Capitulo 5

1.3K 94 2
                                    

Esmeralda Winter.

Miro a ian, horror y expectación reflejado en mi rostro.

- Yo....tú..... Estabas llorando y yo....- balbucea incoherente sobre sueños y desesperación pero sigo sin entenderle así que le paro con brusquedad su retahíla de palabras.

- Vale, ya- alzo una mano y respiro profundo tratando de encontrar en algún lado de mi cerebro a mi paciencia, sé que está ahí - no quiero saberlo, en serio.

- Mejor. No te gustara la respuesta - lo miro con horror esperando un; “naww es broma” pero no llega.

- ¿Por qué no me gustara la respuesta!? - chillo, una sonrisa se extiende por todo su rostro.

- Tal vez, hayas suplicado que te besara en sueños - finge pensar tocando con un dedo su barbilla - tal vez, te dije que no. Tal vez de la desesperación y molestia te Halaste la camisa casi al punto que los botones salieron volando, tal vez....

- Yo no hice eso - aseguro tratando de aparentar seguridad.

No estoy segura, trato de buscar en mi mente, en el lugar mas recóndito de mis sueños algún indicio de que haya soñado con él, nada.

- ¿Segura? - se acerca un paso pero no me muevo porque sé que si lo hago me veré débil- estoy casi seguro que te escuche gemir mi nombre, podiendome más, más y más. Qué te besara, te tocara - su voz fue adquiriendo un tono pícaro mientras se acercaba - Que estuviera más adentro.

Abro los ojos desmesuradamente y mis mejillas se calientan.

- Eres un cerdo, un total puerco pervertido - murmuro anonadada y él ríe, fuertemente.

- Esté puerco pervertido te va a quitar la virginidad - me guiña un ojo y yo abro la boca ofendida y sorprendida.

Me envaro en mi lugar y lo encaro mirando directamente a sus ojos verdes, tratando de aparentar seguridad, una que no tengo.

¿Que se cree él? Creé que va a ganar la carrera pero antes de que se de cuenta su carro chocara contra la cuneta, ¡Esta muy equivocado si cree que conmigo va a jugar a el gamberro de boca sucia mientras me hago la inocente! Veremos quién gana en está guerra.

- La poca virginidad que tengo - susurro y sin siquiera pensarlo rozo sus labios con los suyos.

Dejando una sensación extraña en mis labios.

Su respiración cambia y un brillo de molestia toma control de su mirada verdosa, su fosas nasales abriéndose y cerrándose. Prosigo a hablar antes de que diga algo
más:

- Crees que por ser una “niña mimada”- hago comillas con mis dedos mirándolo desafiante- aseguras que soy virgen, pues no lo soy, tengo tantos hombres de tras de mi que no los puedo contar con mis dedos de manos y pies.

Si, tal vez porque no tengo ninguno, algo que por supuesto no le pienso decir.

Perdí mi virginidad a los 15 y es algo que por supuesto no quiero recordar.

Él me mira y puedo decir que no está para nada contento, su mirada refleja la molestia de su rostro y su mandíbula está tensa.

- No deberías estar orgullosa de ello - masculla.

- Pues lo estoy- finalizo, me separo de su rostro y lo miró con picardía - tal vez tu te vuelvas parte de esa lista.

Él ríe, una risa sin humor.

- No cuentes con ello, primero muerto antes de acostarme con alguien como tú -su mirada refleja asco, asco de mi.

Un nudo se instala en mi garganta ante la rabia, nadie se merece esa mirada, nadie. Ni siquiera la persona más despreciable.

Hermosa TorturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora