¿Qué es sobrevivir al propio Infierno? ¿Que significa fracasar ante tantos años de preparación? ¿Qué es sentirse traicionado por tus propios hombres? ¿Qué se siente al tener que vengar a tu propia familia?
¿Qué pasaría si alguien es capaz de cambiar...
Los gritos habían alarmado a ciertas personas del castillo. Edd el penas y un par de cuervos más salieron de sus cuartos lo más deprisa posible, el grito de la alarma involucraba a Jon Nieve, un gran amigo para aquellos hombres y temían por el estado de este.
Cuando Edd el Penas había llegado a la escena del crimen, Ser Davos trataba de separar a la joven del cuerpo inerte del azabache, el cual tenía la mirada totalmente perdida en el horizonte y su piel era tan blanca como la mismísima nieve, el aspecto era totalmente devastador, incluso uno de los hermanos de la guardia de la noche tuvo que retirarse unos metros.
— Ayudadme.— Dijo Ser Davos estirando de los brazos de la joven para apartarla del cuerpo, si ella no se retiraba no podían hacer nada, ni si quiera llevarlo a un lugar donde lo velarían y quemarían, como se había hecho durante milenios.— Es muy fuerte, no he conseguido separarla.
Edd accedió a ayudarle y entre los dos consiguieron que la joven se separara. tenía todo el vestido ensangrentado y mojado por el contacto continúo de sangre y nieve. Ser Davos le colocó una capa sobre sus hombros para que no pasara tanto frío, ya que la joven con las prisas había dejado su capa en el interior del castillo.
Entre los hombres llevaron a Jon a su despacho, despacio de no golpear el cadáver o de dejar alguna evidencia de donde estaban alojados. Kaetlyn de un solo manotazo liberó la mesa de todos sus papeles y tinteros para que los hombres dejaran el cuerpo sobre la mesa y pudieran al menos protegerlo de sus traidores.
Davos dejó pasar al lobo blanco junto a la loba negra que se tumbaron juntos en un pequeño rincón, pero siempre atentos y velando por aquellas personas que estaban en la sala. Todos se pusieron al rededor de la mesa y se miraron los unos a los otros sin saber que decir, pensando que podría ser el siguiente paso de Ser Alliser y a que deberían enfrentarse.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Necesitamos ayuda, solo nosotros no podremos enfrentarnos a todos los demás.— Empezó a decir Ser Davos, acostumbrado a situaciones estresantes.— Conozco a alguien que puede ayudarnos en cuanto al Lord Comandante, pero no dará tiempo, puede que cuando lo consigamos ya nos hayamos unido a él.
— Mi pueblo... Mi pueblo le debe la vida.— La joven había alzado la voz para captar la atención de los hombres que rodeaban la mesa.— Actuarán rápido y más si le dicen que su líder anda en peligro.— La mirada se dirigió hacia el joven de rostro cansado con una pequeña melena marrón, deshecha por la rapidez al levantarse de la cama.
Edd no dudó en ningún momento en dirigirse a la puerta, la había entendido a la perfección y sabía que hacer, pero no sin el permiso de la joven. Éste miró a Kaetlyn esperando una respuesta, pero la joven tan solo asintió, dando paso al hombre para ir a buscar refuerzos. Esta se movió hasta el lugar que había ocupado Edd y miró a todos los demás.
