Trece.

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Me estoy dando cuenta de que actualizo esto muy noche ;-;

Caminaba con paso apresurado por el camino terroso, dejando por detrás un largo rastro de huellas. En sus brazos tenía el cuerpo de una sirena, la cual estaba pescada por completo en su cuello y de vez en cuanto movía su aleta de un lado a otro por el escases de agua.

No llevaban mucho tiempo desde que salieron de la cabaña de Gideon, donde el rubio dejó todo como estaba originalmente. Así no levantaría ni una sospecha de que alguien estuvo ahí.

Mientras sostenía a la sirena, recordó que había estado en una posición similar con el tritón. Era un sentimiento que provocaba que se sintiera completo, un sentimiento agradable, pero no sentía lo mismo con aquella chica aunque fuera parecida a Dipper.

Mabel lloriqueó por tercera vez, sintiendo un fuerte dolor externo. El agua se estaba retirando de a poco de su sistema haciéndola sufrir. Bill tenía que apresurarse, de hecho ya estaba a unos cuantos metros del mar provocando chillidos de desesperación por parte de la sirena, quien no dejaba de moverse y hasta llegaba a apretar con algo de fuerza el hombro contrario para que se moviera más rápido.

Cuando llegó a la orilla, la castaña saltó de sus brazos y se sumergió en el agua. Fue un movimiento tan fugaz que no lo vio venir. Y para sus sorpresa, se había caído de espaldas a la arena por el fuerte empujón que ocasionó el entusiasmo de esta.

La veía nadar con una gran sonrisa en su rostro, todo el miedo fue remplazado por un aura de alegría. Estar en su hábitat le trajo muchísimas ventajas, ahora había recuperado todo color en su cuerpo. Bill la consideró brillante, como una estrella.

Los minutos de tranquilidad se esfumaron al enterarse que el castaño no estaba presente, podría ser que aún no estaba consiente de la reciente aparición de su hermana. El rubio se paró de la arena luciendo desconcertado, Mabel pareció notar eso, ya que sus ánimos se volvieron sombríos.

—¿No está tu hermano bajo el agua?—preguntó mientras sacudía la arena de su ropa con ambas palmas de sus manos. Se aproximó en la orilla esperando verlo escondido donde hace un rato le solicitó. 

—Dipper.

Bill la miró con el ceño fruncido, estaba ligeramente encorvado y con sus manos en sus rodillas. Los ojos de la castaña estaban fijos en algo detrás de él, algo que le daba mala espina. La sirena se fue hundiendo al agua de a poco, hasta desaparecer de cualquier vista.

Dio media vuelta y sus cejas se alzaron de la sorpresa. Gideon estaba frente a él, unos metros alejado y con una ligera sonrisa en su rostro. El peliblanco no desviaba su mirada de los ojos ajenos, intentaba intimidarlo pero aquello no estaba resultando.

—Cipher.

—Gleeful —le respondió indiferente, aún con su pecho en alto.

El otro sonrió aún más y aventó una carta que cayó en los pies del rubio, dejó escapar una risa seca llevando ambas de sus blanquecinas manos a su espalda.

—Recógelo, adelante.

Bill tenía una mirada neutral, sin rechistar se agachó y tomó el sobre entre sus manos, sacudiéndolo un poco para retirar los granitos de arena. Lo abrió aún con su mirada fija en su contrincante, cuando bajo la mirada su ceño se frunció extremadamente. Era un cheque, el número de dinero era extenso que hasta apenas cabía en la pequeña hoja.

—¿Qué es esto?

—¡Lo lograste! Es tu paga, gracias por tus servicios —el de menor estatura hizo una reverencia mostrando su gratitud.

—No entiendo.

—¿Qué es lo que no entiendes? Pues tu viniste aquí con un propósito, capturar a la bestia. ¡Y lo haz hecho! —de por detrás de Gideon se acercaron dos hombres, pero ellos no estaban solos.

Un cuerpo inmóvil estaba atrapado entre ellos, lucía débil y no mostraba ni un movimiento, ni siquiera se limitaba a luchar por su libertad.

—Tenías razón, debía dejarte a ti a cargo de esto. ¡Un aplauso damas y caballeros! El investigador si nos fue útil después de todo.

La gente del pueblo se acercó eufórica y con grandes sonrisas de alegría, todos aplaudieron y chiflaron sin parar. Bill sentía que su alma se iba por los suelos, no estaba del todo presente en ese momento. En su mente todo estaba pasando lento y en blanco y negro. La gente lo rodeaba y le agradecía por lo que hizo.

—¡¿De que estas hablando?! ¡Yo no te ayudé en nada! No se a que estas jugando, pero esto esta sobrepasando los limites —gritó con todo el valor que tenía en su interior, provocando que todo en su alrededor se consumiera en el silencio y la pequeña celebración se detuviera—. ¡Libéralo! ¡Ahora!

Gideon abrió la boca atónito para luego empezar a reírse con fuerza, su risa era lo único que invadía todo el espacio.

—¡Bill, amigo! ¿Qué sucede? ¿Qué no recuerdas todas esas charlas que tuvimos acerca de llevar nuestro plan a cabo?

—¡Deja de mentir, Gideon! ¿Por qué no les dices a todos que eres un maldito secuestrador y asesino?

—Secuestrador y asesino —meditó las palabras con una mano en su barbilla para después señalar al tritón con una de sus manos—... Creo que con esa descripción estas hablando de él.

—¡No es así! ¡Tú secuestraste a su hermana! ¡Intentaste asesinarla y es por eso que él se vengaba! —gritó nuevamente dejando a todo el gentío boquiabierto, luego su corazón se aceleró a mil por hora cuando miró al tritón aún sin realizar ni un movimiento—. Hablo en serio. ¡Libéralo! ¡Se esta asfixiando!

—¿Su hermana? Estas delirando, muchacho —dejó salir una risa llena de nerviosismo.

—No lo estoy, tengo la prueba para todos —sentenció con una voz neutral, haciendo que Gideon arrugara el entrecejo. Volteó por sobre su hombro y gritó el nombre de la sirena.

De por el agua, unas cabellera castaña fue apareciendo en la superficie hasta revelar a una joven. Gideon ahogó un grito al ver a la castaña, quien le asesinaba con la mirada.

—¿Mabel? ¿Cómo...?

—Idiota —musitó la castaña. Alzó su mentón hasta una altura indicada y aclaró su garganta, al abrir su boca un gran grito se expandió a lo largo del lugar. La fuerza de su voz era increíble, ¿qué esperaban de una sirena? 

Todos cerraron sus ojos y llevaron las manos a sus oídos intentando callar los gritos de furia que lanzaba la sirena. Se detuvo por unos momentos y miró expectante al rubio.

—Ve por Dipper —ladeó su cabeza a donde estaba el tritón tendido en el suelo.

Bill asintió y corrió lo más pronto posible en donde yacía el castaño. Al llegar, retiró con rapidez la gran red de pescar que estaba amarrada en su cuerpo. Sus brazos rodearon su cuerpo alzándolo de la arena, la cabeza de la criatura cayó inconsciente en su hombro. Sus labios estaban algo partidos y la piel más pálida de lo normal, un aspecto un tanto enfermizo.

—¡Llévatelo lejos! —reclamó Mabel haciendo una señal para que corriera.

No entendía porque quería eso hasta que vio a Gideon saliendo de su ensueño y miraba con furia en donde estaban Dipper y él. Al instante, se puso a correr lejos de la multitud con un cuerpo en brazos.

—Resiste sólo un poco más —le susurró al oído al tritón luego de depositarle un beso en su mejilla, un movimiento que logró sacarle una ligera sonrisa.




Monster. [Sirenas]「BillDip/DipBill」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora