Capitulo 6 (EDITADO)

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Tres semanas habían pasado desde el primer día de clases y por primera vez me estaba agradando la idea de venir a la escuela para algo más que aprender. Debo admitir que me la pasaba muy bien con los chicos y aunque al principio me costaba llevarles el ritmo, en cuestión de días ya bromeaba junto a ellos como si los conociera de toda la vida. Vannessa es sin lugar a duda una chica extraordinaria, fue una suerte haber chocado con ella el primer día, de no ser así seguramente estaría vagando sin compañía alguna cual fantasma por la escuela como acostumbraba.

Si meses atrás me hubieran dicho que tendría compañía en los almuerzos de la escuela, o saldría a divertirme por las tardes con un pequeño grupo de chicos, probablemente hubiera reído mucho, porque vamos, como ya les he dicho y esperó les haya quedado claro, siempre he sido una chica solitaria, hasta ahora al parecer. En este poco tiempo he aprendido varias cosas de cada uno de ellos como que Bob odia las hamburguesas, por ejemplo. Austin es buenísimo en ajedrez, pero no suele comentarlo mucho porque está seguro que los chicos de fútbol americano se burlarían de él. Yo obviamente le digo que eso es ridículo pues no le veo nada de malo, pero a pesar de ser atractivo y con muchas cualidades es muy inseguro. Vannessa bueno como lo había dicho antes ella es extraordinaria, pero tengo que ser sincera, ésta loca. Lo digo en serio no le importa nada, bueno tal vez si le importen algunas cosas, pero me refiero a que es atrevida a más no poder, aunque también es amable y muy dulce. Puedes encontrar todas las cualidades en esta chica, según lo que me dice Austin eso es lo que lo cautivo por completo de ella. Porque si hay algo que recalcar aquí es que estos chicos están completamente locos el uno por el otro, solo basta observar la manera en que se miran para darse que cuenta de que están colgados.

Era miércoles y solo faltaban unos cuantos minutos para que la clase de historia acabará y tocarán el timbre anunciando la hora del almuerzo. Vannessa estaba justo a mi lado, y estoy segura de que tenía las mismas ganas que yo de que la clase acabará, por distintas razone, yo moría de ganas por ir al baño y ella moría de hambre, casi podía apostarlo. Porque Vannessa tenía un estomago sin fondo, no importaba cuanto comiera parecía que nunca se llenaba.

—¿Escuchaste? sonó como si hubieran tocado cien tambores—le susurró a Vannessa—escucha paso de nuevo, espera creo que estoy equivocada eso no son tambores, es... sólo tu estomago—Intento guardar la carcajada, pero me cuesta por la mirada mortal que me manda.

—Ja ja ja que graciosa Maddie, me alegra que te divierta mi desgracia, estoy muriendo literalmente de hambre. Estos últimos diez minutos de clase se me están haciendo eternos te lo juro.

—La verdad es que a mí también, pero no por el hambre. Necesito ir al baño— admití.

—Pero si fuiste antes de entrar a historia ¿qué clase de vejiga tienes?

—Una de la clase de tu estomago seguro.

—Vale esta bien entiend... ¡Por fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin! — grita Vannessa con los brazos abiertos. No es necesario decir que todos la miran como a una loca—Vamos Maddie, tenemos que ir al baño rápido y luego por mi sándwich, lo estoy saboreando lo juro.

Me carcajeo de sus ocurrencias, pero me apuro, porque sé que está hablando muy en serio respecto a su comida, nadie, lo digo en serio, nadie quiere estar con una Vannessa hambrienta o con mucho sueño.

Caminamos o más bien corremos hacia los baños y como me lo esperaba; saco aquel tema que tanto ha paso por mi mente últimamente, él.

—¿Lo has vuelto a ver? —preguntó.

—Ya te he dicho que no Vannessa.

—En serio ¿ni siquiera sabes algo de él?

Solté un suspiro cansado.

Amores Que CuranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora