Desde que tenía memoria había sido la misma rutina: llegar a un lugar, tratar de acoplarme, y luego irme, quizás por eso me costaba tanto socializar; la verdad, yo no tenía un hogar, era curioso como las personas tenían una casa a la que regresar, con personas que los amaban y que llamaban hogar, yo no tenía una casa, pero si hablábamos de personas, quizás pudiese llamar mi hogar a mi madre y a mi mejor amiga.
Esta vez el destino fue Australia, nos quedamos casi cinco meses, pero repentinamente, hoy, mi madre me pidió que charláramos; por eso estábamos justo ahora en la cocina, cada uno sentado en una silla y esperando a que el otro iniciara conversación.
—Yuu —me llamó ella con voz suave, probablemente intentando sonar dulce—. Supongo que estás ansioso por saber lo que te diré, ¿no es así? —asentí levemente—. Lo he estado meditando mucho, y llegué a la conclusión de que no quiero que sigas viajando conmigo.
—¿Qué? —le pregunté algo atónito, desde que ella se divorció de mi padre siempre viajábamos juntos.
—Es que si tú viajas todo el tiempo conmigo, dejas de lado tus estudios, y como pronto vas a empezar la universidad, no vas a estar listo y no me gusta esa idea —admitió ella tranquilamente, su mirada era serena y su tono me daba a entender que sí lo había pensado bastante.
Suspiré rendido, ya no tenía opciones, porque si ella lo había decidido, no había marcha atrás.
—Vas a vivir en Japón con tus abuelos—me explicó; fruncí el ceño de inmediato—. Te puedes enojar cuanto quieras, pero ya está decidido, me dijiste que ibas a salir con Scarlett hoy, así que mientras ustedes se divierten, yo estaré empacando tus cosas.
—Mamá, me gustaría que... —traté de decir, pero ella me interrumpió rápidamente.
—Ya está decidido, enviaré tus cosas hoy y tú viajas mañana —expresó—. Los abuelos te están esperando.
Rodé los ojos ante la última oración, ella podía jurar ante los dioses que yo le caía bien a los abuelos, cuando en realidad ellos solo lo aparentaban, pues me odiaban; ¿por qué? Bueno, porque según ellos, yo fui la razón por la que mi madre tuvo que atrasar sus estudios para convertirse en la sucesora del grupo Hiragi.
Retomando, me vi obligado a viajar hasta Japón, el idioma no era un problema, pero sí empezar otra vez en la escuela; no podía decir nada, a fin de cuentas, ya ella lo había decidido.
La dejé en la cocina y me fui a vestir, al menos podía disfrutar mi tarde con mi mejor amiga, y de paso, ultimar detalles de lo que mi mamá le había dicho que tenía que hacer.
[...]
Gruñí en voz baja al escuchar el horrible despertador, yo quería seguir durmiendo como marmota, pero mi mamá pensó que lo mejor era reservar un vuelo a las cuatro de la madrugada; abrí los ojos con pereza y me senté en la cama para estirarme.
Bostecé y luego me levanté directo al baño para lavarme la cara y los dientes, tras eso fui hasta la cocina, en donde encontré una nota en la mesa, la cual tomé notando que estaba escrita en la letra de mi mamá.
—Cariño, tu desayuno está en el microondas y tu vuelo sale a las cuatro y treinta —leí sin ganas—. Te amo mucho; ten cuidado y pórtate bien: con amor, tu mamá —finalicé suspirando.
Dejé la nota donde la había encontrado y configuré el microondas, posterior a ello, me dirigí al baño nuevamente para tomar una larga ducha; era muy temprano, así que me tomé mi tiempo en asearme.
Me sequé y salí del baño para vestirme, desayuné y tomé la pequeña mochila con las cosas que más usaba, desde mi cepillo de dientes —que guardé tras usar—, hasta mi teléfono; bajé a la portería y dejé las llaves del departamento ahí.
Después caminé para tomar un taxi y llegué al aeropuerto, pasé por seguridad y todo lo necesario para abordar; el vuelo fue largo y aburrido, sólo me entretuve escuchando música y leyendo las revistas que habían en el avión.
Cuando llegué a Tokio, tomé un taxi y me dirigí a la casa de mis abuelos maternos; fue un encuentro molesto e incómodo, pues ellos no me recibieron precisamente con los brazos abiertos, apenas y llegué, me dijeron que se habían tomado la "pequeña" molestia de comprarme un departamento cerca de mi preparatoria para que "no tuviera que caminar demasiado a la escuela".
Esa había sido una excusa barata y estúpida, pero eso no importaba, después de todo, yo también los odiaba, así que era bueno para ambos no vivir juntos; ellos me llevaron al lugar, y luego se fueron, casi como que huyeron de mí.
Entré en el departamento con las llaves que ellos me proporcionaron y observé todo: era un lugar bastante grande, tenía tres habitaciones, dos baños, una cocina y un pequeño living; mis cosas, las cuales ya habían sido traídas, estaban regadas en cajas por todo el suelo.
Suspiré mirando todo lo que tenía que ordenar, pero por el momento entré en el primer cuarto y me tiré en la cama ya armada que habían preparado para mí.
Pasada al menos media hora en la que estuve obseevando el techo pensando en cómo tan solo ayer estaba en Australia y ahora en Japón, entonces me dispuse a arreglar todas las cosas en sus respectivos lugares.
[...]
Durante casi toda la tarde estuve ordenando y cuando terminé, ya estaba anocheciendo, por lo que me tiré en el sofá de la sala y suspiré cansado; no tenía fuerzas ni para pararme a pedir una pizza, dado que no había almorzado nada.
Todo estaba en un silencio tranquilo, al menos hasta que The day, el primer opening de Boku no Hero Academia resonó por la sala, ese era mi tono de llamada; contesté sin ver quién era y lo puse en altavoz, la sola pereza de tener que sostener el celular en mi oído me incitó a hacerlo.
—¿Sí? —pregunté en un suspiro cansino.
—Yuu, hola —me saludó mi mamá.
—Hola.
—No me llamaste al llegar y me preocupé —sinceró—. ¿Tu vuelo estuvo bien?
—Sí, todo está bien —dije.
—¿Los abuelos te dieron una habitación bonita?
Me reí para mis adentros ante esa pregunta.
—Sí, es linda —sonreí sarcástico—. Y muy privada.
—Me alegra —murmuró aliviada—. Entonces, Yuu, te llamaré luego.
Me despedí de ella y me levanté para ducharme; al terminar, me sequé y me puse el primer boxer que saqué del armario, dado que ya había doblado la ropa en el, y me coloqué una camiseta simple.
No tenía hambre y menos ganas de moverme más, así que sólo me recosté en la cama mientras mi mente divagaba entre recuerdos, hasta que llegó sin querer a unas de mis memorias que a veces me atacaban; suspiré y me removí en la cama para dormir.
[...]
En la mañana siguiente me desperté con el sonido del timbre de la casa, el cansancio me invadía, pero tuve que pararme a ver qué ocurría; al abrir la puerta hallé una caja con el sello de la familia Hiragi, la cargué y la entré para ponerla en la mesa de la cocina.
La abrí tranquilamente, eran mis libros y mi uniforme, ayer habíamos hablado sobre esto, o más bien los escuché porque ellos no me permitieron hablar; dejé los libros ahí y saqué la ropa, era un uniforme común, completamente negro.
Revisé mi talla y tras verificar que era la correcta, lo dejé junto a la caja para irme a cambiar de ropa, después de todo, seguía solo en un boxer y en camisa; además, debía comprar comida.
//♥//♥//♥//♥//
Primer cap editado! :'3
Podemos observar a un Yuu very taciturno xD
Espero les haya gustado
Bye!
ESTÁS LEYENDO
No soy quien tú crees [MikaYuu] (Terminada) |Resubiendo|
Fanfiction"Donde Yuu no es quien aparenta y Mika se involucra en situaciones complicadas al saber la verdad". Capítulos cortos. Contiene lemmon. Historia Yaoi/Gay. Boy Love/ChicoxChico. GureShin, KimiYoi y ReCus leves. Advertencia: en este fanfic, un OC es de...