-¡¿A quien se le ocurre subir a la niña a un árbol para afilar las espadas en paz?!-Pues a mi- contestó con simpleza y aún con la boca llena de la manzana que comía cómodamente apoyado en la cocina.
-¡Claro que solo a ti!
Musa se encontraba en la histeria total al llegar a su hogar y ver desde la ventana como su hija de tres años de edad estaba saludándola sentada arriba de una rama del árbol.
-Oh vamos, Musa te complicas demasiado- se acercó lentamente hacia su mujer. -Yo estaba cuidándola perfectamente y ella disfrutaba de una increíble vista desde esa rama- ante ese comentario, el hada rodó los ojos.
Se giró y de dedicó a subir las escaleras, pasar por el final del pasillo y lentamente abrir la puerta violeta pálido. Allí dormía abrazada a su osito su adorable hija. Sin dejar de hacer silencio quizo apoyarse en el marco de la puerta, pero no se percató de que Riven la había seguido. En lugar de apoyarse en la madera, abrazó por el torso a su pareja, ambos mirando a la bella niña que habían creado.
Nerea a su corta edad ya mostraba ser la fusión perfecta entre Musa y Riven. Su cabello era de un negro azulado, como si el azul y el violeta de sus padres se mezclaran en pinceladas sobre su cabeza. Su piel era de un tono pálido como el de su madre, mientras que sus ojos eran su gran característico. El verde cubría sus ojos brillantes, pero aún no sabían a que se debía o de quien los heredaba.
-Creo que mañana se despertará con hambre- dijo su padre de a penas 28 años.
-Tienes razón, no despertará para la cena.
Ambos se separaron y lentamente se retiraron cerrando la puerta detrás suyo.
...
-¡Musa! ¡No pienso perderme los descuentos del centro porque no te levantas!
Ni bien escuchó dentro de su cabeza aquella puerta cerrarse, al tiempo también oyó ese golpe de la almohada en su cabeza por parte de su amiga.
-Stella te odio- habló entre ronquidos mañaneros.
-Vamos Musa- habló Tecna -Mientras vivas aquí, todos los sábados serán mañana de compras.
-En un segundo voy, no esperen por mi- fue todo lo que dijo ni bien tapó su cara contra la almohada.
Luego de escuchar la puerta cerrarse pudo expresarse mejor.
-¡Yo y mis malditos sueños!-
Le contaría a su novio lo que soñó si no hubiera peleado con él la noche anterior.
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Manual de Padres
FanfictionLa juventud y fuerza no dura para siempre. Pero los problemas no dejan de llegar para las Winx justo cuando deciden que es hora de avanzar...