«Sobre la tierra, a principios del tiempo, había un grupo de doscientos angeles vigilantes al servicio y protección de la raza humana.
Bajo el anatema, los Grigoris se enredaron con las mujeres de la tierra, naciendo de ellas los Nephilim.
Debido a aquel acto profano, fueron enviados los arcángeles para encadenar a los Ángeles Caídos hasta el día del juicio, advirtiendo sobre una gran catástrofe.Se le pidió a Noé construir una embarcación para resguardar una pareja de cada animal existente sobre la tierra.
Antes del Gran Diluvio, la raza humana peleó contra si misma producto de la ira y la dominancia mientras que los arcángeles exterminaron a los Nephilim.
Turel huyó de las cadenas para auxiliar a su primogénito pero sólo vio la manera brutal en que un ángel de menor rango extinguió la vida del Nephilim, provocando el dolor más grande, seguido del dolor irreparable que sintió cuando su amada fue asesinada.
Turel -como sus hermanos- sólo cometió el error de enamorarse de quienes debían cuidar.»
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Nombre: Franco Townshend (Frank)
Fecha de nacimiento: 6 de Nov. del 63
Oficio: Sacerdote en la iglesia Santa Magdalena en el condado de Aransas, Texas.Proveniente de una familia pequeña compuesta de dos hermanos, padre y madre.
Su vida fue tranquila, siempre dedicada a la iglesia. Su mejor amigo estuvo con él en el seminario hasta formarse en el sacerdocio.
Oficialmente falleció el 28 de Diciembre, pero se tuvo registro de que resucitó el 30 de Diciembre de aquel año en curso.____________________________
Después de una semana desde la ascensión de los ángeles y arcángeles, Dean se dedicó de lleno a torturar a Frank, o sea lo que sea.
Probó con todo para descubrir su verdadera identidad y todo indicaba que pertenecía al cielo pero no era un ángel como tal.-Bien Frank, por vigésima vez, ¿qué o quién eres realmente?- preguntó irritado el hombre de ojos verdes mientras se masajeaba los nudillos.
El joven Townshend no contestó mas sí lo miraba con inmeso rencor.
Sam los miraba fijamente, esperando que en cualquier momento Frank estallara en ira, que con poder sobrehumano rompiera sus ataduras y arremetiera contra su hermano, mas eso estaba lejos de suceder.-Dame la espada, Sammy- exigió el mayor.
-Creo que es...
-Sólo dámela- interrumpió.En momentos así quería golpear a su hermano hasta hacerle entrar en razón, pero el sacerdote no cooperaba de buena manera, ¿que más podrían hacer?
Inseguro de sí mismo, tomó la espada de la bandeja donde reposaban objetos punzocortantes para la creatividad de la inquisición, su inquisición.-Te lo repetiré una vez mas, Franco, ¿qué o quién eres realmente?
Aquel rencor seguía latente en sus ojos, como si él tuviera la culpa de algo que el mismo cazador desconocía.
-Ok.
Acto seguido, Dean pasó por la superficie de la piel de Frank la espada afilada dejando a su paso una herida profunda, de la cual se emitía una luz entre blacuzca y azulada. Similar al brillo de los ángeles.
•••
Era increíble la manera tan rencorosa y persistente en el que Franco aguantaba todas las torturas de Dean. Nada parecía corromperlo y para ello sólo quedaba una solución.
-¿Hablas en serio? ¿matarlo?- preguntó errático el hombre de ojos tornasol.
-Es el responsable del daño que le hizo a Cass y sus hermanos, no quiere cooperar. ¿Necesitas otra razón para acabar con él?- replicó el hombre de ojos verdes mientras afilaba la espada de ángel perteneciente a Castiel.
-No- respondió de tajo-, pero no somos como él, Dean.
El mayor lo observó altanero.
-Déjame hablar con él. Sino responde a mis preguntas, lo matamos.
-Es la última oportunidad que le daremos- espetó severo dejando caer la espada al suelo, mientras salía de la sala de planeación.Sam se levantó de su asiento, recogió la espada y se encaminó hacia el sótano donde se encontraba el archivero, y el calabozo para torturar. Prendió las luces y, como esperaba, ahí estaba Franco en un estado decrépito y patético.
Se veía a simple vista que le costaba respirar y que se estaba quedando dormido.-¿Frank?
-Aquí ya no está Franco Townshend.
El sacerdote alzó la vista emitiendo una sonrisa en son de burla.
Sammy le arrimó un vaso con agua como si fuera una bandera blanca de paz.
-¿Porqué me ofreces agua?- inquirió el sacerdote.
-A nadie se le niega un vaso con agua.
-Quizás- dijo tomando como podía el vaso, llevándolo a su boca.
-Noté que de tus heridas resplandecía luz, como la de los ángeles, ¿eres un...?
-Yo no soy un ángel como en los que tu crees- respondió de inmediato dejando el vaso sobre la mesa-. Soy mas antigüo que todos ellos juntos.
Samuel quedó pensativo.
-Para tu corto conocimiento, soy Turel, un Ángel Vigilante- informó al ver que el cazador no ataba cabos.
-Pero aquella orden de Ángeles fue eliminado en le Gran Diluvio.
-Eso es lo que dice la creencia popular- desmintió el Grigori.
-Entonces ¿porqué torturar a tus iguales?
-¿Llamarías iguales a los que mataron a tus hijos, a tu amada, a ti?- preguntó mirándolo a los ojos-. Nos encargaron cuidar de ustedes ¿lo sabías?
Sam afirmó con la cabeza.
-Enlazamos una estrecha relación con ustedes. Les enseñamos cómo crear armas para su beneficio y utilizaron para mal. Enrredarnos con los de su especie no era algo que planearamos, ni corromperlos. Jamás había sentido lo que sentí por una humana, ni tampoco imaginé sentirme así por saber que de aquel amor nacería un ser. Un Nephilim... nadie comprendía nuestras razones, por lo que revelarnos fue la única forma de defendernos.
-¿Qué tiene que ver Castiel en todo esto?- cuestionó el menor.
-Castiel es más viejo de lo que aparenta. Siempre obediente y servicial, un ángel ideal que junto con sus otros hermanos incitaron a la guerra entre ustedes y mató a mi hijo.El silencio gobernó el lugar. Samuel estaba sorprendido.
Podría llegar a entender. Castiel en el inicio de la historia era irrefutable, era un soldado del cielo y era obvio que las órdenes que él recibiera las ejecutaría sin tentarse el corazón.-¿Tu plan era torturar a sus hermanos hasta llegar al premio mayor?
-Si- exclamó el Grigori con malicia-, pero sabes, cuando sus hermanos alardearon de él lo pintaban como alguien invencible e intocable. Lo llegué a creer, por lo que hizo lo creí. No sabes cuánta risa me dio verlo ser el 5% de lo que en realidad es.
-¿Cómo supiste del romance entre mi hermano y el ángel?
-Sus mismos hermanos lo mencionaron. Ninguno estaba de acuerdo pero nadie puso un alto. Lo que me recordó lo infeliz que me sentí cuando me condenaron a mi y a mis hermanos. Por menos me destruyeron, ¿porqué tu hermano y su amante saldrían impunes?- inquirió Turel con evidente enfado-. Yo quise que vivieran en carne propia el infierno que yo viví, los siglos que lamenté por no ser mas fuerte, los siglos que pase en soledad por minorías.
-¿Cómo conseguiste la tableta?- preguntó tratando de no corromperse.
-Metatron no suele ser tan mesquino y exagerado como lo ven- espetó con simplicidad.
-¿Y por qué revivir a Frank? ¿porqué no tomaste otro recipiente vivo?- inquirió el chico de ojos tornasol.
-Es el único sobre la faz que puede aguantar mi forma sin que explote a los segundos- explicó.Sammy no sabía cómo sentirse al respecto. No era como si buscara consolarle, pues si, lo que le hicieron no tenía nombre, pero tampoco estaba de acuerdo con la forma en que actuó a raíz de ello.
-Puedo sentir la lucha interna que se delibera en tu interior- irrumpió Turel los pensamiento aprensivos del cazador-. Escucha, yo no estoy buscando tu compasión. Te he dicho lo que soy, lo que hice y me hicieron. Toma esto como una confesión, pues quiero que al terminar de hablar contigo me mates.
-¿Qué?- preguntó sorprendido el menor.
-¿Sufres de sordera, verdad?
-No.
-Entonces ya sabes que hacer- demandó el Vigilante mientras se recargaba con dificultad en el respaldo de la silla.Tras la puerta del calabozo escuchaba atentamente Dean la conversación entre el Grigori y su hermano.
En su mente se alojó el remordimiento y de alguna forma empatizaba con él. Pero por el daño que le causó a Castiel y a sus hermanos, Turel debía pagar con su vida.
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Liberen a los ángeles [Destiel]
FanfictionEn una cacería, Castiel junto con algunos de sus hermanos son secuestrados por un grupo de sádicos fanáticos religiosos encabezado por el sacerdote Franco Townshend, quien ha dado mucho de qué hablar. Conforme avanza el caso sale a flote el secreto...