Capítulo 11

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"Sé que no volverás, teñida de sepia estará esta escena familiar... Solo te quise olvidar ¿por qué todo vuelve a empezar? Quiero volver a revivir nuestro amor infernal..." – Madara Uchiha

Madara se sentía como el peor ser de toda la faz de la tierra. Hace poco se había peleado con su hermano menor por el amor de Tobirama, ahora Izuna lo odiaba.

Suspiró cansado, ya se encontraba plenamente harto de toda esta mala suerte que lo venía persiguiendo. Se dirigió al río más cercano para comenzar por la orilla de ese, viendo como cada vez era más profundo el río... Si todo se teñía de luto... ¿No sería mejor hacer un favor al dolor de su pecho?

No lo pensó lo suficiente, se colocó de espalda al río y extendió los brazos. Allí cerro los ojos y se dejó caer al agua, dejándose sumergir, dejando hundirse hasta que perdió el conocimiento por completo.

(...)

Las voces se podían escuchar a lo lejos... ¿Voces? ¿Porque voces?
Poco a poco Madara comenzó a abrir los ojos y a toser, escupiendo el agua que tenía.
Si ya estaba mal, ahora estaba realmente mal tras ver quien fue el que lo salvó. Hashirama Senju fue quien lo salvó de su propio suicidio. Según él, Hashibrown.

—¡Madara! ¡Me alegra saber que te encuentras vivo! —Hashirama gritó con alegría, lanzándose encima de Madara y abrazándolo.

—¿C-Cómo me... encontraste? —Madara preguntó débilmente.

—¡Oh! ¡Justamente pasaba por aquí y observe como caíste al río! Pensé que sabías nadar, pero cuando vi que no salías a la superficie decidí meterme... ¡Casi me matas de un infarto!

—Hashirama... No te tienes que preocupar por mi...

—¿¡C-CÓMO NO ME VOY A PREOCUPAR POR TI SI ERES UNA PERSONA MUY IMPORTANTE PARA MI!? ¡INCLUSO TE AMO! —Hashirama gritó a todo pulmón aquella declaración. Cuando comenzó a darse cuenta de sus palabras rápidamente cubrió su propia boca con ambas manos mientras que su rostro se teñía rápidamente de rubor.

Madara estaba consciente de los sentimientos que tenía Hashirama hacía su persona, pero recién se percataba que podía aprovechar la situación. Podía aprovechar esta nueva oportunidad, podía pagarle a Tobirama con la misma moneda... Pagarle a ese infeliz.

—Hashirama... —Madara comenzó a hablar. — Tengo que... Decirte algo

—Dime, Mada —Aún mantenía su sonrojo en las mejillas.

—¿Te gustaría ser mi... pareja? —Madara propuso sin más remordimientos.

Apenas terminó de dar esa propuesta y ya tenía a Hashirama encima abrazándolo con alegría.

—¡CLARO QUE SI MADARA!

Y allí ambos se besaron. Para Hashirama era el mejor beso de su vida, pero para Madara ese beso era amargo, el único sabor que tenía ese mismo era desilusión y venganza, venganza hacia aquel albino que lo enloqueció y que lo está destruyendo poco a poco.

Amantes del OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora