Capítulo 15

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Los días pasaron realmente rápido y desde el anterior suceso ya había transcurrido un mes. Madara se enteró pronto de que Izuna se casarían dentro de un mes y aquello causó otra apuñalada en su corazón, podía sentir que el dolor había llegado a un punto grave y no podía permitir aquello. No podía permitir ninguna de aquellas dos cosas... El dolor y la boda.

Corría por toda la aldea rumbo a la casa de los Senjus, sabía perfectamente que a esta hora Tobirama se encontraría completamente solo debido a que Hashiraba debería estar en la torre del Hokage trabajando.
Para él fue fácil forzar la puerta y entrar a la casa de golpe una vez que llegó, causando que el menor de los Senjus, quien se encontraba sentado en el sofá de la sala, se levantará por el asombro que luego fue sustituido por la furia.

—¿¡Quién te da el derecho de entrar así!? ¡Si vienes por Hashirama no se encuentr- —Madara no le permitió seguir hablando a Tobirama.

—¿Cómo es eso de que te casarás con mi hermano? —Sus palabras salieron completamente frías, crueles mientras que en sus ojos relucía a todo resplandor el Mangekyou Sharingan.

Con estos últimos miraba al albino quien se encontraba realmente sorprendido, congelado en ese lugar.
Madara notó como el Senju sacudió su propia cabeza y gritó:

—¡Pues me casaré! ¡Es obvio! ¡Después de todo somos pareja!

—Sé que lo utilizar para olvidarte de mí. De la estupidez de aquella vez. —Madara habló nuevamente con frialdad, logrando dar en el blanco de Tobirama y notando que había pasado eso cuando el Senju lo observó con asombro. Parecía que lo tenía donde quería, contra la espada y la pared.

—¡Largo de mi casa! —Gritó Tobirama.

—No solo es tuya. También es de Hashirama y yo me iré cuando él vuelva. —El tono de voz de Madara parecía volverse más grave, manteniendo un deje de frialdad y calma.

Podía notar como Tobirama apretaba los dientes con fuerza, el menor no deseaba razonar. Madara siempre supo que Tobirama a diferencia de Hashirama era un terco, y eso le encantaba porque la misma terquedad la podía borrar con facilidad cuando lo arrinconaba contra una pared. Poco a poco Madara comenzó a acercarse lentamente hacia Tobirama, quien se había levantado para encararlo, pero lo único que hizo fue comenzar a dar pasos hacia atrás. Ambos lograron estar de esa manera por un tiempo hasta que Madara logró arrinconarlo en un rincón de la sala.

Madara agradecía con su alma su propio Mangekyou Sharingan, debido a que logró tomar con fuerza y rápidez ambas manos del Senju antes de que ese hiciera alguna especie de Jutsu.
Se observaron ambos por un buen tiempo, uno veía con furia y el otro con calma hasta que la distancia fue rota. El Uchiha hizo callar al Senju con un delicado beso en los labios, un simple roce. Sería capaz de hacer más profundo el roce si el menor aceptaba y así lo hizo cuando sintió que era correspondido. Ambos se permitieron que el beso fuese más íntimo.

Amantes del OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora