24. La frase de SEIS palabras

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Me acerqué a Diego y le toqué la mejilla. De pronto oigo que la máquina de los pulsos del corazón esta pitando mientras que baja los números. Yo abrí bien los ojos y fijé mi mirada a los ojos de Diego y de golpe los abrió.

-Diego-grité en un hilo de voz.

Los volvió a cerrar y los pulsos del corazón bajaban poco a poco. Yo me asusté y fuí corriendo a la puerta de la habitación.

-POR FAVOR, AYUDAR A DIEGO, SU PULSO ESTA BAJANDO-grité.

Los médicos, enfermeras y Marcos me miraron.

-Mi hijo, otra vez de nuevo no-dijo mientras que entraba a la habitación con dos médicos y una enfermera. Yo quise entrar pero no me dejaron y cerraron la puerta. Me fuí a la ventana y ví que estaban preparando la máquina cardiodifibrilador y Marcos desabrochó la parte de arriba del pijama de Diego. Puso las manos en el corazón y estuvo pulsando en el corazón varias veces pero el pulso no le subía. La máquina indicaba 16...14....13....

-Las placas dadmelas-dijo Marcos cogiendo de los mangos de las placas.

-El suero ya esta puesto-dijo la enfermera quitando la geringilla del gotero.

-Bien, poner a 210 cargas-dijo juntando las placas y separandolas.

-Un...dos...tres-dijo Marcos y colocó rápido las placas en los pectorales de Diego. Su cuerpo se levantó por causa de la carga y su pulso estaba bajando todavía. Yo me asusté más.

-Ponerlo a 250-gritó.

-Sí-dijo la enfermera y subió la carga.

Marcos volvió a colocar las placas en los pectorales de Diego y su cuerpo se levantó y nada.

-Ponerlo a 310-gritó.

Volvió a poner las placas en los pectorales de Diego y se levantó el cuerpo. Miré a la máquina que indicaba el pulso y sonreí triste porque su pulso estaba subiendo poco a poco.

-Menos mal, ha vuelto su pulso-dijo Marcos.

-Sí doctor-dijo la enfermera mientras que recogía la máquina junto a la otra enfermera.

Mateo me vió desde la ventana y caminó hasta la puerta de la habitación para abrirla.

-Gracias por avisarme. Si no me huvieras avisado ya sería demasiado tarde-dijo posando una de sus manos en mi hombro.

-De nada-dije asintiendo con la cabeza.

-A todo esto, tienes que descansar por el desmayo que tuvistes hace rato- dijo serio.

-No quiero descansar, quiero estar cada segundo, cada minuto y las horas que sean necesarias al lado de Diego hasta que despierte-dije con la cabeza alta.

-No, primero tienes que reponerte del desmayo. Si no te volverás a desmayar y ni tu padre ni yo queremos que te vuelvas a desmayar-dijo serio.

-No quiero-dije agarrando de la puerta como una niña pequeña cada vez que se enfada.

-Merlía no me quiero en...-dijo pero le interrumpieron.

-Perdonela, pero es que mi novia es muy testaruda-dijo una voz masculina detrás mía mientras que me cogía de la cintura.

-Sergio ¿Qué haces aquí? ¿y cómo que Merlía es tu novia?-dijo Marcos confundido.

Yo le miré y era un chico muy atractivo con esos ojos azules y el pelo rubio y rizado.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora