Capítulo 9: Come Back

1.7K 199 92
                                    

Dos palabras: Fue horrible. El día del accidente fue un caos para Hinata, en especial cuando llegó al hospital con Kageyama. Los médicos le insistieron en que probablemente no iba a despertar hasta el otro día, así que no le quedó más remedio que irse. Tuvo que informarle a la madre de Kageyama de todo, y por supuesto, no dudo ni dos segundos en viajar para ver el estado de su hijo, aunque no se escuchó muy contenta de que Hinata le dijera todo lo que pasó.

Ya era miércoles por la mañana, y Hinata ya estaba en pie, decidido en ir a ver a Kageyama. Lo encontraría despierto y le pediría perdón por todo lo que le hizo pasar. Se despidió de su madre y hermana para dirigirse al hospital a paso rápido. Todos los chicos ya se habían enterado, incluso Yachi, aún pensaba en que necesitaba hablar con ella y terminar su relación, era lo mejor que podía hacer, desde un principio nunca fue sincero con Yachi. Al llegar al hospital se dirigió a la recepción para preguntar en qué sala se encontraba Kageyama.

—Disculpe, estoy buscando la habitación de una paciente, su nombre es Kageyama Tobio —le dijo a la recepcionista, la cual comenzó a teclear el nombre del pelinegro en su computador.
—Sala 102, primer piso. Que le vaya excelente —le entregó una sonrisa a la recepcionista para después dirigirse a la sala, aunque le llevó tiempo encontrarla.

Al llegar, sintió que el corazón se le saldría del asombro. Afuera de la sala se encontraba un chico de cabellos castaños, muy alto, más alto de lo que lo recordaba. Llevaba unos jeans ajustados y una chaqueta deportiva celeste. No podía tratarse de...

—Oikawa-San... —murmuró bajito. El castaño se dio la vuelta, y no mostró una cara muy agradable.
—Oh... ... —soltó con amargura— No te sorprendas de que este aquí, me correspondía venir a ver a Tobio, aunque aún no empieza el horario de visita.
—Ah... Ya veo... —sentirse incómodo era poco para describir como se sentía Hinata.
—¿Por qué terminaste con Tobio? -preguntó el castaño arqueando una ceja— Nunca llegué a perder el contacto con él, a pesar de que demoró en decirme, me contó que lo terminaste en el momento que él se mudó... Pero, ¿Por qué?
—No creo que sea de su incumbencia... —al momento en que terminó de decir eso, los chicos llegaron afuera de la sala, al parecer, se veían sorprendidos de que Oikawa se encontrara ahí.
—¡Yahoo!~ —saludó con una gran sonrisa— No me vean de esa manera, estoy aquí por la misma razón que ustedes
—¿Quién le dijo sobre el accidente de Kageyama? —preguntó Yamaguchi de repente.
—Su madre —todos quedaron boquiabiertos, incluso Hinata- Ella llegará en unas cuantas horas, y me pidió que la mantuviera al tanto de ello
—Eso solía pedírselo a Hinata —murmuró Suga. «Diablos...». Pensó el pelinaranja.
—Oh~ debe tener razones para no querer que él se encargue —el castaño lo sabía, sabía exactamente porque no quería, y no estaba dispuesto a decírselo al pequeño.

Al final todos comenzaron a conversas. Hinata solo se quedo viendo por el cristal que daba a la habitación de Kageyama, quien al parecer seguía dormido. Desvió su mirada hacia Oikawa, quien hablaba con Iwaizumi, aunque no sabía en que jodido momento llegó. Hablaban cómodamente entre risas y sonrojos, y en un instante se mantuvieron agarrados de las manos. Es verdad, ellos eran pareja, al parecer seguían justos, soltó una sonrisa, le daba gusto ver a aquel par juntos, aunque sentía algo de lástima, porque en aquellos momentos, podían ser Kageyama y el los que rieran y se tomaran las manos. A los pocos minutos llegó el doctor por fin.

—Bien, antes de que comience el horario de visita, tendré que ser claro con algunas de las instrucciones que les daré —no le gustaba el tono que estaba usando— Tobio presentó signos de tener bulimia cuando lo internamos al hospital, respecto al accidente, sus heridas no son tan graves como creíamos, pero eso no es todo —el doctor tomó aire, como si le costara decir tanta información de golpe— el muchacho despertó ayer a eso de las 23:00 de la noche, cuando ya se había cerrado el horario de visitas para él. Tuvimos que hacerle una serie de preguntas y... También presenta signos de pérdida de memoria, de cosas tan importantes como el arrestó de su padre, o incluso de su propia mudanza —a Hinata se le heló la sangre, no podía creer lo que le estaba diciendo el doctor.
—P-Pero... ¿De qué cosas podría ser capaz de olvidarse? —preguntó asustado el pelinaranja.
—Depende mucho de cada persona, hay personas que suelen bloquear sus recuerdos por sí mismos, con el propósito de sentirse mejor o olvidar el dolor, borran caras y recuerdos de su sistema... No te puedo asegurar que sea el caso de Tobio, pero al parecer es así —soltó un suspiro— en otras ocasiones, los pacientes olvidan solo sus recuerdos más recientes
—Y-Ya veo... —sin duda lo primero que le dijo le bastó para dejarlo en schock. Vio como una enfermera entraba a la habitación para después salir rápidamente.
—Doctor, ha despertado —el mayor asintió.
—Solo dos a la vez. Entiendo que todos quieren hablar con él, pero necesita tranquilidad. Nada de dar noticias importantes, pueden afectarle de sobre manera —todos asintieron.
—Hinata, Oikawa, deberían pasar primero —dijo Daichi.
—Pienso lo mismo —murmuró el castaño.

Ambos entraron, y lo primero que encontraron fue a Kageyama sentado en la camilla y viendo por la ventana que tenía en su habitación, tenía una venda que le cubría la cabeza, protegiendo el golpe que había recibido en la cabeza, y tenía unos cuantos moretones en cara y manos. Al sentir pasos en la habitación, se volteó para mirar al par.

—¿Oikawa-San...? -murmuró el pelinegro.
—Sí, el mismo. Qué bueno que tus heridas no son tan graves —el castaño le entregó una sonrisa.
—Supongo, podría estar peor —comentó Kageyama.
—Se te ve mejor de lo esperado —Hinata le entregó una sonrisa.
—Disculpa... Pero... ¿Nos conocemos?

Con esas simples palabras, el mundo se le vino abajo, incluso Oikawa estaba tan impresionado como él. Lo había olvidado, lo había eliminado de su sistema por completo. Lo que más temía se había cumplido. Apretó los puños y mordió su labio inferior, reprimiendo las lágrimas.

—¿No... Me recuerdas? —el pelinegro negó con melancolía.
—Es mejor que los deje —Oikawa dio media vuelta y salió de la habitación, dejando a ambos solos.
—Lo lamento... Pero es como si me hubiera bloqueado —se mostraba triste al no poder recordar— ¿Eramos muy cercanos?
—Hmm... Pues sí, lo éramos —pues claro que lo eran, fueron novios por un tiempo, y en este último tiempo se besaron repetidas veces. Tenía unas ganas tremendas de decirle todo, de besarlo, de abrazarlo, aunque abrazarlo no sería un mala idea— Yo... Si no te molesta... ¿Podría abrazarte...? Por favor... —le suplicó haciendo una pequeña reverencia.
—Ah... Claro, adelante... —soltó algo dudoso. El pelinaranja se acercó con cuidado, y por costumbre, entrelazó sus brazos alrededor del cuello de Kageyama, aferrándose a este.

Definitivamente, Kageyama no entendía esa reacción, pero fue correspondiendo al abrazo de este, dando leves palmadas en su espalda, no sabía si aquel chico era muy cercano a el, no podía recordarlo, pero no le disgusto que aquel pequeño se aferrara a el con tanta fuerza. Algo estaba dejando pasar por alto, algo muy importante, pero no podía recordar qué, tampoco recordaba ver a ese chico en su vida, era un completo desconocido. Sintió como el muchacho acunó su rostro en su cuello, provocándole un escalofrío.

—Ah... O-Oye... —soltó Kageyama con algo de timidez.
—Lo siento... Sólo un poco más... Por favor —mordió su labro inferior para no sollozar, una lágrima traviesa se había escapado del rabillo de su ojo. Se sentía demasiado mal consigo mismo— Kageyama... Kageyama... —no logró controlarse y terminó llorando desconsoladamente en los brazos del pelinegro.
—Ah... Por favor, no llores, hey... Hinata —los ojos del pequeño se abrieron como platos al escucharlo, se separó de el y lo miró a los ojos, sin preocuparse en secar sus lágrimas.
—Me... Me llamaste por mi apellido... —el pelinegro ladeó la cabeza— Me dijiste Hinata...
—¿Lo hice...? —soltó sorprendido— No me di cuenta...

Los ojos del pelinaranja se iluminaron. Podía lograr que Kageyama lo recordara, ya habían dado un paso, y daría otro y otro hasta lograr su objetivo. Solo debía quedarse a su lado y apoyarlo, debía ser paciente, muy paciente.

Después de todo, no lo dejaría ir de nuevo

¡Hello Madafakas!(?) aquí... Yo de nuevo(?) lamento que muchas de sus predicciones se cumplieran, pero que hayan adivinado mi plan no es mi culpa(?) así que espero que les haya gustado! Nos leemos, Bye Bye

Selfish Love ♦KageHina♦ [CL#2][Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora