¿Qué es sobrevivir al propio Infierno? ¿Que significa fracasar ante tantos años de preparación? ¿Qué es sentirse traicionado por tus propios hombres? ¿Qué se siente al tener que vengar a tu propia familia?
¿Qué pasaría si alguien es capaz de cambiar...
Un dolor punzante en el pecho le despertó. Su visión era totalmente borrosa, lo que le impedía ver lo que pasaba a su al rededor. Un fuerte olor, putrefacto, le llegó a las fosas nasales, confundiendo mucho más al joven, que intentaba averiguar donde estaba.
De fondo, el ruido de los cascos de un caballo y las ruedas de un carro chocando contra los baches que yacían en la carretera, zarandeando el cuerpo del joven de vez en cuando. "¿Dónde estoy? " se planteó mientras ladeaba la cabeza intentando que su vista mejorase, sin éxito.
El dolor del pecho no bajaba, sentía presión en él, podía notar como su respiración era costosa y como el oxígeno le faltaba, como su pecho al subir lleno de oxígeno se cargaba de dolor.
La carreta frenó de repente y notó como se inclinaba la superficie donde él yacía, poco a poco, vertiendo el contenido junto a él, el cual cayó al suelo notando su mejilla húmeda, le habían tirado al río.
El golpe había sido duro y el dolor se había expandido por todo el cuerpo, haciendo que el joven se desmayase por no poder soportar el dolor, escuchando de fondo como el traqueteo de la carreta se alejaba cada vez más.
De nuevo, aquellas escenas horribles volvían a su cabeza. Sangre, gritos, música. Todo lo que había vivido anteriormente le volvía a saltar en la mente, alterando su sueño. Recordaba exactamente las escenas, como veía a su difunta mujer siendo apuñalada violentamente en el vientre donde estaba instalado su primogénito, recordaba como su mano se empapaba de sangre, como intentaba salvarlos en vano.
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Podía recordar a la perfección el tacto frío de la sangre que salía del cuerpo de su mujer mientras escuchaba los gritos desgarradores de su madre, pidiendo piedad por él, y como, falló inevitablemente.
Tras ver todas aquellas tormentosas imágenes, despertó bruscamente tomando de nuevo una gran bocanada de aire para continuar jadeando. La vista había vuelto, pero el pecho seguía doliendo. Giró su cabeza, mareado, hacia un lado, observando pilas de muertos con las corazas Stark sobre el pecho, degollados y asesinados, con la mirada perdida en el firmamento. Hacia el otro lado encontró el cuerpo de su mujer, tirado cual trapo sobre el resto de los cuerpos.
El cuerpo que el joven estaba pálido, había perdido todo su color, toda su vida, siendo manchado con la sangre que también compartía aquel hijo que tanto había esperado.
Había lamentado el día que se dispuso a acostarse con ella y a mantener una relación basada tan solo en el amor juvenil. A su temprana edad, el amor era total idealizado, y la idea de que iba a tener un primogénito ya simplemente le hacia feliz, pero, por culpa de aquella mujer, la cual le embaucó y le sedució haciendo que cayese en el conjuro, había conseguido que su madre muriera, y no solo eso, que todos sus planes se desbaratasen, perdiendo la batalla y por lo tanto, perdiendo aquello que más esperaba en el mundo, tener a su hijo entre brazos.
