8. Bromas y el susto.».«

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Era Lunes por la noche hoy casi abusan de mí, si no fuera por Diego y Lucas que me habían rescatado ya me hubiesen violado.

Bajé a cenar y me encontré a Diego con un libro en la mano. Yo me senté en mi sitio de siempre.

-Vaya, pero mira quien ha bajado a cenar.-dijo Diego cerrando el libro.

-Mira si vas a empezar te vas a ahora.-dije empezando a cenar sin gritar.

-Jajajajaja. Soy tu mami durante esta semana y me tienes que obedecer.-dijo divertido y empezando tambien a comer.

-No hay quien te aguante enserio.-dije con fastidio.

Comí deprisa para subirme a mi cuarto y terminar de aguantarle por hoy.

-No comas deprisa o te atragantaras.-dijo sin mirarme.

-Tranquilo que ya he terminado.-dije levantandome de la silla.

-¿Ni si quiera un besito de buenas noches?-dijo mirandome con esa sonrisa pícara.

"Dios por favor llevame contigo"-Vete al cuerno, papi.-dije con sarcasmo y desapareciendo del comedor. Me dirigí hacia las escaleras y las subí para luego irme a mi cuarto. Al entrar tuve una idea para vengarme por tratarme como una niña pequeña. Abrí de nuevo la puerta y me fuí escaleras abajo y luego entrar a la gran cocina que muy poco lo hacía.

-Disculpa ¿ dondé está la sal?-pregunté a una de las del personal.

-Esta en ese estante de la derecha.-me dijo señalandome el lugar.

-Gracias.-dije con una sonrisa.

Cogí un vaso pequeño y lo llené hasta la mitad. Dejé las sal en su sitio y luego me fuí al salón para comprobar que estaba allí sentado. Pero no lo estaba. Entonces me dirigí al salón y estaba sentado en uno de los sillones de piernas cruzadas. Sonreí para mi suerte y luego me fuí escaleras arriba hasta llegar a su habitación. Entré y me fuí hasta el cuarto de baño y bingo, ahí estaba su cepillo de dientes. Lo cogí y lo metí en el vaso y luego lo removí y lo saqué, estaba completamente pringoteado de sal. Abrí el grifo para que no se notara y lo dejé de nuevo en el vaso.

Al girarme me choqué con el cuerpo de Diego.

-¿Qué estas haciendo aquí?-dijo serio.

-Nada. Además yo puedo estar en la habitación donde se me dé la gana.-dije muy cerca de su rostro y que luego me aparté imendiatamente.

(Diego P.D.V)

Cuando salí del salón me subí a mi cuarto. Cuando entré oí ruido que provenían del baño y me puse serio por si era un ladrón. Cuando ví que alguien se chocó conmigo.

-¿Qué estas haciendo aquí?-dije todavía serio.

De verdad, ¿qué hacía aquí ella?

-Nada. Además yo puedo estar en la habitación donde se me dé la gana.-dijo con el mismo tono de siempre que se molesta.

-Ah, ya entendí, has venido porque me hechabas de menos.-dije acercandome a ella.

-Cree en lo que quieras guapo, pero se te va a borrar esa sonrisa de la cara en un instante.-dijo con una sonrisa malévola y seguido dandome un beso en la mejilla. Se fué y me quedé ahí parado unos segundo y luego reaccioné. ¿A qué se refería con borrarme la sonrisa de la cara? Y encima me da un beso, de verdad nunca entenderé a las mujeres.

Me quité la ropa y me puse la parte del pantalón del pijama y me metí al baño a lavarme los dientes. Puse pasta de dientes en el cepillo y luego me lo llevé a la boca. A medida que me los lavaba notaba un sabor a salado y me sabía la boca a todos los males. Escupí enseguida la pasta me enjuagué y me fuí hecho una furia a la habitación de Merlía.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora