Capítulo 2

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-¡Oh por Dios!- exclamó llena de sorpresa, se agacho cerca de mi y en un susurro dijo –Me estas diciendo que tuviste un sueño erótico con tu jefe- era mas bien una afirmación, no una pregunta.

-Si- respondí apenada, de pronto me centre en escuchar unos pasos, fuertes y firmes, cada vez mas cerca de donde nos encontrábamos, alce la vista hacia mi derecha y lo vi, entrando en la oficina, sin siquiera voltear a vernos. Paso directo a su estancia y cerro de un portazo la puerta.

Despedí con la mano a mi amiga, no sin antes decirle que no saldría a comer, tendría que recuperar las dos horas que había llegado tarde. Mi amado jefe había llegado de mal humor, para variar, así que sabia que no me llamaría por un buen rato, me puse a imprimir unas actualizaciones de algunos proyectos, mientras la impresora hacia lo suyo, me dirigí al baño a intentar ponerme presentable.

Cuando salí de casa no me tome la molestia de maquillarme, mucho menos de arreglarme el cabello. Hoy traía puesto un vestido recto blanco con negro que ceñía muy bien mis curvas, no es que fuera una modelo tal cual, pero tenía buen pecho y unas caderas grandes, mis zapatos negros hacían maravillas con mis piernas y estabas súper cómodos. Saque un cepillo de mi bolsa y comencé a peinarme y para no correr riesgo de que se me esponjara, decidí que la mejor forma de mantenerlo seria en una cola de caballo, me coloque el fleco y comencé a maquillarme tan rápido como mis manos podían.

De regreso vi que la puerta aun estaba cerrada así que me senté en mi lugar y comencé a ordenar las impresiones. Una hora mas tarde mi jefe me llamo así que me levante, tome mi tablet y me dirigí a su oficina.

Primero toque y no entre hasta que dijo –Pase- con esa hermosa voz masculina que tanto me gustaba. Entre y lo vi de pie frente a la gran ventana que estaba detrás de su escritorio, muy pensativo, quise preguntarle si estaba bien, si podía ayudarlo en algo, pero recordé que el mismo había dicho que jamás preguntara cosas personales de el y su familia y esa regla la aplique yo también con el.

-Buenos días- salude en tono neutral y tome asiento frente a su gran escritorio de caoba, que en lo personal me gustaba y mucho, tanto que en mi sueño lo habíamos usado de cama unas cuantas veces.

Se volvió sin saludarme y mucho menos mirarme y se sentó en su silla. Se quedo ahí unos minutos pensativo hasta que me miro -¿Por qué llego tarde?-pregunto y yo puse una enorme cara de sorpresa y de disgusto.

Tome aire y conteste –Problema personal- dije sin mas, eso debería de bastarle además el había puesto la regla de que no preguntara por algo personal. Así que hasta ahí llegaría el interrogatorio.

-Así que no va a decirme- dice en tono de afirmación y yo no podía creer que estuviera preguntando otra vez.

-¿Qué?-pregunte mas bien para mi, pero se que lo escucho.

-No va a decirme porque llego tarde srita. Miller- volvió a afirmar.

-Usted va a decirme porque llego tarde también- contraataque.

Jamás creí tener esta conversación con el, se quedo mirándome unos minutos mas hasta que aparto la vista hacia su pantalla y movió el mouse, yo estaba tan feliz, por primera vez se había quedado callado, pero para ser sincera tenia miedo de lo que sus engranes pudieran estar pensando.

-Debió de ser algo realmente atroz para que hoy no se pusiera medias- dijo muy confiado.

Por acto reflejo baje mi vista hasta mis piernas, era verdad, no llevaba medias, jamás me acorde de ponérmelas, bueno para ser sincera lo que mas me importaba era llegar lo antes posible a la oficina; pero él se percato, pero ¿Cómo? Acaso ¿Me estaría viendo las piernas?

Levante la vista hacia él que aun seguía mirando la pantalla, al ver que no volteaba a verme me removí incomoda y entonces pensé, lo que en realidad quiere es que le diga la razón por la que llegue tarde y eso jamás, no le puedo confesar que tuve un sueño erótico y que el fue el protagonista. Tome la tablet entre mis manos y la encendí, fui directa a la agenda para verificar que citas tendría hoy, cuando apenas iba a hablar su teléfono fijo sonó y al segundo tono contesto.

-Diga- siempre contesta enojado –Ok, voy en seguida- respondió y colgó. Se levanto sin mirarme, de nuevo, -Estaré en la oficina de mi padre, por si alguien me necesita- tomo su celular y salió azotando la puerta de la oficina y yo me quede ahí, totalmente confundida.

Desastre... A corto plazo. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora