Capítulo 3

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"Tal vez te amo, tal vez te odio, tal vez te extraño o no puedo olvidarte. Tal vez te recuerdo para no odiarte, o te quiero olvidara para nunca más amarte". – Tobirama Senju.

No podía creer como su hermano mayor le había dejado de hablar por un simple momento de lujuria... ¿O debía decir de amor?
Desde que Tobirama se había comenzado a juntar con el Uchiha, su vida había dado un giro de 180°.
De los golpes pasaron a las caricias y de las caricias a los manoseos. Con cada tacto de Madara, Tobirama sentía que su piel se encendía en llamas, como si ese tacto lo quemara por completo. Sabía perfectamente que Madara era el futuro prometido de su hermano mayor, recapacitaba muchas veces deseando olvidar al Uchiha, alejándose de él por un buen tiempo para no verlo, pero al fin y al cabo siempre volvía a buscarlo.

A veces he querido odiarte
y solo he conseguido amarte más.
A veces he deseado no verte
y te he buscado sin cesar.
Admito que al querer alejarme de tu recuerdo,
me lleva a provocar nuevos encuentros.

Tobirama había perdido muchas cosas en manos del Uchiha, su orgullo, su propia dominancia e incluso su propia pureza la había entregado a aquellas manos, mismas manos que habían matado a miembros de su clan en el pasado.
El recuerdo de cómo había estado sexualmente con ese Uchiha aún perduraba en su mente.

Uchiha y Senju se encontraban escondidos en el bosque, besándose como si fuese la última vez. Siendo precavidos de que nadie los encontrara. Lamidas y algunas mordidas acompañaban el beso hasta que fue roto por el mayor.

— ¿Sucede algo? — Tobirama interrogó.
— Quiero llegar más lejos Senju... ¿O acaso eres miedoso? — Madara desafió al menor con una sonrisa de soberbia.
— Dudo que la tengas grande — Respondió Tobirama con un tono de lujuria mezclado con un deje de maldad.
— Oh. Ahora te mostraré lo que es un líder de un clan. — Y tras decir esas palabras el Uchiha empujo al Senju para que cayera al suelo, donde al impactar el menor en el suelo se sorprendió. Sin darle tiempo de reaccionar a Tobirama, Madara se sentó encima de la pelvis de ese y le destrozó la camisa hasta dejar expuesto aquel pecho y abdomen pálido pero bien trabajado.

Tobirama inmediatamente tragó saliva, aquella acción ya le decía que no habría tanta amabilidad. Madara atacó con chupones el cuello del albino, reclamando que era suyo con aquellas marcas que dejaba a su paso. Incluso lamía el cuello momentos antes de morderlo y dejar marcados sus dientes. El toque en su cuello volvía por completo loco al Senju.
Las manos del Uchiha fueron hacia los pezones de Tobirama, pasando los pulgares allí donde comenzó a tocar para luego jalar con un poco de fuerza los mismos, produciendo que Tobirama arqueara la espalda y diera un gemido ahogado. La reacción hizo que Madara esbozará una sonrisa. Madara dejo de besarle el cuello para dirigir su boca hacia el pezón derecho y comenzar a chupar ese mismo como si tratara de amamantarse del mismo, su acción sacaba gemidos de la boca del hermano de su prometido.
Una vez que al Uchiha le pareció suficiente con molestar aquellos pezones le dirigió una mirada de maldad al Senju, abriendo de golpe las piernas del último para colocarse entre ellas. Rápidamente Madara arrancó de un tirón aquella prenda inferior e interior, destrozándolos como la ropa superior del inicio. Con el dedo índice de su diestra toco la glande del miembro de Tobirama, sin embargo, solo lo hizo para torturarlos, ni siquiera se dedicó a masturbarlo, ese mismo dedo acompañado de dos los llevo rumbo a la boca del albino, obligándolos a lamerlos.
Tobirama comenzó a lamer y chupar aquellos dedos al no tener más opción, los dedos se movían dentro de su boca contra su lengua con el objetivo de quedar empapados de saliva. Una vez que a Madara le parecieron lo suficiente llenos de saliva, los retiro de la boca del Senju.

— Ahí te van — Madara mencionó con maldad y metió uno de esos dedos de golpe en el interior del Senju.

Tobirama abrió los ojos con asombro. Por la brusca intromisión sentía un ardor allí en su entrada y una molestia por tener ese intruso en su interior.

