Capítulo 7

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-¿Puedes quedarte quieto un segundo, por favor? – susurre con voz irritada a Slaven

El solo me miro y siguió mascando su chicle ruidosamente mientras hacía rebotar su pie sin descanso. Suspire y ate mi cabello en una coleta alta. Aparte unos mechones de cabello de mi rostro y mire al frente. Estábamos sentados en los escalones afuera de la cabaña. Era de noche y no había estrellas. El Cielo estaba oscuro como la tinta y relámpagos surcaban las nubes, haciéndolas visibles un momento cada cierto tiempo

La guerra había comenzado y no se detendría hasta que todo se solucionara. Hasta que alguno de los dos bandos me encontrara primero acabando así todo. Yo planeaba que no fuera ninguno de los dos, por lo menos ahora no, mientras solucionaba esto. Tenía que ser veloz porque en cualquier momento trasladarían la guerra a la Tierra y todo se iría al caño

Mordí mi pulgar ¿A qué hora llegara Adrik?

Mire a Slaven de reojo y el solo miraba el Cielo con un profundo ceño fruncido. Estire mi mano y la puse sobre su pierna calmándola

-Relájate – pronuncie cuando él me miro. Sonreí esperando que eso ayudara – todo saldrá bien

El soltó una risa seca y nerviosa a la vez. Me escruto con la mirada cuando trago saliva

-¿Cómo puedes estar tan tranquila? – me recrimino

Lo medite mientras me mordía el labio. No estaba tranquila, en realidad, sentía una energía ansiosa que hacía que sintiera el estómago pesado pero no estaba tan nerviosa como Slaven o asustada

-No estoy tan tranquila – me encogí de hombros – estoy ansiosa

-¿No tienes ni una pisca de miedo? – pregunto el al tiempo que sacaba un chicle de menta de su bolsillo. Al parecer el otro se lo trago. Me ofreció uno y lo tome

-No – dije con voz serena masticando lentamente – no es como si pudiera matarme

-Nada es seguro, Jade

-Esto si lo es – replique mirándolo – aunque la Muerte no reciba ordenes de alguien, respeta el código. Y si en los libros de las almas no dice mi nombre con esta fecha y hora, él no me llevara. Y a ti tampoco

El resoplo y se puso de pie. Camino de un lado a otro con nerviosismo

-¿Y si dice que no? – Slaven hablo tan bajo que casi no lo escuche - ¿Si la Muerte no accede, que hacemos después?

-Lo hará – respondí con seguridad y confianza – no se negara a la oportunidad de encontrar a su alma gemela

El tomo su cabeza entre sus manos. Luego dio un resoplido y me miro

-¿Dónde aprendiste a tener esa actitud tan serena?

-De mi padre – sonreí al recordar los entrenamientos de mi padre. Eran rigurosos, extenuantes y a veces terribles, pero valieron la pena – mi padre dijo que tenía que aprender a mantener la cabeza fría, las emociones a raya, porque si mantenía todo a flor de piel no me dejaría pensar con claridad llevándome a cometer errores que podrían incluso llevarme a mi muerte. Slaven, las emociones y los sentimientos son armas en nuestra contra pero si se aprenden a manejar son las mejores aliadas. Así que relájate, respira, que todo saldrá bien

Él se sentó frente a mí con sus ojos verdes muy abiertos

-Ahora veo quien es el hombre en esta relación – comento con sorna y yo me reí

-Sí, y tú eres la damisela en peligro – el me golpeo la pierna y yo me aparte rápido antes de que me diera otro golpe. Le guiñe un ojo – tranquilo, que si te secuestran, yo te salvo

EL LIBRO DE LOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora