Una llamada inesperada

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*Clin*

Clara sonrió, así que Jonai había tocado una de las cuerdas.

Clara se agachó y, rodando por el suelo, llegó al final del recorrido.

Jonai tardó más en llegar

- Te ha ganado la rubita de ciudad- se burló ella.

Él puso cara de fastidio y chascó la lengua. Tenía que reconocer que ella había ganado

No sabía como se había vuelto tan flexible tan repentinamente, ella era de todo menos eso. Pero lo que había hecho, pasando sin tocar aquellas cuerdas, había sido de película.

- Bueno ¿y ahora qué toca?

La siguiente prueba era de fuerza. Había que pasar de un extremo de la carpa a otro agarrandose a una barras que habían que estaban a unos dos metros del suelo. Era como la de los parques infantiles pero mucho más larga.

Clara palideció, las hachas y las cuerdas habían sido sencillas pero aquello, aquello la superaba. Aún así se agarró a una de las barras y, alternando las manos, fue avanzando. Pero, a mitad del recorrido se soltó y cayó. Cayó al suelo de pie y se sintió algo inútil por no haber superado aquella prueba.

- Vamos dos a dos- dijo Jonai cuando acabó el recorrido-. Los dos hemos pasado las hachas pero las cuerdas has ganado tú y las barras yo.

- Ya sólo queda una- dijo Clara observando la siguiente prueba.

Ésta prueba era en pareja.

Había que colocar una pelota de pin-pon entre la frente de ambos participantes y, sin dejar caer la bola, ambos tenían que avanzar hasta la meta situada unos metros más alante.

-¿Preparada rubia? No me dejes en ridículo- dijo el rubio guiñandola un ojo.

- En todo caso no me ridiculices tú a mi- respondió ella

Él puso la bola entre ambas frentes.

Empezaron a avanzar, tenían la narices pegadas y estaban muy juntos.

Pero Clara no se dio cuenta, estaba demasiado preocupada en que la bola no cayese. Muchas fueron las veces en las que la bola casi acaba en el suelo, pero, pese a todo, consiguieron mantenerla hasta el final.

Cuando terminaron salieron y Clara se fijó en que Jonai estaba distraído

- Eh tú enano creído. Hemos empatado- dijo ella tratando de llamar su atención.

-¿ Alguna vez te he dicho que estás ridícula a un milímetro de distancia?- dijo él de improviso

- Pues no no me lo había dicho nunca ¿Y eso?- preguntó ella riendo ante el comentario de su amigo

- Cuando sosteníamos la bola parecías bizca.

- Anda y tú

- Ah con que reconocer haberte fijado

Clara enrojeció. Claro que se había fijado y casi se le cae la bola.

- Tú también- rebatió ella

- Ya pero tú estás roja- dijo Jonai sacándola la lengua

- Y tú nervioso- dijo ella imitando al rubio

Se contuvieron la mirada y de repente ambos empezaron a reír.

Pero la risa se vio interrumpida por el móvil de Clara, que empezó a sonar.

Que raro el número que la llamaba no estaba entre sus contactos, aún así Clara contestó al teléfono.

-¿Sí?

-¡Felicidades! Prometí llamarte ¿Recuerdas?- dijo la voz al otro lado del teléfono. A Clara casi se le cae el móvil. Había reconocido la voz enseguida. Claro que recordaba la promesa.

- Prometo llamarte- y le puso su dedo meñique. Ella lo juntó con el suyo. Eran tan infantiles, incluso juraban con los meñiques.

- Claro. Cómo olvidarlo- le respondió a Manuel

-¿Te encuentras bien?- se preocupó él

- Perfectamente ¿Quieres algo? Tengo prisa- respondió fríamente.

No quería ser borde pero no le agradaba acordarse de aquel chico

- No. Ya veo que estás ocupada. Adiós- dijo él. Sonaba ¿Triste? No eso era imposible

- Adiós- y colgó pero antes escuchó claramente a aquel que había sido su mejor amigo decir

- Te quiero y te echo de menos.

Clara casi se echa a llorar. Aquello había sido muy cruel.

Ella también le quería, pero de otro modo.

Te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora