Capitulo 3

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Esmeralda Winter

Puedo definir a ian blanc en 5 palabras enumeradas y TODAS negativas comenzando por:

1) Es un idiota
2) Egocéntrico de mierda
3)Un presumido
4) Un prepotente perfeccionista que cree que todo el mundo gira a su alrededor.
5) Por ultimo, Es un testarudo machista.

Él es todo lo opuesto a caballeroso y por dios que no puedo creer como una persona en ese cuerpo tan maravilloso que se gasta puede estar tan lleno de defectos.

Según su madre él es una persona reservada que no demuestra sus sentimientos pero de no tomarme la mano en publico para disimular y de no mirarme siquiera cuando le hablo a ¡Dejarme tirada en las afueras de unos almacenes cuando está oscureciendo! Ya es pasarse.

Él es la persona más repugnante e odiosa que he conocido en mi vida, ¡un completo gilipollas!

Tiro la puerta del coche con toda mis fuerzas y me siento de brazos cruzados mientras espero que entre al auto, me limpio las lágrimas y levanto la barbilla.

Puedo definirme en miles de palabras pero la que realmente me define es Orgullosa, soy muy orgullosa y me cuesta pronunciar una palabra de perdón.

Siempre busco mil y una excusa para no decir esa palabra, la esquivo y le hecho la culpa a todo el mundo para no admitir que la equivocada soy yo.

Al cabo de segundos se monta en el coche y arranca en silencio hacia mi casa, no quiero que me mire, que me toque o si quiera que respire encima mio y ve que es complicado ya que me tengo que casar con éste hombre a el que no soporto.

Digamos que hay 4 millones de personas en el planeta y soy la única que tiene agua cuando todo el planeta muere de sed, digamos que a él seria el ultimo a él que ayudaría, preferiría darle agua a un perro que a él, se lo merece más.

Me tomo unos segundo darme cuenta hacia donde nos dirigimos.

- ¿Que haces? - Pregunto cuando me di cuenta que se desviaba tomando camino hacia la casa de su madre, donde se efectuaba la cena.

- Manejar - dice obviando lo obvio con la mirada en el camino

- No te hagas el tonto, quiero ir a mi casa.

- Iremos a la cena- demandó y yo reí con ironía, como si esto fuera una broma.

¿Cree que puede mandar sobre mi? Me puso un anillo en el dedo no una cadena para poder controlarme como guste.

Carraspeé.

- Mira, cariñito todo esté truco de hombre auto-suficiente y machista te funcionara con cualquier mujerzuela que te lama las botas pero conmigo no o me llevas a mi casa o paras el auto y me bajo- Digo con firmeza tratando de que comprendiera mi punto pero siguió manejando como si no hubiera oído la retahíla de plantas que solté hace unos minutos apenas.

Apreté los labios y fruncí el entrecejo molesta.

Ya me escuchara esté idiota engreído.

- ¿Eres sordo o te la das? Te dije que me llevaras a mi casa, ahora.

Ni un parpadeo.

Solté un suspiro y comencé a buscar la manera de hacer que me prestara atención, tome mi bolso y Sonreí como El Gato de Cheshire cuando se me ocurrió la única manera de hacerlo reaccionar.

Con el auto en movimiento abrí la puerta y saque un pie, se escucharon los pitazos de los otros coches al pasar por nuestro lado.

- ¿¡Estás loca!? - me grita mirándome atónito.

Hermosa TorturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora