Capítulo 18

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Ya habían pasado alrededor de unos 10 años largos y con esto habían pasado varios sucesos, entre ellos Hashirama logró convertirse en el Hokage y Tobirama como su secretario y suplente. Era el balance perfecto entre los hermanos para mantener todo el orden en Konohagakure.
Fuera de la misma Konohagakure pero no tan alejado de la misma se encontraba una pequeña casa: La casa de Uchiha-Senju. La morada en la cual vivía Madara, Tobirama y un tercer miembro.

─ ¡Ya hemos llegado! ─ Gritó un pequeño niño de cabellos azabaches, ojos negros y piel pálida mientras ingresaba a la casa junto a su padre.

A simple vista el pequeño parecía por completo un Uchiha, pero lo único que poseía del Senju era el corte de cabello y la sabiduría del mismo. Aunque el corte de cabello no era porque Tobiraba lo quería así, eso fue cortesía del Uchiha.

De todos los secretos que guardaba Tobirama, uno de ellos era que había adoptado a un pequeño de su clan cual nació de una relación entre una joven Uchiha y un Senju, pero por desgracias en una misión rango S ambos habían perecido dejando al niño a la suerte, o eso fue hasta que Tobirama supo la situación y sin pensarlo dos veces lo acogió.
Yuichi Uchiha Senju, el pequeño hijo de Madara y Tobirama a pesar que parecía un Uchiha puro.

─ ¿Dónde está Tobirama? ─ Interrogó Madara al pequeño.

Pero antes de que el infante logrará responder alguien bajó las escaleras de las habitaciones superiores hasta la sala. Era Tobirama quien con calma fue hacia el pequeño y lo tomó en brazos dedicándole una ligera sonrisa mientras Yuichi reía con alegría.

─ Aquí estoy. ¿Acaso ya llorabas por mí? ─ Preguntó el Senju con un tono de burla.

─ ¡Claro que no, solo me preocupaba! ¿Acaso no puedo ser un buen marido? ─ Respondió el Uchiha e interrogó al final con el mismo tono burlón que utilizó el Senju.

─ Buen punto. ─ Tobirama le dio la razón al Uchiha mientras le dedicaba una ligera sonrisa que tenía un pequeño deje de soberbia. Dejó al Uchiha ganar por primera vez una batalla de palabras.

La vida para ellos era realmente calmada y tranquila si descartaban el pesado trabajo y el cuidado de Yuichi.
Tobirama como secretario de su hermano y segundo consejero mientras que Madara era el primer consejero y policía principal de Konoha.
Ninguno de los dos había esperado tener cargos tan altos, en especial Tobirama quien sabía que jamás había estado en los planes de la creación de la aldea, y que había sido. . . El usurpador del amor verdadero de su hermano. O eso pensó hasta que se enteró que Hashirama e Izuna se volvieron pareja, algo que dejó a todos asombrados pues nadie se lo había imaginado.

La vida era bastante asombrosa con respecto a las sorpresas que podía dar.

(...)

La noche por fin se había asomado. Una noche realmente encantadora de lo tranquila que era.
En la habitación principal se encontraba la pareja ya recostada con tranquilidad en la cama matrimonial, una calma que no duraría mucho tiempo ya que el Uchiha no lo permitiría.
Sonriendo de manera traviesa el líder Uchiha con cuidado comenzó a tocar la pierna derecha del Senju ganándose una mirada de reojo por parte de ese.

─ ¿Qué haces? ─ Preguntó Tobirama con curiosidad.

─ Pues... Creo que yo haré algo que sé que... Te encantará. ─ Respondió el Uchiha con un tono sumamente coqueto mientras procedía a colocarse encima del Senju y comenzaba a devorar ese cuello pálido con besos.

Una piel que con apenas unos simples besos se marcaba con tanta facilidad. Madara amaba esa piel que era como un lienzo donde él iba dejando su marca.
Mientras el Uchiha seguía su trabajo con dejar un rastro de besos, el Senju trataba de quitarle la ropa al mayor sin éxito alguno. Esto ocasionó que Madara tuviese que separarse y quitarse por sí mismo las prendas, procediendo luego a quitarle al albino las propias.
Por un buen rato el Uchiha se quedó admirando el cuerpo que tenía enfrente, tan bello y tan hermoso según él, tanto que lo hacía relamerse los labios como si fuese una fiera en busca de comer su débil presa.
Parecía un lobo apunto de devorar al pequeño conejo. Su conejito quien estaba sonrojado por la vergüenza de esa acción.

Amantes del OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora