Capitulo 3- Batalla ganada

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Capitulo 3

Una opresión apareció en mi corazón, trate de respirar varias veces para que se vaya pero nada, tire la almohada contra la pared y me fui al baño, suponía que después de un largo baño con agua caliente me relajaría, Salí y su luz seguía apagada, ¿lo trate tan mal? Mierda que decía, claro que no, el primero patio mi equipo y al fin al cabo solo me defendí. Salí rápido de mi habitación era una tontería  pensar en él. Fui al colegio, ya me estaba cansando pero me alegraba que al final de la hora me encontraría con Samuel

-¿salís?- me pregunto Emma

-¿Por qué?- le pregunte, pasándome un brillo en los labios

- te estas pintando, debe ser una ocasión muy especial- reí por debajo- me encuentro con Samuel y quiero estar presentable

- Ahhh, suerte con eso- dijo dándome unas palmaditas en la espada. Cuando Salí él ya estaba con la moto esperándome, una sonrisa apareció en mi rostro, se veía muy lindo, jeans rotos y una remera negra con detalles grises, pelo alborotado y una sonrisa dulce

-¿Estas lista?- me pregunto

- claro, ¿Dónde vamos?- le pregunte subiéndome a la moto, ya quería de nuevo montarla

- a donde vos quieras, tu deseo es una orden para mí- reí y me mordí los labios, no podía ser tan lindo, además era lo que quería escuchar

- bueno que te parece a tomar algo por ahí, realmente no me importa el lugar- dije agarrándome de su cintura

- entonces te voy a llevar a mi lugar preferido- prendió la moto y me aferre a él, las calles se veían muy abultadas, las personas estaban con calor, en el día de hoy había 40° grados y el sol estaba ardiendo, me ate el pelo, no quería sudar ni nada parecido. Paramos en una pequeño local muy colorido y hogareño, bajamos y me deslumbre con un cuadro de gran tamaño que mostraba un paisaje que perfectamente se podía llamar paraíso, las olas que venían hacia la arena, el atardecer que mostraba un aire romántico y dos personas demostradas como sombras que hacían contraste en el cielo anaranjado hacían que mi corazón se acelere, sonreí al verlo y me senté al lado de Samuel que se había ubicado al lado del cuadro

-¿Qué quieres tomar?- me pregunto

-un licuado de ananá- dije sin dejar de mirar el cuadro, Samuel llamo a la mesera y ella vino con un cuadernillo

- un licuado de ananá y uno de frutilla- dijo muy amablemente

-claro, en un momento se lo traemos- dijo agachando la cabeza

-¿te gusta la pintura?

-si es muy hermosa- le respondí sonriéndole y tomándole atención

- lo pinto un amigo, realmente es muy bueno en estas cosas- la chica pareció de repente y nos dio los licuados

- gracias- respondimos

- te ves muy bonita hoy- me dijo con una sonrisa pícara, corrió un pelo que tenía en la cara

- siempre me veo linda- dije con una sonrisa juguetona y mordiéndome los labios, él se agarró el pelo y se rio por debajo

- eres extraña, me haces acordar a alguien que conozco- dijo y retrocedí un poco

-¿extraña en que forma?- mi cara cambio, tal vez no le agradaba

-no, no, no te equivoques, extraña de una forma bonita, te haces querer con sola una mirada y es algo que solo lo vi una vez- le sonreí- ¿tienes novio?- me pregunto y yo me volví a morder los labios, quedaría muy mal que le digiera que nunca había tenido novio, no es que los chicos no se me acercaran, solo que yo siempre le veo un defecto a alguien, lo reconozco, no soy muy sociable que digamos pero solo es precaución, solo es para no salir lastimada

Hasta llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora