Capítulo 21

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Me coloque frente al espejo e intente acomodar varios mechones de cabello que habían salido, me limpie el sudor pero sabia que tendría que ir al baño de damas a retocarme el maquillaje y ponerme un poco de perfume, no es que oliera mal, sino que mi cuerpo olía a él, a mi lindísimo jefe.

Salí del baño y él ya tenia el saco puesto, lo vi mientras ordenaba unos papeles, levanto la mirada y nuestros ojos se encontraron, camino hacia mí y volvió a besarme, amaba como me besaba, amaba como sentía sus labios con los míos y nuestras lenguas danzando al mismo son.

-Tengo que irme- dije jadeante –Tengo que ir al baño a retocarme el maquillaje- sentí como su cálida mano acariciaba mi mejilla y sus hermosos ojos verdes me observaban.

-No necesitas maquillaje, estas hermosa- me veía con ternura y deseo a la vez, sonreí ante su comentario y mi cuerpo comenzó a vibrar ante su dulce toque.

-Gracias pero si necesito el maquillaje, tengo cara de recién cogida- y no pude evitar reír ante mi propio comentario. Vi como levantaba las cejas por la sorpresa y luego su carcajada sobresalió a la mía.

-Por eso estas hermosa- dijo ya mas tranquilo, pues claro si es por culpa de el –No es necesario que vayas al otro baño, puedes usar este- señalando el lugar en el que me había tomado no hace mucho –yo ya me voy, así que podrás arreglarte con confianza-

Salí de su oficina a recoger mi neceser y regrese al baño, comencé por el cabello ya que tenia que hacer de nuevo mi peinado. Cuando estaba a punto de terminar Ricardo se coloco detrás de mí con sus manos apoyadas en mi cintura y la mirada fija en el espejo encontrándose con la mía.

Tenia la cabeza ladeada y el aprovecho para besarme a su antojo a lo largo de mi cuello, me dio pequeños mordiscos que hicieron que me excitara mas. Su mirada volvió al espejo y observo con detenimiento mi reflejo.

-No te pongas perfume- susurro en mi oído y abrí los ojos con extrañeza ante su petición.

-¿Qué?- aun no podía creer lo que me había pedido.

-No te pongas perfume- volvió a decirme.

-¿Por qué no? Sino me pongo oleré a ti todo el día, la gente se dará cuenta de que huelo a hombre-

-Estas diciéndome ¿Qué no te gusta oler a mi?- su boca reanudo si sendero de besos en mi cuello y haciendo que mi cuerpo reaccionara ante el.

-Al contrario me encanta oler a ti, me gusta mucho llevar tu aroma en mí- y era verdad, él no sabia que no había lavado la blusa que me puse ayer, ya que su aroma se quedo impresa en ella y me fascinaba olerla mientras dormía, pero no tenía la intensión de confesarlo.

-Entonces has lo que te digo, no te perfumes, quiero que los hombres que vengan hoy sepan que ya tienes dueño, que eres mía y nadie puede tener esto- dijo mientras me tocaba la vagina por encima del calzón –Esto es mío y nadie mas puede tenerlo- yo gemí en afirmativo, con lo que me estaba haciendo era imposible que las palabras salieran. Deslizo dos dedos en mi interior y gimió en mi oído –Estas tan mojada, que no me costaría nada volverte a poseer, pero sabes que tenemos una junta- levanto su otro brazo para ver el reloj- En 13 minutos estaremos sentados durante las próximas horas- Ricardo pego su cuerpo a mi espalda y sentí su dura erección en mi trasero, con este movimiento me decía que estaba igual que yo, loco de deseo.

Entre en la sala de conferencias tres minutos antes de que comenzara la junta, salude a los presentes y revise rápidamente que todo estuviera en orden. Zea se acerco a mí y comenzamos a platicar, cuando un hombre alto de pelo cobrizo nos interrumpió.

-Buenos días señoritas- las dos volteamos a verlo y nos petrificamos en el acto –Hola Nathaly ¿Cómo has estado? O debería de decir ¿Naly?- solo había un hombre en todo el mundo que me decía así, pero no podía ser él o ¿Si? Lo observe unos segundos...

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-Buenos días señoritas- las dos volteamos a verlo y nos petrificamos en el acto –Hola Nathaly ¿Cómo has estado? O debería de decir ¿Naly?- solo había un hombre en todo el mundo que me decía así, pero no podía ser él o ¿Si? Lo observe unos segundos intentando encontrar similitudes con mi ex novio de prepa Guilliam Dasha.

-Guilliam, eres ¿Guilliam Dasha?- estaba realmente sorprendida, ¿Qué estaba haciendo ahí?

-Vaya menos mal que me recordaste querida Naly, hola Zea veo que siguen siendo un par después de todos estos años- su enorme sonrisa lo delataba, era el Guilliam, mi primer novio.

-¿Todos estos años? Que te pasa sino han pasado muchos- dijo Zea ofendida y riendo por su comentario.

-Era solo un decir, estoy realmente sorprendido de verlas aquí, no sabía que trabajaban en Pink Ink- el hombre que tengo frente a mi no tiene nada que ver con mi ex novio, ahora su cuerpo muestra una mayor musculatura y es mucho mas seguro de si mismo.

-Yo llevo 7 meses aquí, y Nathaly lleva un año ya- Zea se oía muy segura al hablar con el, pero puedo apostar mi bolsa Louis Vuitton que esta tan sorprendida como yo –Y tu ¿Qué haces aquí?-

-Yo llevo 7 meses aquí, y Nathaly lleva un año ya- Zea se oía muy segura al hablar con el, pero puedo apostar mi bolsa Louis Vuitton que esta tan sorprendida como yo –Y tu ¿Qué haces aquí?-

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-Bueno tengo una empresa de tecnología digital, y hace dos meses firme un contrato con Pink Ink, para desarrollar una campaña en beneficio del mundo-

-Ya veo- mientras Zea platicaba con el, sentí un enorme escalofrió recorrer mi espalda hasta mi nuca, disimuladamente gire mi cuerpo para ver que era lo que me ocasionaba esa sensación y choque con la mirada de Ricardo, sus ojos ardían de furia al ver que estaba platicando con este hombre.

Debe de estar bromeando, hace unos minutos me tomo en su baño privado y me marco con su olor, lo se porque Zea me ha dicho que huelo a hombre y solo le comente que mi adorado jefe me marco como un perro a un hidrante, además no estoy sola con él Zea esta aquí junto a mi, es que acaso no la ve.

-¿Estas bien?- la voz de Guilliam me trajo a la realidad, había olvidado que estaba aquí con ellos –Pareces un poco acongojada-

-Estoy bien- señale –Y la palabra acongojada, nadie la dice en este siglo-

-Lo se, solo lo hago yo- y nos mostró su enorme sonrisa.

Seguimos platicando y poniéndonos al día conforme a nuestras vidas.

-Díganme chicas, ¿Alguna de las dos ya se amarro al hombre de sus sueños?- pregunto el, y nos reímos por la forma de decir que si ya estábamos casadas.

-Aun no- dijo Zea -Aun no a aparecido el hombre que me aguante, acabo de terminar una relación, así que no hay prisa- dijo encogiéndose de hombros.

-¿Y tu? ¿Que me dices?- dijo mientras su mirada no se apartaba de la mía.

-Solterita- dije mostrando mi mano izquierda -Pero eso no significa que no quiera casarme-

Los tres nos reímos y un ejecutivo llamo a Zea, ella se despidió y solo quedamos nosotros dos.

-¿Puedo hacerte una pregunta personal?- dijo en un susurro.

-Claro, puedes hacerla pero la contestare si así quiero-

-De acuerdo- dijo risueño -¿Estas segura de que no sales con nadie?- ladee mi cabeza para tratar de captar el mensaje, no creo que lo que tengo con Ricardo pueda llegar a contar como una "relación" ya que me toma a su antojo, pero... -No ¿Porque lo preguntas?-

-Bueno, he de decirte que desde que me acerque a ti Ricardo MacCaa no te quita la mirada de encima, ademas de que ya me ha matado varias veces con esa mirada suya- sonreí ante lo que decía, eso no era verdad ¿O si?

Lentamente gire mi rostro hasta toparme con esos hermosos ojos verdes, tenia la mandíbula apretada y era evidente que no estaba poniendo atención a su acompañante, eso me complació ya que al menos, no era la única distraída.


Desastre... A corto plazo. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora