"Aveces las transformaciones duelen, pero una vez que cambiamos, nos damos cuenta que el proceso era necesario."
Encima de mi cabeza refulgía una luminosidad cegadora.
Más allá de la luz pude distinguir las motas de polvo flotar en el aire. Giraban como pequeños planetas, moviéndose unos alrededor de otros. El polvo era tan hermoso que inhale sorprendida, el aire se deslizó silbando por mi garganta y saboreé la habitación que me rodeaba. La brisa fresca que los inundó hizo que la garganta me ardiera por la sequedad. Y por encima de todo pude saborear un aroma a lluvia y humedad.
Agudice el oído, además del aleteo constante de mi corazón y un golpeteo más pesado a mi lado; la televisión estaba encendida en un partido de béisbol en la segunda planta. A pesar del volumen tan bajo que esta poseía, lograba registrar cada palabra salida de la boca de los comentaristas. Di un respingo cuando escuché el rugido del escape de una motocicleta apuntó de morir. ¿Acaso podía oír la carretera desde aquí? Alguien sujetó mi mano y la apretó con dulzura. La temperatura que la recorrió, me quemó la palma. Reaccione a la defensiva y me agazape, pegada a la pared. Unos segundos más tarde comprendí que me había asustado. Mantuve la postura durante un momento, adaptándome a la escena que tenía ante mí. Jacob estaba al otro lado de una mesa de operaciones, la cual supuse, había sido mi improvisada cama mientras me quemaba viva, su expresión era avergonzada. La sangre subía hasta sus mejillas y se acumulaban ahí dando el toque carmesí.
El aire abandono mis pulmones y salió disparado entre mis dientes apretados con un ruido sordo y amenazante que sonó como un enjambre de abejas. Antes de que el sonido se apagará, mis músculos se agruparon y flaquearon, reaccionando para alejarse del bombeo de su sangre. Mi visión periférica clasificó todo lo demás. La familia de vampiros esperaba con cautela al pie de las escaleras con Edward y Carlisle al frente. Alice colgaba del brazo de Jasper con una amplia sonrisa en el rostro; la luz destellaba en sus dientes y la refractaba en un perfecto arcoíris de ocho colores. Aquella sonrisa me tranquilizó y entonces todas las piezas encajaron.
Lo único peligroso en la habitación era yo. Lo nuevo y desconocido. Lentamente y evitando que mis movimientos parecieran bruscos, rodeé la mesa– ¿Mia? –Preguntó Edward con un tono de voz bajo, tranquilizador, aunque la preocupación teñía mi nombre de tensión– Sé que te sientes desorientada, pero estas bien y todo va a ir mejor –Mi mente giró.
Estas emociones eran mucho más intensas que aquellas a las que estaba acostumbrada y era difícil concentrarse en un solo hilo de pensamientos a pesar del espacio extra que había en mi cabeza. Mientras buscaba que pregunta formular primero, Edward levantó la mano con vacilación y me acarició el brazo con la yema de los dedos. Era tan suave como el satín. Bajó por la muñeca y finalmente me apretó los dedos. Edward seguía siendo frío y duro como el granito, pero era soportable, aún más que el ardor del cuerpo de Jacob. Asentí lentamente y relaje los músculos– ¿Cómo te sientes, Mia? –me pregunto Carlisle. Hice un esfuerzo coordinado para concentrarme en una respuesta que describiera todo el mundo de emociones que abundaban en mi pequeño y escuálido ser– Mal. Hay, demasiado... –mi voz no era ronca, no como había creído después de haber pasado sabe cuántos días en "coma". Era todo lo contrario; suave y tersa más que la última vez que se había escuchado– Si, puede llegar a ser bastante confuso –asentí con un rápido movimiento de cabeza, completamente nerviosa– Ni siquiera me siento yo misma. –confesé sin proponérmelo– Eso podemos arreglarlo –intervino Alice echando a correr en dirección opuesta a donde me encontraba.
Fruncí el entrecejo. ¿De qué rayos hablaba? Mi pregunta fue respondida al instante. La pequeña vampira colocó frente a mí un espejo de cuerpo completo.
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Lazos de Sangre y Ponzoña [EN PAUSA INDEFINIDA].
Hayran KurguDespués de su pelea contra los Vulturis, Mia termina siendo convertida. ¿Que los lobos mueren ante la ponzoña de los vampiros? Pues ella es la excepción. Aro está muerto. Pero los Vulturi desean con su frio corazón vengar la muerte de su amo y por...