Capítulo 11: The Story Of Kageyama Tobio

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~Narra Hinata~

Recuerdo que Kageyama una vez me contó una historia. Hablaba de dos ángeles que volaban juntos, uno de esos ángeles era alegre, y el otro era serio y algo reservado. Me costó tiempo darme cuenta de que estaba hablando de nosotros dos, nunca supe como terminó, y tampoco me di cuenta de que... Kageyama siempre se mantenía firme, ante todo, no importaba lo mal que lo pasara. En cambio yo, yo era frágil, me arrebataban mis alas con facilidad, y nunca me percaté que yo mismo me quite mis propias alas, arrebatandome la posibilidad de volar junto a Kageyama.

Y ahí me encontraba, mirando a Kageyama desde la ventana que conectaba el pasillo y su habitación. Me sentía demasiado culpable, y no sabía qué hacer para quitarme la culpa de encima.

—Esto apesta... —murmuré al tiempo en que me sentaba en una silla, tratando de relajarme.
—¿Hinata...? —escuché la voz de Yachi a mi lado. No tenía muchas ganas de hablar con ella, menos con todo lo que dijo.
—¿Qué? —pregunté de manera tosca.
—¿Estás... Enfadado conmigo? —creo que nunca me habían hecho una pregunta tan obvia. Entorné mis ojos, soltando una risa sarcástica.
—¡Oh! Para nada, cómo crees —ella me respondió arrugando su nariz.
—No entiendo por qué te enfadas conmigo. Pensé que querías que Kageyama te dejara en paz —me levanté y le indiqué que me siguiera. No quería seguir evitando el tema de que quería terminar con ella, debía ir de frente ahora— ¿Qué...?
—Yachi... Yo lo lamento. Pero quiero terminar contigo —se hizo un silencio entre ambos. Ella estaba completamente sorprendida, no lo veía venir.
—¿P-Por qué? ¿Fue lo de hace rato? Si es así. Lo lamento... Pero por favor, no termines conmigo —suspiré.
—No es por lo de hace un momento... O por le hace unos días. Estoy terminando contigo porque no te quiero, Yachi —las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. No quería hacerle daño. Pero no podía mentirme. Amaba a Kageyama, lo amaba demasiado, y lo único que quería era que él me sostuviera en sus brazos, que me besara y entregara todo ese cariño que me reconfortaba.
—Dime una cosa, Hinata... ¿Alguna vez... Llegaste a quererme de verdad...? —nuevamente suspiré. No me servía de nada mentirle ahora, debía decirle la verdad.
—No. Nunca fui capaz de enamorarme de ti, Yachi. A pesar de que pasé muy buenos momentos contigo... Nunca pude quererte como tú a mi —llevó ambas manos a su rostro. Yo sólo pude agachar la cabeza, esperando su respuesta.
—Ya veo... —secó sus lágrimas rápidamente— No sé que decirte... Creo que lo único que puedo decirte es... Gracias por jugar conmigo —pasó junto a mi, dándome un leve empujón— Qué te vaya bien, Hinata. Espero que Kageyama te recuerde —dijo con toda sinceridad para después echarse a correr en dirección al baño.

Me dirigí afuera de la sala de Kageyama y me dejé caer en una de las sillas. Era lo mejor, para ambos. Yachi encontraría a alguien que la quisiera de verdad, y yo trataría de reconstruir la vida que tenía con Kageyama antes de que se fuera, ya estaba decidido. La madre de Kageyama salió después de unos minutos. El doctor estaba esperando para que ella nos contara lo sucedido.

—Preferiría que sólo los más cercanos se enteraran de lo que le sucedió a mi hijo... —primero le indicó a Oikawa que se acercara, luego a Kiyoko y después a mi, junto con el doctor— esto... No es fácil de decir... Así que por favor... Escuchen atentamente -el doctor les pidió a los demás que salieran a tomar el aire, mientras que los cinco nos sentamos en unas sillas.
—Bien... Puede comenzar —Aoi tomó aire, para así comenzar a relatarnos todo.

¿No te parece genial, hijo? ¡Nuestra nueva casa es maravillosa! —la mujer echó un vistazo a su hijo, viendo lo desanimado que se encontraba— ¿Qué pasa, tesoro? ¿Por qué esa cara?
Yo... No es nada... respondió sacudiendo su mano para quitarle importancia— llevaré mis cosas a mi nueva habitación —le entregó una sonrisa a su madre para después dirigirse a su habitación. La mujer no se encontraba muy convencida del estado de ánimo de su hijo, así que silenciosamente se acercó a la habitación del pelinegro, y al observar por aquella puerta entre abierta, lo vio. Su hijo se encontraba arrodillado enfrente de la puerta, con sus manos tapando su rostro, y sus sollozos apenas audibles. Escucharlo le rompía el corazón. Se acercó a su pequeño y le dio un abrazo, sintiendo como este daba un saltito a causa de la sorpresa.
-—No me gusta verte en este estado, hijo susurró sin dejar de abrazarlo— ¿Es por Hinata? —el contrario asintió repetidas veces.
No es sólo por él... Es por todo, mamá soltó entre sollozosahí estaban mis verdaderos amigos. Eran como una segunda familia para mi... Y todo se esfumó de la nada —su madre comenzó a acariciar su espalda.
Estaremos bien aquí, y conseguirás nuevos amigos, hijo.

Selfish Love ♦KageHina♦ [CL#2][Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora