→ XII: Restricciones

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Después de la leve explicación de Scarlett, preparé una sopa instantánea y sugerí que comiéramos; pensé que el ambiente iba a relajarse, pero me equivoqué, pues los chicos seguían tensos y no hablaban, estaban sumergidos en sus pensamientos y con las miradas perdidas.

Chicos, deben vivir aquí de ahora en adelante —musitó Scar al terminar de comer.

¡¿Qué?! —gritaron los tres a la misma vez; suspiré intentando ser positivo.

¡¿Por qué?! —cuestionó Mika viéndose molesto, incluso dio un golpe con su mano a la mesa.

Voy a ser sincera —dijo ella—. Yo podré haberles tomado aprecio, pero mi tarea es cuidar de Yuu, lo que les suceda no me concierne, sin embargo, no quiero que les ocurra nada malo, así que tienen la opción de vivir aquí hasta que la marea se calme o vivir en sus casas y arriesgar a sus familias junto con ustedes —expresó tranquilamente.

Los tres bajaron la mirada, los notaba decaídos y completamente taciturnos, odiaba que estuvieran en ese estado, pues me recordaba que era mi culpa que ellos se hubiesen visto envueltos en este tipo de situación; quizás sí había elegido mal a la hora de decidir si hacerlos parte de mi vida o mantenerlos al margen.

La verdad no comprendía muy bien el porqué, tal vez era porque, con la muerte de mi madre, me hice más sensible, pero empecé a llorar en silencio; mis lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas y a gotear de a poco en la mesa.

L-Lo lamento mucho, chicos... —susurré apretando los puños.

Yo creo que, si no hay más opciones, me quedaré —escuché que Mika dijo—. Ya veré qué le digo a mis padres.

Rene y Lacus accedieron también, aunque los tres nos dejaban de verse preocupados; me levanté de mi silla y los abracé uno por uno, pidiéndoles disculpas por haberlos involucrado, no obstante, ellos me sonrieron y me dijeron que no me preocupara.

[...]

Ya tienen una base para defenderse, así que solo es cosa de pulirla —declaró Scarlett—. Tienen que aprender a defenderse por sí mismos.

Tras la cena, y cuando los cuatro nos calmamos, ella nos trajo al ático, en donde habíamos pasado un mes entrenando; los chicos también estaban más relajados, lo que me hacía sentir menos culpable.

Nos pidió que nos estiráramos mientras ella llamaba desde su teléfono; yo guié los ejercicios.

Goshi, necesito uniformes de entrenamiento —la oí decir—. Sí, Aoi estuvo hoy aquí —suspiró—. Te enviaré las tallas por mensaje.

Sinceramente, no escuché toda la conversación, primero porque ella hablaba en un tono muy bajo, como si no quisiera que la escuchase, y segundo, porque estaba bastante ocupado dirigiendo los estiramientos.

Cuando colgó, volvió a pararse frente a nosotros mostrándose autoritaria, no me gustaba mucho esta Scarlett, prefería a la risueña y divertida, sin embargo, como la situación estaba, era necesaria su actitud; yo pensaba que, después de tantos años sin tener subordinados, su postura no iba a ser intimidante, pero estaba muy equivocado.

Tal vez era más intimidante que antes, o quizás era mi percepción.

Entonces, sabemos que ustedes tres tienen una base, pero debemos averiguar qué tanto hay que pulir —espetó—. La mejor forma de hacerlo es atacando —dijo, su tono fue con un deje de diversión—. Atáquenme.

No soy quien tú crees [MikaYuu] (Terminada) |Resubiendo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora