Capítulo 16

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Muerte estaba de pie frente a mí mirándome fijamente mientras mis pensamientos corrían en diferentes direcciones ante la sorpresa de verlo allí

¿Qué rayos estaba haciendo aquí? Pero la pregunta más importante es ¿Por qué me esta siguiendo?

Francamente pensé no lo volvería a ver hasta la mañana siguiente después de lo que sucedió en la biblioteca hace unas horas. Y secretamente me alegre por eso porque no estaba lista para verlo sin que la ira que él me producía por ser una criatura tan intransigente sacara lo peor de mi

Sin embrago, viéndolo aquí y ahora, no sentía ira ni nada que remotamente se le pareciera. Me sentía intrigada por su presencia y un poco de aliviada

¿Alivio? ¿Por qué sentiría alivio ante él? Que extraño

Se lo atribuí a que una parte de mi pensaba que después de haber actuado como lo hice, el rompería nuestro trato dejándome a mi suerte. Era una posibilidad pero sabía que no lo haría porque el tenia tanto que perder como yo

Puesto que la anticipación crecía a cada segundo en el que ninguno de los dos decía nada y solo nos mirábamos fijamente, decidí ser yo la que rompiera el más que incomodo silencio

Aparentando la más absoluta calma, ladee mi cabeza y fruncí el ceño, apretando la rosa en mis manos

-¿Qué haces aquí? – repetí la pregunta que le había hecho hace tan solo unos instantes

Sus ojos no se apartaron de los míos cuando dio unos pasos hacia mí. Mis músculos se crisparon ante su cercanía y me prepare para darle una patada y salir corriendo si era necesario

Al parecer mi movimiento fue muy notorio porque él se detuvo y alzo sus cejas

-No voy hacerte daño – murmuro con tono jocoso

-Permíteme dudarlo – replique

-Como quieras – se limitó a decir y, en un latido del corazón, se sentó junto a mí en la banca

La más absoluta desconfianza floreció en mi pecho y por instinto me aparte lo más que pude sentándome casi en el borde. Si me movía unos cuantos centímetros caería al suelo. Eso no me gustaba para nada. Comencé a levantarme pero La Muerte tomo mi muñeca con su mano enguantada, reteniéndome en mi sitio

-No te hare daño – repitió, mirándome a los ojos. Los suyos brillaban a la luz de la luna mostrando verdadera sinceridad – confía en mí

-No confió en ti – las palabras salieron rápidamente de mi boca sin poder detenerlas. Muerte apretó la mandíbula y bajo los ojos un momento

-Es totalmente comprensible. No me hecho merecedor de tu confianza

Aquel comportamiento tan extraño no hacía más que confundirme

-¿Por qué estas actuando tan extraño? – pregunte

-Si te sientas junto a mí, tal vez te diré el motivo de mi rareza

Bueno, todo esto podría ser contraproducente, pero la curiosidad era como un veneno que se extendía en mí a cada segundo y, sin poder evitarlo, me senté junto a él en la banca

Trague saliva y mire mis manos. Estaba nerviosa y no sabía muy bien porque. Gire la rosa entre mis dedos y aguarde a que el hablara. Minutos pasaron mientras estábamos sentados sin decir una palabra. Solo el murmullo del viento y el sonido de nuestras respiraciones irrumpían entre nosotros

Solté un suspiro exasperado y levante la mirada. Me quede sin aliento al descubrir que él me miraba atentamente. Se veía hermoso, con la luz perlada iluminando parcialmente su rostro. Lucia misterioso, oscuro y peligroso con la belleza etérea de cualquier criatura sobrenatural

EL LIBRO DE LOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora