CAPÍTULO 8.75

17 1 3
                                    

Narra Mols

Cuando elegí este trabajo no esperaba toparme con alguien como Ian, esperaba simplemente trabajar bien convivir con un famoso o alguien en el camino a la fama... pero en lugar de eso me topé con un adonis madurito que a duras penas podía con lo que él llamaba matrimonio, he de admitie que no lo esperaba, me sentía asustada, qué pasaría entre nosotros... pero entonces caí en la cuenta de algo: nunca habría un nosotros, él es simplemente inalcanzable, sus ojos azul me perseguiran de por vida, ¿me preguntaré siempre qué hubiera pasado si...? Porqué no puedo dejar de ser tan cobarde.
Estaba yendome del set cuando la vi, al principio creí que me equivocaba pero cuando estuve más cerca descubrí porque Ian no soporta su matrimonio: Nikki estaba arreglandose la ropa mientras salía de un escenario preparado como habitación, tras ella salió un joven rubio no mayor que yo a quien estaba segura había visto trabajar en el set de Ian diariamente, no podía creerlo, ella estaba ahí tan felíz en brazos de ese chico,mientras Ian había sufrido por ella, había condenado la serie al fracaso... pasmada me quedé parada como idiota mirando como aquellos dos se besuqueaban sin ningún miramiento ni reparo en que yo los miraba, entonces él me miró, el tipo con el que estaba Nikki me miró y le dijo a ella quien me miró con desdén luego comenzó a acercarse su amante y mi respuesta fue correr, por alguna razón sabía que nada bueno saldría de eso hasta que sentí el golpe por la espalda y caí al suelo, no me podía mover el chico me inmovilizaba, traté de retorcerme bajo él para huir, estaba sofocada y dolorida.
-Escuchame bien zorrita-su aliento nauseabundo me acarició el lateral del rostro cuando habló-tú no has visto nada, no ha..-
-¿¡Qué no ga pasado nada!?-gruñi interrumpiendolo- esa mujer le estaba siendo infiel a su...-me azotó la cabeza contra el piso con fuerza.
-¡Cállate! No ha pasado eso maldita-hizo presión con su enorme manaza sobre mi rostro, vi puntitos negros en mi campo de visión y me asusté aun más.
-¡Claro que ha pasado eso!-traté de gritar luchando contra su peso sobre mi espalda, mi bolso había caído lejos de mi alcance, no podría defenderme.
-Mira maldita-dijo en tono amenazante-si no te callas entonces esto- deslizó una mano a mi trasero y masajeo, haciéndome sentir humillada e impotente-terminará muy a mi disposición-deslizó su mano a un costado y logró colarla entre el piso y mis senos-no tendré problemas verdad pequeña porque de verdad que estás muy buena-estrujó con fuerza y las lágrimas rebeldes corrieron por mis mejillas-nadie podrá ayudarte-murmuró una última vez y pasó su lengua por el lado descubierto de mi rostro, asqueada e impotente me quedé quieta pero aun así azotó mi rostro contra el piso una vez más y me perdí...

Al Diablo El Maquillaje Donde viven las historias. Descúbrelo ahora