Esa misma tarde en el despacho de la mansión Phantomhive se veía a un hombre ocupado terminando los últimos detalles de lo que era una parte del trabajo que tenía, la otra mitad le llevaría el resto de la tarde o bien todo el siguiente día en terminar.
Pero había un detalle que molestaba al Conde por el no podía enforcarse bien en sus asuntos.
Lo que tenia preocupado al Conde era el como decirle a los demás empleados lo de su relacion con el demonio-mayordomo
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-El 10 de octubre nos vamos casa y de regreso a nuestra vida así podremos llegar con tiempo y acomodarnos para poder ir a la tumba de nuestro hijo el día de su cumpleaños, claro si es que existe dicha tumba.- Hablo Vincent a su esposa que iba de su brazo mientras paseaban por la calles de la capital norte americana.-Lo único que deseo es que esté con vida y haya crecido como un hombre de bien en nuestra aucencia y haya cuidado bien de la familia, mi querida hermana y a Lizzy.- Comentaba Reachel con emoción al pensar en poder ver nuevamente a toda la familia reunida pero por sobre todo a su amado hijo.
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-Creó que ya va siendo momento de revelar el secreto que tan celosamemte se a guardado desde la época de mi madre a la mía.- Era el pensar de aquella persona que en el reinado de Londres estaba.-Pero no se como se lo vaya a tomar el conde después de todo tiene que ver tanto con él como con la historia de los Phantomhive y los otros tres mundos.
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-Con el pasar de los días se acerca ese momento en que tendré que cumplir la promesa que le hice, aunque eso implique perder la confianza del Conde Phantomhive y sus empleados.Pero el sacrificio lo valdra después de todo fue él la persona a la que mas ame con toda el alma como nunca antes lo habia hecho y nunca lo volveré a hacer.-Habla para si la persona que estaba sumida en la oscuridad de su casa.
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Ya era mas de media noche en Londres y en la mansión Phantomhive en el despacho de esta se podia observar al Conde con lo que al fin eran los últimos detalles de todo el papeleo que éste día tenía.-Joven amo ya es muy tarde como para que este aquí todavía.- Decia el mayordomo entrando al despacho.- Además se puede enfermar y eso no me gustaria para nada no lo digo tan sólo como su mayordomo o demonio, sino como tu pareja Ciel, por favor te pido que vayas ha acostarte.-Era el ruego de Sebastian parado frente al escritorio de su amado Conde.
-Se que ya es tarde y quedandome aquí tan sólo lograre deteriorar mi salud, y se tambien que mas que mi mayordomo o el demonio con quien hace ya veinte años hice contrato, se que como mi pareja te preocupas por mi, sin embargo no hay de que preocuparse cariño pues ya eh finalizado con todo el papeleo que estaba acumulado.- Respondía Ciel con un suspiro de cansancio por tanto trabajo que habia pendiente.- Te hare caso me ire a dormir pero no lo hare sólo tu vendras conmigo amor no por nads somos pareja hace ya un buen tiempo.
Esas palabras por parte de Ciel alegraron en demacia a cierto demonio que sin exito alguno trataba de ocultar el sonrrojo que en su nivea piel asomaba.
El conde Ciel Phantomhive caminaba directo hacia su demonio el cual a pesar de pertenercer a la realeza del averno, ser el demonio mas fuerte y temido del mismo infierno, pero ese mismo demonio que todos calificaban como un desalmado se mostraba totalmente indefenso ante el humano frente a él, ya que este no era un humano cualquiera de ser su contratista paso a ser su pareja a quien por primera vez se entrego por completo. A pesar de todo el conde Ciel Phantomhive "perro guardian de la reina" le habia robado el corazón, su frio corazón de demonio, por su forma de ser esa mezcla de inocencia y crueldad lo eran todo para el cuervo y proximo gobernante del averno.
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Nuestra eternidad.
FanfictionPleno siglo XIX y en Londres todo estaba en completa calma este día, pero habían dos personas a las cuales les cambiaría la vida por una simple declaración. ...... No se permite ninguna adaptación.