Capítulo 8

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— Llevé a cenar a Ken y las cosas comenzaron a fluir naturalmente. Nuestras primeras pláticas como parejas fueron acerca de pacientes que he atendido a lo largo de todos los años que llevo en el hospital. Sin dejar de mencionar que también Ken terminó por contarme como le había ido con las disqueras y que todavía nadie se había interesado en él.

— Después de eso, yo creí que todo sería genial y tendríamos más tiempo para vernos, pero que equivocado estaba — dijo con frustración Ken — A Leo lo llamaba a cada momento del hospital y prácticamente tuvo que dejarme un par de veces plantado. Hasta que no lo resistí y decidí acompañarlo al hospital.

— ¿Qué esperabas?, la vida de un doctor es bastante demandante — dijo Hyuk.

— Ahora lo sé — dijo Ken al tiempo que le daba un beso en la mejilla a Leo — y estoy muy orgulloso de él...

Porque a pesar de todo siempre trata de mantener la calma, y dar siempre lo mejor de sí mismo, especialmente cuando está atendiendo a alguien. También debo confesar que secretamente lo estuve espiando un par de veces, verlo en acción me resultaba fascinante.

— Cerca de un mes después Ken, entró a un programa que hay en el hospital para ir a leer a los niños que están enfermos. Y aunque a veces solos nos veíamos para almorzar en la cafetería, al menos estábamos en el mismo lugar — continuó Taek.

— Aunque al principio lo hacía para estar más cerca de Leo, la verdad es que es muy gratificante darles un poco de alegría a eso pequeños. Principalmente porque hay algunos que prácticamente viven en el hospital, y como yo sé lo que se siente estar ahí encerrado y no poder hacer lo que te gusta... Más que nada, eso fue lo que me hizo quedarme y continuar con esa labor hasta el día de hoy.

— Vaya eso sí que es genial Ken — dijo sorprendido Hyuk — no creí que tú fueras de los que hacen ese tipo de actos tan desinteresado por los demás.

— ¡Oye! No soy tan mala persona como crees — le respondió en seguida — tal vez un día de estos si quieres, puedes acompañarme y verlo por tus propios ojos. Y veras de lo que te estoy hablando, es algo que no se puede explicar con palabras, tienes que vivirlo para sentirlo— le dijo Ken con sinceridad.

— Yo sé cuál es ese sentimiento — intervino Leo —, porque es lo mismo que siento yo como doctor al ayudar a mis pacientes. Es como si te inyectaran energía pura, cuando vez que las personas se van contentas a casa ya recuperadas.


* * *

— Estuvimos bien por lo menos unos seis meses, no voy a engañarte y decir que todo fue miel sobre hojuelas, teníamos nuestras diferencias, de hecho aún las tenemos, pero es parte de la convivencia — continuó Ken — además todo se complicó desde que el hospital cambio de administración y todo se volvió un caos total.

— Si recuerdo eso, me lo comentaste en una de las veces que te llamé — le dijo Hyuk a Leo, recordando algo hizo una pausa y después continuó — espera un momento, ¿Ken dijo seis meses? ¿Cómo es posible que no me hablaras de él en todo este tiempo? — le reclamó a Leo.

— Lo sé soy culpable, no te hablé de Ken en ese entonces porque quería hacerlo personalmente, durante las vacaciones de primavera, y si mal no recuerdo tú no viniste en ese entonces.

— Ah, cierto, fue cuando me fui de campamento con unos compañeros a Orlando.

— ¿Ves? — dijo Leo.

— Si pero aun así creo que pudiste decirme.

— Bueno ya, creo que nos estamos desviando del tema, y tú querido Hyukie deberías de aceptar de una buena vez que Woonie y yo ahora estamos justos y muy felices.

Souls [KEO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora