-¡¿Por qué mierda no lo dijeron antes?!
El grito de Muerte me hizo saltar en mi lugar. Lo mire un poco sorprendida y asustada al mismo tiempo
Mierda
Estaba tan ensimismada en mi mundo de color rosa y tan acostumbrada a que el me hablara de manera suave y gentil que me había olvidado lo aterrador que podía llegar a ser
Estábamos en la biblioteca del monasterio. Una habitación llena de un montón de polvorientos y viejos libros religiosos que iban desde el estudio del idioma enoquiano, tanto angélico como demoníaco, a la demonología y las jerarquías angelicales. Era un espacio grande, pero yo lo encontraba asfixiante y claustrofóbico. Aunque eso tal vez se debía a la presencia de los cinco principales arcángeles. De nuevo, después de mucho tiempo, me vi frente a los ángeles que custodiaban el Libro de los Condenados. Estaba incomoda hasta la mierda, pero la presencia de Elemiah me calmaba un poco, y me ayudaba a ignorar sus intensas miradas
Aunque Muerte no estaba haciendo muy bien su trabajo ahora mismo
Él estaba furioso. Jamás lo había visto así. Su rostro estaba tan tenso que temía que en cualquier momento se rompiera, la vena de su frente se marcaba de manera alarmante y un músculo palpitaba en su mandíbula por lo fuerte que la tenía apretada. Sus manos estaban a sus costados apretadas en puños y sus ojos mostraban la ira que hervía a fuego lento en su interior
Sus ojos eran hermosos, lo he pensado siempre desde la primera vez que lo vi, pero ahora mismo me aterraban. Su color ambarino era centelleante que, si los mirabas muy de cerca, podían cegarte un momento; y sus pupilas eran verticales como las de un gato
Me removí incomoda en mi asiento y estruje mis manos en mi regazo en un gesto nervioso
Esta era La Muerte en todo esplendor. El ser del que todo el mundo huía. Ahora me daba cuenta que ser el foco de la ira de Muerte era una mierda total
Anael estaba sentada frente a mí en un sillón que se veía más viejo que el mismo mundo. Sus ojos grandes y redondos puestos en Elemiah. No parpadeaba, solo lo miraba fijamente. Miguel estaba su lado igual de imponente que siempre. Aunque su expresión es relajada, sabía que él estaba atento a cualquier movimiento que significara un peligro. Estaba bastante segura que él estaba listo para contener a Muerte si este soltaba toda su ira sobre nuestros culos. Amitiel estaba junto a la ventana con sus brazos cruzados sobre su estrecho pecho y expresión angustiada. Su cabello negro estaba peinado en una perfecta cola de caballo lo que mostraba más su hermoso rostro cincelado. Gabriel estaba a su lado con la espalda recta a la expectativa y su mano temblaba ligeramente. Sabía que estaba intentando contenerse también
Y por último estaba Uriel. Él se encontraba sentado sobre el brazo del único sofá que había en la estancia ojeando el libro que tenía en sus manos con expresión aburrida. El nunca había sido muy hablador. Por lo general, siempre se mantenía al margen de todo, pero cuando hablaba, todos se quedaban en silencio y se hacía lo que él dijera
Lo cual era sumamente extraño, pues yo esperaba que todos reaccionaran así cuando hablaba Miguel
Mire a Uriel detenidamente. Él era muy hermoso, como todo ángel, e imponente. Incluso, mientras tenía esa postura desgarbada y aburrida, sentado en el sillón, él era intimidante. Su cabeza giro en ese preciso momento y me miro. Mechones de cabello negro cayeron en su frente, cubriendo parcialmente sus ojos. El color rojizo de sus ojos era fascinante y atrayente. Parecía que si los mirabas muy de cerca y durante mucho tiempo, podías ver las llamas del Fuego Celestial bailando en las profundidades
Su labio se curvo ligeramente en la esquina insinuando una sonrisa, y yo aparte la mirada. Él me ponía muy, muy nerviosa
-Es increíble que ustedes ocultaran este tipo de información durante tanto tiempo. ¡Pudieron haber evitado muchas cosas, maldita sea! – la profunda y ronca voz de Elemiah me saco de mis pensamientos y lo mire de nuevo
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EL LIBRO DE LOS CONDENADOS
ParanormalEn este mundo existen todo tipo de criaturas sobrenaturales. Criaturas que los humanos piensan que son fantasía pero en realidad no es así. Ellos viven entre nosotros y solo unos pocos pueden llegar a verlos. Cuando un humano tiene un encuentro tran...