« Lamentos » Capítulo 8

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« Jon »

La noche fue breve para el joven. Concilió el sueño rápido y descansó lo necesario, sin embargo, despertó muy temprano por los nervios de la nueva reunión, con el cansancio aún en sus huesos, aquellas horas de sueño habían sido en vano, los nervios le habían pasado factura, todo por el hecho de que no sabia muy bien que era lo que podía pasar, si ellos iban a escuchar las palabras de la salvaje o empeorar las cosas.

Se levantó con pesadumbre y empezó a vestirse. Olly, el mayordomo, se levantó al escuchar que él estaba despierto y marchó a pedir el desayuno como toda mañana hacía. Cuando este volvió, Jon estaba postrado, con la mirada perdida hacia una de las ventanas, absorto en los copos de nieve mientras se abrochaba la camisa, pensando en que mensaje enviar a los demás compañeros para reunirlos de nuevo sin que sospecharan demasiado de sus intenciones.

  — Aquí tiene el desayuno, Lord Comandante.— Dijo Olly dejando la bandeja con cuidado sobre el escritorio. Este contenía una jarra de hidromiel, un filete de cordero y unas patatas mal peladas y cortadas, pero fritas.

— Gracias Olly.— Dijo él girándose para tomar el desayuno tras haberse abrochado la camisa. El niño fue a salir, pero Jon lo paró a tiempo, justo antes de que cerrara la puerta.— Espera. Tu tarea no ha terminado.— Olly asintió y se movió con pesadumbre en frente suya, a unos pasos del escritorio.

— Lo que ordene.— Expuso el joven.

—   Avisa a todo hermano que en una hora hay otra reunión en la sala común y que quiero a cada uno de ellos levantado y aseado, que ninguno llegue tarde o recibirá su castigo.— Expuso Jon.— Esta reunión merece su puntualidad y quien no la tenga, se verá afectado por ello.

  — ¿Cuál es el motivo Lord Comandante?.

— Se informará en la reunión.— Cogió el cuchillo y el tenedor y empezó a cortar su carne.— Avisa también a nuestra invitada.

— ¿A la salvaje?.— Preguntó Olly con duda en su voz. Jon sabía que Olly trataba de mantenerse lo más alejado posible de la chica, la culpaba, al igual que culpaba al resto de su pueblo, pero Jon no dejaría que el chico se saliera con la suya, la culpa no era de Kaetlyn, si no de aquellos que atacaron su villa.

— Sí. Vamos, no pierdas el tiempo, debes de marchar, tienes demasiados hombres a los que llamar, más vale que consigas llamar a todos, y avísale, si me entero de que no...

Jon supo perfectamente que el joven entendió sus palabras. Este salió deprisa, corriendo para buscar a toda esa gente a la que tenía que avisar, mientras Jon masticaba con parsimonia y pesadez el trozo de carne, una y otra vez hasta hacerlo una masa de carne en su boca, apenas tenía hambre, pero sentía como su cuerpo le pedía fuerzas para lo que se acercaba.

Terminó a duras penas y se levantó, colocando su capa y saliendo por la puerta, la bandeja ya sería retirada después por Olly, el tenía bastante prisa en aquel momento.

Recorrió el patio con pesar mientras que ya el movimiento matutino se iba haciendo real. Varios hermanos de la guardia ya andaban preparando su trabajo para después de la reunión que él mismo había concretado. Muchos de ellos le saludaban con un "Buenos días" pero otros se limitaban a seguir con la mirada las huellas que dejaban sus botas en la espesa nieve del patio interior aún por retirar.

 Muchos de ellos le saludaban con un "Buenos días" pero otros se limitaban a seguir con la mirada las huellas que dejaban sus botas en la espesa nieve del patio interior aún por retirar

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