— Ese dolor que sientes tú — Comenzaba a hablar nuevamente Madara — Es el dolor que siento yo cuando tengo una erección y no te la puedo meter — El tono de voz del Uchiha había salido bastante dominante a pesar de ser un susurro. Aquel tono de voz causo que la piel del Senju menor se erizara por completo.

Un jadeo escapó de la boca de Tobirama ante tales palabras, sorprendiéndose a sí mismo de que de verdad se excitaba al escuchar esas vulgaridades. El dedo paso de ser uno a ser dos y luego tres. Una vez allí los tres en aquel estrecho interior, se comenzaron a mover de manera circular, luego en tijera y por ultimo a simular penetraciones.

La nueva sensación era bastante placentera para Tobirama, un placer indescriptible. Si bien sentía placer cuando se masturbaba o incluso cuando hacía algo que le gustaba, esto era realmente maravilloso, no poseía control en su propio cuerpo, sino que alguien más lo poseía por él. Una vez que Madara tuvo suficiente retiró aquellos dedos, viendo como esa entrada se cerraba nuevamente al estar vacía. Tobirama no se había dado cuenta cuando fue que Madara se había desvestido, pero si se dio cuenta cuando algo que no era un dedo rozó su entrada.

— Esos dedos no son ni la mitad de lo que es mi amigo — La malicia se podía notar en la voz de Madara. — Ahora prepárate, Senju perra.

Lentamente Madara comenzó a penetrar a Tobirama, viendo el rostro del ultimo mencionado quien se mordía el labio inferior con fuerza y apretaba los ojos con la misma intensidad. Bajo la vista para ver que era ese ligero calor que cubría su miembro mientras penetraba al menor y notar que era un poco de sangre, estaba tomando la primera vez anal de Tobirama.
Una vez que Tobirama abrió los ojos permitió que de esos brotaran unas pequeñas lágrimas cuales cayeron al sentir como Madara de un solo movimiento metio el resto de su miembro en el interior del Senju. Tobirama se sentía completamente lleno y Madara estaba loco de placer, del como ese interior apretaba su miembro.
Ambos por un tiempo se mantuvieron quietos hasta el momento que Madara comenzó a moverse lentamente. Al principio para Tobirama aquello fue demasiado doloroso, pero con el paso de los minutos una oleada de placer desconocido lo abordó. Algo en su interior había sido rozado en aquellas embestidas y rogaba por que fuese nuevamente tocado, porque Madara se moviera rápidamente para darle todo el placer que pudiera. Tobirama no podía controlar sus gemidos ni el volumen del mismo, estaba realmente seguro que alguien les debía estar escuchando debido a como estaba gimiendo. Abrió más sus piernas y movió un poco su cadera para darle a entender al Uchiha que necesitaba más. Por otro lado, Madara lo penetraba con velocidad e intensidad, dictándole al oído al Senju una serie de vulgaridades, sabía que eso fascinaba al menor, que lo rebajaran de la imagen de alto ego que había creado.
Madara se retiraba de aquel interior hasta dejar solo la glande, y rápidamente lo penetraba con fuerza y se volvía a mover con velocidad, torturando aquel punto de placer del menor repetidas veces.
El vientre de Tobirama ya estaba completamente manchado de su propio pre semen, en ningún momento se había tocado y la vista que Madara tenía sobre saber que Tobirama se correría como una mujer era maravillosa, se correría sin tocarse en lo absoluto. Estuvieron bastante tiempo así hasta que ambos terminaron corriéndose. Madara llenando por completo aquel ex puritano interior con su semilla mientras que Tobirama llenaba su propio abdomen de su propia semilla.

La respiración de ambos estaba agitada luego de aquel encuentro. Un gemido escapó de los labios de Tobirama al sentir como Madara se retiraba, dejando salir aquella mezcla de esperma y sangre de su recto. Logró fijarse que Madara miraba aquella escena con el Sharingan a todo resplandor ¿La atesoraría?

— Tus gemidos dicen que lo disfrutaste y no niego que yo también lo hice, pero espero que encuentres la forma de volver solo sin ropa. — Comentó Madara mientras se vestía, y una vez completamente vestido dejo a Tobirama allí y comenzó a retirarse.

Cuando el Senju recobró la noción del tiempo y normalizó su propia respiración notó que toda su vestimenta estaba completamente destrozada, le dolía pararse y mucho más sentarse. Ahora estaba completamente desnudo en medio del bosque, solo, lleno de esperma tanto propio como ajeno y sangre.

Sin pensarlo dos veces, gritó a todo pulmón.

— ¡ESTÚPIDO UCHIHA! ¡TE ODIO MADARA!

Amantes del OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora