara alguna entrada secreta. Sus ojos vagaban en cada esquina, hasta parar en el área del estante de los cientos de frascos polvorosos. Era extremadamente grande, algo muy sospechoso.

Se aproximó a este y con sus dedos recorría cada esquina pero no había ni una clase de botón secreto o algo que le ayudara.

—¿Hay alguien aquí? —tocó con fuerza la madera del estante esperando una respuesta, la cual nunca llegó. Volvió a tocar y preguntar lo mismo pero no daban resultados.

Estaba por darse por vencido hasta que escuchó un chapoteo desde el otro lado del mueble. Bill se colocó a un lado de este y empezó a empujarlo con toda se fuerza hasta apartarlo por completo de la pared donde sorpresivamente había un gran hueco. Entonces su teoría era cierta, Gideon estaba ocultando un cuarto en su cabaña.

Cuando entró al lugar desconocido, no pudo evitar soltar un chillido de sorpresa.

La habitación estaba en completa oscuridad, todo su alrededor olía a humedad y una gran tina de madera estaba en medio del lugar. Un par de ojos se iluminaron al instante, provocándole a el rubio un escalofrío.

Se acercaba con lentitud hasta la tina y sus ojos se entrecerraban para ver con mejor claridad de lo que se trataba. Era una sirena.

Tenía largo cabello castaño, tez pálida y labios junto a las mejillas de un color carmín. Sus rasgos faciales eran similares a los de Dipper. Ni se diga de su cola marina de color rosa, debe ser Mabel. 

La criatura le miraba un tanto asustada y encogiéndose en el pequeño charco de agua. Cuando el rubio dio un pasó más, la sirena siseó advirtiéndole que se alejara.

—Tranquila, yo vengo a sacarte de aquí —alzó ambas manos en señal de paz pero la castaña tenía una cara impredecible, entre furiosa y ansiosa.

—Dipper —pronunció el rubio. Mabel abrió los ojos a tope y toda señal de furia le abandonó provocando que Bill sonriera—. Tu hermano, un tritón de cabello castaño e idéntico a ti, lleva tiempo tratando de buscarte y tenerte de vuelta. Te hecha de menos.

Mabel sonrió y se movió con dificultad en el pequeño espacio de la tina para quedar frente al otro.

—Yo voy a sacarte de aquí —repitió—. Y volverás a casa con él.

[...]

Nadaba de un lado a otro pensando en por qué tardaba tanto en llegar el humano. Se repetía mentalmente sus palabras.

"Todo saldrá bien."

Gruñó saliendo a la superficie por milésima vez esperando ver al rubio junto a la orilla con su hermana en brazos, pero no fue así. En lugar de eso, estaba el señor de cabello blanquecino caminando en círculos y diciendo una que otra blasfemia.

Se quedó en la superficie más tiempo de lo debido olvidando las indicaciones de Bill.

"No hagas ni un ruido y permanece oculto."

Al parecer esas palabras nunca se procesaron en su mente y sus instintos se tentaban en cometer una locura. Tragó duro para luego relamer sus labios y aclarar su garganta.

Estaba a punto de abrir la boca hasta que sintió algo duro pegarle en el torso y sujetarle con fuerza. Al bajar su mirada se encontró con una gran red de pescar aferrada por completo a su cuerpo.

Una estruendosa carcajada se escuchó desde cerca haciendo que se alarmara.

—¡Que maravilla! ¿En serio creíste que no te había visto, pescado?

El sujeto de menor estatura se aproximó a donde el tritón, en su mano tenía una especie de arma.

—Sólo un pequeño disparo de esta cosa me basto para lanzar una red en donde estabas tú. Ingenioso de mi parte crear esto, ¿no crees?

Dipper intentaba librarse con todo su esfuerzo de la sofocante red que estaba reteniendo ambos de sus brazos, inmovilizándolos, al igual que su cola.

—Entonces sí tu estas aquí, significa que Cipher también lo está. Esa sabandija esta oculta —con sus manos, sujeto una parte de la red para alzar al tritón del agua. Su sonrisa demostraba malicia—. Y creo que ya se como hacerlo salir.

Acarició de la mejilla del castaño y dejó salir otra carcajada.







Monster. [Sirenas]「BillDip/DipBill」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora