→ XXVIII: Reencuentros

711 93 65
                                    

Todos en la casa estaban en sus lugares conciliando el sueño, desde Rene y Lacus que ya estaban dormidos plácidamente acurrucados el uno con el otro, Mikaela y Yuuichirou que se abrazaban fuertemente, hasta Kimizuki y Yoichi, que aún no dormían, y aunque estaban en la misma cama, estaban muy separados.

Yoichi —llamó en un susurro.

¿Hm? —inquirió dándose la vuelta suavemente.

Sus ojitos se encontraron, y aquel pelirrosa le sonrió algo avergonzado, pues iba a decir algo, pero no pudo, simplemente sus palabras no salieron; y el castaño entendió instintivamente que, a menos que él se lo dijera, Kimizuki no haría nada. Tampoco es que desease morir de un golpe, prefería tener su consentimiento. Entonces Yoichi sonrió también y se acercó hasta quedar refugiado en el amplio pecho del poste, quien finalmente pudo abrazarle. Y ambos se quedaron profundamente dormidos.

No obstante, y a pesar del ambiente romántico de las tiernas parejas en la casa, había una que, bueno, digamos que no estaba en buenos términos. Y es que era sumamente incómodo y doloroso, por mucho que lo mantuvieran dentro de sí mismos, sin expresarlo.

Scarlett quería dormir, sentía su cuerpo débil, su respiración pesada y el pecho apretado, giraba y giraba en la cama, mas la misma incomodidad de ver aquellos ojos amarillos mirarle tan profundamente le quitaba la calma y volvía a girar y girar entre las cobijas.

L-Lett...le llamó bajito.

¿Qué? —inquirió sin voltearse. 

—¿Te sientes mal? —indagó preocupado—. ¿Quieres que te traiga algo?

—No, estoy bien —mintió sentándose para jalar de la mesita de noche una pastilla y el vaso de agua que había dejado previamente ahí.

Akemi la miró mientras tanto, ah, era tan hermosa, recordaba la última vez que la vio, y es que el cómo se había sacrificado por ella no volvería a borrarse de su mente, porque estaba seguro de lo que sentía ahora más que nunca. Lo difícil era acercarse ahora que las cosas habían cambiado tanto.

Nuevamente, la azabache se recostó, aún se sentía mal, pero pronto la pastilla haría efecto; se giró de frente hacia él y lo observó, se veía afligido.

Lo lamento —soltó de repente; sus ojos se pusieron vidriosos—. Yo no quería olvidarte, Lett...

¿Por qué te disculpas, Akemi? Ambos sabemos que no fue tu culpa —suspiró ella—. No planeo reconfortarte y hacerte sentir que vamos a estar juntos o algo así, no tengo tiempo para esto y lo sabes.

Controlando su llanto, el ojicitrino reunió el coraje que necesitaba y la abrazó protectoramente, sintiendo su corazón latir casi en su garganta y con la posibilidad de que ella lo mandase a volar de un golpe. No ocurrió.

Por el contrario, pudo sentir las manos de aquella bella y compleja chica en su pecho, dejándose proteger del frío de la noche, tal como la había protegido en aquella ocasión.

Scarlett...

—Cállate, mañana debemos levantarnos temprano y hace varios días no duermo —gruñó—. Hablaremos mañana.

 Hablaremos mañana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No soy quien tú crees [MikaYuu] (Terminada) |Resubiendo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora