No podía creer que eso estaba pasando, iba tan bien mi vida de universitaria y ahora... me mandaban al psicólogo y estaba que mataba a una profesora y a una persona x.
Toda la semana que seguía estuve pensando en que decirle a Fernanda el día de la siguiente clase. Hasta que llego el viernes y mientras transcurría la clase me sentía observada, quizás fue mi imaginación quizás no. Al término ella estaba ahí y me pregunto cuando ya no había nadie:
-¿Cómo te fue?
-¿En qué?
-Psicólogo
-No fui
-¿por qué no?
-Porque pienso que no necesito de alguien para resolver mis problemas, además usted le dijo a mis compañeras algunas cosas que no son realidad y más encima les dijo que no me dijeran. ¿Cree que está bien eso? - y aquí estaba yo saliendo de los límites
-No lo hice para que te enojaras, lo hice para ayudar
-Bueno, no ayudo mucho. Así no se puede confiar en las personas. Menos hablando por atrás de las espaldas tratando de que uno no se entere estilo colegio. Además apenas estoy conociendo a mis compañeras y ustedes les dicen esas cosas.
-Quizás...
-¿Quizás estuvo mal? Si estuvo mal, no creo que a usted le gustaría que si me contara algo yo fuera y le dijera a sus colegas para que la ayuden
- tal vez si me gustaría
-por favor, si son cosas privadas
-Tienes razón y tienes derecho a enojarte
- me tengo que ir gracias 'por todo', nos vemos
-...ok nos vemos -me dijo agotada
Confronté a una profesora... increíble, me sentía poderosa total, por decirlo de algo forma, pero luego comencé a repasar todo lo dicho y a recordar su cara. Fernanda no me parecía una mala persona, al comienzo me preguntó cómo me había ido con cara de entusiasmo, luego cuando comencé con mi enojo su cara estupefacta y sus ojos concentrados en mi no parpadeaban demasiado, y cuando le dije lo ultimo su cara cambió, la hice sentir mal, sus ojos quedaron brillantes y tristes.
No me gusta hacerle daño a las personas, y a Fernanda se le notaba en los ojos que era una gran persona que solo buscaba lo mejor para sus alumnas, una solución. No era como las demás profes que había conocido a lo largo de mi vida, que, les daba lo mismo lo que sus alumnos pensaran luego de la hora de clase, total, es solo un trabajo, pero Fernanda, Fernanda sabía que su rol de profesora era importante y que aunque para muchos alumnos sería una clase más, ella trataba de ayudar en algo más, ir más allá de sólo dictar su clase, yo pienso que es la trascendencia a través de ayudar aunque sea en algo mínimo y estoy segura que lo ha logrado con muchas personas.
ESTÁS LEYENDO
Mi profesora, mi enamorada.
RomanceCuando intentas evitar lo inevitable las cosas se ponen feas. Esta es la historia de Emilia, todo iba bien en su primer año de universidad hasta que tiene un problema con Fernanda, una profesora renombrada. En el camino de buscar soluciones a este r...