« Azul » Capítulo 9

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« Kaetlyn »

Caminaba deprisa, algo le decía en su interior que debía hacerlo así. Algo le alarmaba, algo le gritaba "Huye", pero ella no sabía interpretar muy bien el que. Un sonido la alertó, una piedra había chocado contra uno de los escudos del campo de entrenamiento que ella estaba cruzando. "Me están siguiendo" pensó ella mientras observaba la piedra, alguien le había intentado dar.

Fue entonces cuando llevó su mirada hacia el frente para comenzar a correr, cuando una sombra mucho más grande que ella le cortaba el paso. Ella intentó empujarle, pero aquel hombre salió de las sombras y la empujó a ella hacia el suelo. Tres más se unieron a él, rodeándola para que no pudiera escapar. No todos tenían el mismo porte brusco que aquel enorme hombre, había dos de ellos que eran un poco más débiles, pero, Kaetlyn sabía perfectamente que era imposible escapar.

Aún así, se levantó de nuevo, colocándose en posición de guardia, esperando a que atacaran para defenderse, esperaba y rezaba para que no usaran armas, entonces, sería su final, un final poco digno. Aquel hombre que la empujó asestó un puñetazo hacia ella, que esta paró con las manos, apenas a unos milímetros de su rostro. El hombre luchaba por soltarse de las manos de la joven, la cual aprovechó el momento para morder su brazo tan fuerte como pudo, dejando una marca que hizo gritar al hombre.

  — ¡Sucia salvaje!.— Bramó aquel hombre. Apartó su mano bruscamente y le dio una bofetada fuerte, que partió el labio de la joven, además de que la confundió y desestabilizó, cayendo en brazos de uno de los otros guardias, el cual la agarró para que no pudiera escapar.— Vas a recibir tu merecido. Gente como tú sois escoria, no sé que le pasó al Lord Comandante, pero va a dejar de tener motivo para estar distraído.

Kaetlyn le escupió en la cara, como signo de desprecio y de desafió. Este gruñó, enfureciéndose aún más de por si con la joven, la cual le miraba de una manera voraz, desafiante, sin miedo, mostrando que alguien como él apenas le asustaba, pero al atacante apenas le importaba aquello, ella estaba con las de perder.

Se acercó a ella y le asestó otra bofetada aún más fuerte que le hizo gritar. Se había mordido la lengua en el proceso, haciéndose un ligero corte, ahora su boca sangraba. Escupió parte de esa sangre a los pies del hombre, el cual sonrió de lado, dejando paso a otro de sus compañeros, el cual le asestó un puñetazo en el vientre, haciendo que de la garganta de la joven se emitiera un gorgoteo de dolor. Aquella situación ya empezaba a preocuparle, iban a matarle de una paliza.

Solo hicieron falta un par de puñetazos más para que las piernas de la joven dejaran de luchar por salir del agarro de uno de los jóvenes, el dolor era mucho más fuerte y se concentraba en no perder la conciencia.

El joven la tiró al suelo, haciendo que el golpe fuera aún más doloroso. Todos la rodearon ante la orden de la cabeza del grupo y empezaron a asestar patadas. Al principio, eran simplemente patadas leves, como si de un juego se tratara, pero con el tiempo, empezaron a asestar patadas más fuertes, consiguiendo que la joven sintiera tanto dolor, que se viera incapaz de gritar.

Entre patada y patada vislumbró entre las sombras dos ojos rojos que brillaron con furia. En un primer momento pensó que era un simple delirio provocado por el dolor de aquella pelea que iba a tener final con el último aliento de vida, pero sus ideas cambiaron cuando se escuchó un rugido furioso detrás de los atacantes, que les hizo parar, analizando la situación.

 En un primer momento pensó que era un simple delirio provocado por el dolor de aquella pelea que iba a tener final con el último aliento de vida, pero sus ideas cambiaron cuando se escuchó un rugido furioso detrás de los atacantes, que les hizo p...

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