Selfish Love ♦KageHina♦ [CL#2][Editando]

Capítulo 14: The True

Ya habían pasado al rededor de tres semanas desde el accidente de Kageyama, con suerte, subió los kilos que el doctor le pidió. Por lo tanto, pudo alistar sus cosas para irse del hospital y ser oficialmente dado de alta. Era día viernes, el pelinegro se encontraba vistiéndose gracias a la ropa que le trajo su madre de su departamento.

—Qué bueno que ya estés bien, hijo —comentó la pelinegra mirando a su hijo.
—Sí... —al terminar de vestirse, buscó con la mirada aquella mata de cabellos naranjos que esperaba ver ese preciso día, pero no la hallaba por ninguna parte— Mamá... ¿Y Hinata?
—Oh, hijo. Debe estar ocupado con la universidad. De seguro te irá a ver más tarde... —aseguró su madre con una sonrisa.
—Eso espero...

Ambos caminaron hacia el departamento de Kageyama. La madre en el camino le fue contando de anécdotas que le ocurrieron mientras ella estaba sola en la otra ciudad, pero había algo que molestaba a Tobio. Esa rara inquietud que sentía al hablar con su madre, como si no se sintiera seguro con ella. No entendía el por qué de aquellos sentimientos que se acumulaban en su interior. Todo era demasiado raro. Al llegar al hogar del pelinegro, su madre le dijo que la esperara, ya que iría por cosas para preparar el almuerzo.

—Ah... —suspiró el pelinegro al estar solo— ¿Y qué puedo hacer ahora? —se dedicó a mirar a la puerta, como si por un milagro de la ciencia fuera a pasar algo.

"Me estabas devorando con la mirada por el camino, ¿verdad?"

Se estremeció al escuchar una voz en su cabeza, y no cualquier voz. Era la voz de Hinata, pero, ¿Por qué?. Se acercó a la puerta sólo para verificar si Hinata estaba afuera diciendo cosas sin sentido, pero al abrir esta se dio cuenta de que no había nadie.

—No entiendo... —se dijo a sí mismo llevándose ambas manos a su cabeza.

"Estás muy delgado, ¿por qué?"

De nuevo la voz de Hinata lo atormentaba, hasta el punto de que su cabeza dolía. Al cabo de unos minutos escuchó como tocaban la puerta. No dudo en ir a abrir, ya que se imaginaba que era su madre quien había llegado. Pero al abrir se encontró con nadie más ni nadie menos que Hinata.

—¿Hinata...? —su mente se quedó en blanco. No sabía qué decir o hacer— ¿Qué haces aquí?
—¡Ah! Es que... Me enteré de que te dieron el alta... Y quería verte —respondió el pelinaranja desviando la mirada algo sonrojado.

"Kageyama, te amo"

Su cuerpo entero se tensó al escuchar esas palabras en su mente. Tomó rápidamente la mano del pelinaranja y lo hizo entrar, cerrando la puerta casi de golpe y apoyando ambas manos en esta al soltar al pequeño.

—Quiero que me digas todo —sentenció dirigiendo su mirada a Hinata.
—¿Eh? ¿De qué hablas? —preguntó sin captar lo que el pelinegro decía.
—Mis recuerdos... ¿Qué esta pasando? ¿Por qué mierda no soy capaz de recordar? ¡Ni siquiera sé quién soy! —exclamó al borde de perder la paciencia.

No quería. Hinata definitivamente no quería contarle la verdad al moreno, porque temía demasiado de la reacción de este. Pero terminó suspirando y pidiéndole a Kageyama que se sentara en el sofá a su lado derecho. El pelinegro aceptó y ambos se sentaron. Al parecer igual de nerviosos.

—Yo... Te conocí en Karasuno. En ese tiempo, estabas colado por Oikawa —el pelinegro tragó saliva, algo recordaba de aquello— Al principio nunca le di importancia... Ya que ambos éramos buenos amigos y compañeros... Pero... No me di cuenta en el momento que mi cabeza se comenzó a llenar de ti... Tú lograste encender esa pizca de curiosidad, de querer saber más de ti —Kageyama se quedó congelado. Pequeños fragmentos de lo vivido con Hinata pasaban rápidamente por su cabeza. Tomó esta con ambas manos, comenzaba a dolerle, pero no era capaz de decirle que no le siguiera contando— Cuando me di cuenta... Tú y Oikawa ya no tenían posibilidades de estar juntos, pero de todas formas le querías. Peleamos por cosas estúpidas... Y después de eso, me declaré —hizo una pausa, para mirar detenidamente al moreno.