Capítulo 10

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Connor cogió mi mano y me arrastró por todo el aeropuerto hacia la salida.

-Bueno, primero compras, después a la isla, nos relajamos y mañana por la mañana volvemos para tu carrera y volvemos a la isla, sol, playa, cocteles afrodisiacos...-como se nota que me estaba intentando comprar para algo-.

-¿Que quieres Connor? ¿A qué biene esto?-el me miró nervioso-.

-Bueno... verás, mi grupo de mecánica son aficionados a las motos, y bueno, tu corres en las carreras y necesitas un equipo ¿no?-me estaba empezando a preocupar-.

-Si...-.

-¿Podría ser ellos tu equipo?-me miraba con cara de angel, aunque era el demonio en persona-.

-No veo inconveniente, solo dime la razón de por que me los quieres poner como equipo de mecánica-no iba a negarme a un buen equipo de mecánicos, pero no soy tonta, algo pasa-.

-Estoy bastante unido a ellos, obviamente no te los voy a dar, es... un prestamo, ellos lo pasan bien con tus carreras de motos, y también con las mias- no debería fiarme de el... pero decido darle un voto de confianza-.

-Como veas, vamos al centro comercial, tenemos más cosas que hacer-lo cogí por el brazo y ahora fui yo quien tiró de el hacia la tienda de ropa más cercana-.

Pasamos tres horas y media comprando ropa, quien iba ha decir que me iba ha volver loca en las tiendas, bueno está bien, me encanta comprarme cosas, el caso, es que ya estamos llegando a la isla, con un montonazo de bolsas hasta arriba de ropa.

Mientras más nos acercabamos más alucinaba con el sitio, era precioso, todo verde, con las playas blancas, y un calorcito agradable, las palmeras verdes hacían que el contraste con el agua azul claro y cristalino se notara mucho más, todo era tan bonito y natural, que por un momento temí que la casa estropeara el paisaje, pero nada de eso.

La casa era toda de madera clara, con grandes cristaleras, que dejaban pasar la luz natural a el interior de la casa.

-Vamos princesa, ¿O te vas a quedar ahí todo el día?-Connor como siempre estropeando mis momentos de inspiración-.

Nos adentramos destro de la casa, Connor me la enseñó por dentro, era tan bonita como por fuera, tenía un toque delicado, pero resistente, natural, pero moderno, sin duda alguna mi sitio favorito era la terraza que daba a el río que había por detrás de la casa.

Allí se podía escuchar como el agua fluía, mientras el viento te acariciaba el cuerpo, y el sol te besaba la piel.

Estaba sentada en el borde del río cuando Connor se acercó por detrás y me abrazó por la cintura.

-Gracias por estar aqui conmigo-se le notaba algo triste y melancolico-.

-¿Pasa algo?-le pregunté devolviendole el abrazo-.

-No, tranquila-no me lo creí pero lo dejé pasar, era mejor no insistir-.

Nos quedamos un rato más abrazados, se estaba bien a su lado, no te aburres, te hace reir, ademas, siendo sinceros, no es para nada feo, y tampoco podemos decir que no esté como un queso.

Volvimos dentro cuando ya estaba anocheciendo, Connor seguía raro, pero por lo menos ya no estaba tan apagado.

-¿Qué hacemos ver una película y dormir, o quieres dar un paseo?-pregunté-.

-Creo que prefiero ver la película, vamos a la habitación-se encaminó por el pasillo y le seguí-.

-¿Solo hay una habitación? ¿Por qué no me habías dicho eso?-.

-¿No te lo dije? se me olvidaría mencionarlo-lo ha hecho a proposito, el muy manipulador-.

-Pues entonces me iré a dormir a el sofá- me di la vuelta cuando el me agarró por el brazo.

-Ni se te ocurra, tu duermes conmigo en la cama, no te voy a hacer
nada Allison, por favor, si quisiera algo contigo ya lo habría tenido- pasó de ser un encanto, a ser un imbecil por completo-.

No sé si fue que la naturaleza sintió mi enfado o pura coincidencia pero empezó a llover, a pesar de que había echo un día soleado y despejado.

-¿Tu eres tonto? Ahora el que se va ha ir a el sofá vas a ser tú-me solté de un empujón de el y me encerré en la habitación, impidiendo que Connor entrara-.

Me puse uno de los pijamas que había comprado y me tumbé en la cama a escuchar como la lluvia caia contra el techo.

Me di cuenta de que había pasado una hora sin hacer nada, y tenía hambre, así que decidí salir a por algo de comer.

Cuando pasé por el salon ví a Connor en el sofá sin camiseta y tiritando, me dieron remordimientos así que cogí una manta y lo tapé.

Una vez terminé de cenar, no gran cosa la verdad, volví a la habitación, encontrandome a Connor metido en la cama, con su respiración acompasada y lenta, su pecho subía y bajaba lentamente, parecía bastante relajado, pero eso no iba a quitar lo capullo que había sido conmigo, fui a lavarme los diente y al salir del cuarto de baño, me encontré a Connor mirandome detenidamente.

-Te queda muy bien ese pijama, hace que parezca que tienes algo de curvas-me lo quedé mirando fijamente-.

La rabia corría por mis venas, me acerqué a el y le pequé una bofetada en la cara. Me miró sorprendido mientras salía del baño y justo cuando iba por el pasillo para entrar a la habitación Connor me cogió del brazo y me empujó contra la pared.

-Qué piensas que estás haciendo capullo, dejame en paz de una vez-nuestros cuerpos estaban muy cerca, sus ojos estaban mirando fijamente a mis labios, pude ver en la oscuridad como se le dilataban las pupilas y cambiaba el peso de un pie a otro, nervioso, era más que obvio-.

Frunció el ceño, como si estuviera teniendo una pelea interior, y de repente estampó sus labios con los mios, eran muy suaves y adictivos, mi cuerpo ardía a pesar de que estuviera lloviendo a cantaros fuera, bajo sus manos hasta mi culo y me atrajo hacía el mientras me seguía besando, su labios buscaban los mios con deseo, con ansias, con necesidad...

Y yo no pude resistirme, pase mis manos por su cuello y enredé mis dedos en su pelo, tirando suavemente de el, haciendo que soltara un pequeño gemido, el me cogió por las piernas obligandome a en volverlas alrededor de su cintura, y me llevó hasta la cama, donde me soltó delicadamente y siguió besandome, bajó por mi mandibula y llegó a el lobulo de mi oreja, mordiendola suavemente, siguió bajando por mi cuello, entonces se separó de mi muy bruscamente y salió corriendo fuera de la casa.


¿Es Culpa Mia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora